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Queres, emprendimiento a la gallega

Como la cultura del pulpo ayuda a los emprendedores gallegos a hacer grandes cosas
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Es habitual escuchar la historia de emprendedores que se hacen ricos de la noche a la mañana, empresas clasificadas como unicornios que surgen casi de la nada y al cabo de 2 o 3 años están valorados en miles de millones de euros. Es más, con la popularidad de redes como Instagram o Tik Tok, es habitual ver como nos cuentan historias de gente que se ha hecho millonaria con el dropshipping o con Amazon FBA en pocos meses.

La realidad es que estos casos se cuentan con los dedos de una mano y son más fruto del azar que del buen hacer. 

No obstante, hay otra manera.

El emprendimiento en Galicia es un poco como el pulpo á feira, se hace poco a poco con cariño hasta cogerle el punto. Además, como bien sabéis no es originario de Galicia, hemos cogido la receta y la hemos mejorado.

En el mundo del emprendimiento hay una máxima y es que, o bien resuelves un problema real por el que además están dispuestos a pagarte para que lo resuelvas o no tienes nada.

Este es precisamente el objetivo de un emprendedor, resolver problemas.

En mi caso, comencé alquilando cintas cassettes de juegos para el Amstrad CPC 464, algo que todavía no se si sería del todo legal en los años 80. En cualquier caso, duró bien poco. Poco después vino la revolución de las BBS y posteriormente internet y comencé con la creación y administración de servidores dedicados a juegos online como el Counter-Strike (algo muy común en la época). 

Sin embargo, había la necesidad, pero el mercado no era lo suficientemente maduro y yo tampoco, y me uní al lado oscuro de la consultoría.

Allá por el año 2005 las consultoras tecnológicas eran tan prepotentes que el trato con el cliente era muy superficial y mucho peor todavía el trato hacia los trabajadores, que dedicaban jornadas infinitas no recompensadas de ningún modo. Con este panorama busqué un par de compañeros de viaje con los que comenzar esta aventura y que complementaran mis habilidades. Uno de ellos era un compañero de la infancia con el que tenía (y tengo) una gran relación y el otro un apoyo comercial que no resultó todo lo bien que nos gustaría (aunque guardo un especial recuerdo de él).

De este modo empezamos a cocer con mucha agua y pasión Queres Tecnologías, con el doble objetivo de ofrecer un servicio experto y de proporcionar un lugar de trabajo agradable a todos los que formasen parte del equipo.

El crecimiento de Queres fue muy paulatino, reinvirtiendo las ganancias año tras año con el objetivo de mejorar nuestras capacidades, tanto financieras como de conocimiento. De hecho, únicamente repartimos dividendos en una ocasión a lo largo de 15 años de existencia.

Se unieron a nosotros grandes personas que nos han acompañado en este viaje durante muchos años y otras que han decidido seguir otro camino diferente, a pesar de lo cual siguen siendo grandes personas.

Se puede decir que Queres no existiría sino fuera por nuestro primer cliente, Estrella Galicia, que confió en nosotros a pesar de ser una pequeña empresa con dos trabajadores en el momento del primer contrato.

Ni que decir tiene que estamos orgullosos de que todavía siga confiando en nosotros, siendo como es un referente en el mundo empresarial gallego.

Dicen que el primer millón de euros en facturación es el más difícil de conseguir, a nosotros nos costó ni más ni menos que 12 años. Para llegar al siguiente tramo de 2 millones de euros, la previsión era llegar en el año 2020. Pero cuando haces bien las cosas, las empresas grandes se fijan en ti, y así es como encontramos el punto exacto de cocción. Una gran empresa como Izertis nos ofreció incluirnos en su grupo con el objetivo de crecer en Galicia tanto en puestos de trabajo como en capacidades, algo que además encaja con los principios marcados al inicio de la historia. Alcanzamos el tan deseado “exit”, término tan empleado por las startups sin desearlo ni buscarlo y todavía podemos seguir haciendo lo que nos gusta.

También es cierto que el emprendimiento hay que mamarlo, mi bisabuela vendía los productos de la tierra en la feria de Betanzos, mi abuelo tenía una empresa de reparación de relojes y mi padre siguió con la empresa convirtiéndola en un obrador de joyería que todavía sigue funcionando a pesar de las crisis.

No obstante, el patrón siempre ha sido el mismo, detectando una necesidad y desarrollando la solución. Porque si crees en tu trabajo es seguro que saldrá adelante.

Para rematar me gustaría puntualizar que no es oro todo lo que reluce, siempre hay altibajos y tanto la elección de socios como el emprendimiento en solitario se convierten en decisiones vitales.

Habrá épocas de pocas ventas, sin cobrar nóminas, discrepancias a patadas, muchos viajes en los que se ve poco a la familia y muchas charlas que dar.

Claro que, a posteriori es muy fácil unir los puntos.

Pero si te gusta lo que haces y crees en tu propuesta de valor, lo más probable es que aciertes y sino aciertas, al menos has hecho lo que te apasiona.

Y es que los gallegos somos inventores y emprendedores por naturaleza, quizás sea por el pulpo.

Víctor Fariña, CEO at Queres Tecnologías 

https://www.linkedin.com/in/victorfarina/

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