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Papavero, la floristería viguesa donde vive la naturaleza imperfecta

Más allá de geometrías y de ramos perfectos, María y Desirée han creado un espacio en el que ofrecerán plantas y flores "salvajes" a todos aquellos que busquen detalles diferentes
Papavero
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Una floristería fuera de lo común abrió sus puertas el 40 de mayo en la céntrica calle Colón de Vigo. Con esta inauguración, María Alonso y Desirée Pereira dieron la bienvenida a la recta final de la primavera para llenar de color el verano vigués. Decoradora y asesora fiscal suman fuerzas en un proyecto desenfadado y casi salvaje en el que muestran flores, plantas y ramos imprevisibles.

Ellas mismas describen su floristería como un espacio espontáneo e imperfecto, porque en la naturaleza nada está ordenado ni organizado por ramos, sino que "hay una rama aquí, otra allá: la naturaleza es imperfecta y eso es lo que la hace preciosa", dice María. Junto a Desirée, decidió dar un giro a su vida y emprender un proyecto que, confiesa, "surgió como una coña" que al final acabó haciéndose realidad.

Todo empezó hace un año, concretamente en el entierro del padre de María. "Llegamos al tanatorio y todo estaba lleno de ramos, pero él no quería coronas, prefería que el dinero fuese donado a la beneficencia", reconoce, "en ese momento nos olvidamos de su petición y al final mucha gente mandó flores". Fue cuando vieron aquellos ramos geométricos cuando recordaron la petición de su padre, "eran preciosos y se veía que tenían muchísimo trabajo detrás, pero mi padre amaba las plantas en el jardín: sin orden, sin geometrías, sin domar".

Una pequeña selva en Colón

Nació entonces Papavero, un lugar indómito en el que las flores y plantas salvajes toman el control para dar lugar a una floristería muy especial. El término latino Papaver rhoeas, que denomina a la amapola, les dio la idea para el nombre, que fusionaron con una palabra gallega muy particular que utilizaba asiduamente el padre de María, pavero.

Interior de Papavero, en Colón

Con la idea de ofrecer ese "desorden" propio de la naturaleza a los vigueses transformaron el local de Colón en una verdadera selva, llena de plantas y flores de temporada. Ahora han conseguido que el establecimiento esté lleno de plantas y flores, "todo natural y algún preservado, no tenemos nada artificial ni lo tendremos". María reconoce que abrieron "un poco a lo loco" y todavía tienen cajas por desmontar y rincones que decorar, aunque están muy contentas con la inauguración.

"Hemos tenido una muy buena acogida, ha venido mucha gente a vernos, a hacernos encargos y, por supuesto, a comprar". Aseguran que incluso les han encargado ya "una miniboda, decoraremos la iglesia y haremos el ramo de la novia", dice María con ilusión. "Ahora ya no está tan de moda el buqué redondo y perfecto, aunque podríamos hacerlo igualmente, pero creemos que nuestro concepto de imperfección gustará".

Lo más sorprendente, cuentan, es la cantidad de gente joven que ha ido ya a la tienda a comprar regalos. "Muchas niñas de 15 o 16 años han venido a comprar un ramo para entregar a sus profesores el último día de clase, o incluso para regalar a una amiga", dice María.

"Creo que todas tienen ya de todo y es bonito que regalen un ramo de flores, son detalles que se habían perdido y que gustan mucho"

María sigue trabajando como decoradora, en la tienda de Raúl Lamarca, donde está desde hace años y que ahora compatibiliza con la nueva tienda. Han contratado también a una empleada experta en floristería, "con muy buen gusto", para que eche una mano a su compañera mientras sigue formándose.

La idea, en un futuro no muy lejano, es utilizar la parte de abajo de la tienda para impartir talleres de floristería o botánica, probablemente para navidades tengan el primero. "Las dos socias somos culos inquietos, necesitamos aprender y que la tienda sea un espacio dinámico, no va a ser una floristería tradicional porque no nos gustaría hacer todos los días lo mismo".

Por eso comenzarán, "probablemente", con un taller de centros navideños, para seguir con algo de botánica, trasplantado, flores preservadas... No saben cuándo ni cómo lo harán, lo que tienen clarísimo es que van a darle "un lavado de cara" al piso de abajo y se dedicarán a todo lo que tenga que ver con las plantas, cumpliendo su sueño de trabajar en plena naturaleza en el centro de Vigo.

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