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Alquileres vacacionales en las Rías Baixas: ¿una misión imposible?

Las viviendas en la costa pontevedresa comienzan a escasear y las que quedan se ofrecen a precios desorbitados: ¿nos encontramos ante una suerte de "burbuja del alquiler"?
Playa América, en Nigrán.
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Playa América, en Nigrán.
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Faltan algo menos de tres meses para julio y las viviendas vacacionales disponibles en las Rías Baixas empiezan, como cada temporada, a escasear. Las reservas a estas alturas del año ya rozan el 65% del total en algunas zonas y las inmobiliarias comienzan a advertir de que los inmuebles disponibles son apenas unos cuantos.

Por otro lado, a pesar de las esperanzadoras cifras que trasladan las inmobiliarias y asociaciones, los precios no dejan de subir y tanto usuarios como arrendadores lamentan que la presión del mercado continúe batiendo récords un año más. Desde el nacimiento de plataformas de alquileres vacacionales como Airbnb o Booking, las tarifas para alquilar viviendas por quincenas o meses se han disparado en zonas como Baiona, Nigrán o Cangas.

Para la temporada 2022, con las restricciones por la pandemia a punto de eliminarse por completo y un clarísimo repunte del turismo en el país, veranear en las rías de Vigo, Pontevedra o Arousa resulta cada vez una tarea más difícil: ¿es una misión imposible conseguir un alquiler vacacional en las Rías Baixas para este verano?

Esperanzadores datos para esta temporada

Como cada temporada, la llegada de la Semana Santa hace saltar las alarmas de los veraneantes, que se apresuran a realizar cuanto antes sus reservas de alquileres vacacionales para, principalmente, los meses de julio y agosto. Tanto es así que la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga) asegura que actualmente "hay datos muy positivos, pues las reservas actuales para toda Galicia rondan el 50%".

La Asociación también advierte que los alquileres vacacionales de la costa de Pontevedra y A Coruña se sitúan cerca del 55% del total de la ocupación, "destacando las zonas como Salnés y Morrazo, que superan el 65%". Así lo confirman las inmobiliarias de las Rías Baixas, como es el caso de Tierra Mayor, que habla ya de que "a día de hoy, tenemos entre el 95 y el 99% de las propiedades reservadas para agosto, además de un 70% en julio".

Candela Cabello, directora de la inmobiliaria situada en Nigrán, reconoce que desde el año 2017 registran "datos excelentes" y que, excepto el bajón del 2020, las últimas temporadas han logrado el lleno. Las familias, según Aviturga las que reservan con más antelación, son las que están empezando a acabar con la disponibilidad de inmuebles que se alquilen quinquenal o mensualmente.

¿La burbuja del alquiler vacacional?

Cabello advierte: "no se agotan las viviendas porque la gente alquile mucho, es que no hay más inmuebles disponibles". La directora de Tierra Mayor asegura que, "desde hace al menos cinco años", no existe rotación "y la gente nueva no tiene hueco". Por su experiencia también la pandemia ha forzado esta situación, generando algo así como una "burbuja" del alquiler vacacional.

"La proliferación de plataformas independientes como Airbnb o Booking ha hecho que cambie la tipología del alquiler vacacional: se reservan apartamentos por noches independientes y esto encarece y enturbia el mercado", lamenta Cabello. Reconoce que hay muy poca oferta de meses completos o quincenas, pues muchas veces los propietarios prefieren ofrecer alquileres por noches "porque suponen unos ingresos mayores y más inmediatos".

"Es muy goloso el número estacional: el propietario novato siempre prefiere ganar 2.000 euros más este año"

Cintia Basalo, de la Inmobiliaria Lares de Cangas, asegura que la zona del Morrazo también está viendo cómo se agotan enseguida los inmuebles disponibles "porque no hay suficiente oferta: hace años que no se construye y la nueva legislación ha hecho que incluso se reduzca la oferta". "La demanda siempre es creciente", asegura, "pero el número de inmuebles no se incrementa porque en O Morrazo no se construye casi nada desde hace años".

Basalo habla de la normativa que regula las Viviendas de Uso Turístico, que han supuesto "que algunos propietarios dejen de alquilar o lo hagan a conocidos de forma algo más clandestina". El problema, lamenta, es que esa misma normativa añade gastos a la gestión de un alquiler turístico "por la obligatoriedad de tener un seguro durante todo el período vacacional", algo que algunos propietarios no han querido asumir y ha hecho que directamente retiren sus inmuebles del mercado.

"La ley, que entró en vigor en verano de 2017, da una mayor seguridad y mejor servicio a los turistas y era necesaria, pero supuso también en la práctica una criba de los inmuebles ofertados, pues prohibió ofertar inmuebles en alquiler vacacional que no estuviesen registrados", explican desde Lares.

A pesar de que la oferta ha caído, Cabello asegura que "el alquiler por quincenas o meses completos es la tendencia mayoritaria", algo que se ha recuperado a causa de la crisis del Covid. "La dinámica más rentable siempre es por noche y en temporada, a corto plazo, pero lo que ofrece una mayor estabilidad es evidentemente el alquiler anual", asegura. "Es muy goloso el número estacional y el propietario novato siempre prefiere ganar 2.000 euros más este año que 'enganchar' un alquiler de 5 años, algo que ahora mismo tampoco favorece la legislación".

Precios disparados

Solo hace falta abrir una plataforma de alquileres vacacionales para darse cuenta de que los precios se han disparado. Airbnb, por ejemplo, oferta apartamentos para cuatro huéspedes en el centro de Cangas o en Nigrán por un mínimo de 1.500 euros por quincena. Booking, por su parte, ronda los 2.000 o casi 3.000 euros para disfrutar de quince días en apartamentos de dos habitaciones y poco más de 50 metros cuadrados.

Muchos vigueses llevan años alquilando pequeños apartamentos en playas del Val Miñor o de Cangas para disfrutar del verano lejos del centro de la ciudad y aprovechar al máximo las horas de sol a pesar de no coger vacaciones todo el verano. Ellos mismos cuentan que ya han intentado alquilar viviendas unifamiliares en zonas como Playa América o Sanxenxo y se han encontrado con ofertas de hasta 8.000 euros por mes, "al final una familia tiene que gastarse 16.000 euros en disfrutar de dos meses de verano en la playa", lamentan los usuarios.

"Estamos pidiendo burradas por pisos por los que hace cinco años nos pagaban la mitad de precio"

La oferta, como aseguran desde Tierra Mayor, continúa siendo la misma, mientras que la demanda no deja de crecer. "Estamos pidiendo burradas por pisos por los que hace cinco años nos pagaban la mitad de precio, pero es que si ese precio no lo pagas tú lo va a pagar el siguiente", asegura Candela Cabello. "Los propietarios cada vez aprietan más y quieren precios más bajos para comprar y alquileres más altos: es inviable mantener este ritmo".

Desde la inmobiliaria Lares, no obstante, aseguran que los precios han ido incrementándose de forma muy paulatina y no han notado una subida drástica tampoco este año. "Nosotros actualmente tenemos muy pocos inmuebles disponibles para este tipo de alquiler porque no convivimos con las plataformas web, pero lo que tenemos sigue rondando los precios habituales: un apartamento en el centro de Cangas para una familia de cuatro miembros ronda los 1.000 euros por quincena y, en muchos casos, no supera los 1.800 euros para todo el mes de julio", explica Cintia Basalo.

Tanto Lares como Tierra Mayor han tratado de contener los precios para los turistas, "pero llevamos tres veranos así y cien a cien euritos estamos rondando cifras que en agosto no habíamos visto jamás", dice Candela Cabello. Algunos de los vigueses que dejan la ciudad en agosto aseguran, no obstante, que sí han podido mantener en la medida de lo posible el precio del alquiler vacacional año tras año, "pero hablamos de que llevamos más de diez años recurriendo a la misma vivienda y alquilándoselo a los mismos propietarios", cuentan.

De cualquier modo, a escasos tres meses de la temporada alta de verano en las Rías Baixas, los inmuebles para alquiler vacacional están casi agotados. Lo que cabe ahora preguntarse es si esto ocurre porque cada vez los turistas se adelantan más o porque la demanda crece a un ritmo muchísimo más elevado que la oferta. ¿Seguirán las plataformas de alquileres y la pandemia presionando el mercado y cambiando el modo en el que pasamos nuestras vacaciones?

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