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Ruta de las villas termales: tradición e historia en las Rías Baixas

El patrimonio termal en Galicia encuentra uno de sus máximos exponentes en la provincia de Pontevedra, entre las localidades de Caldas de Reis, Catoira, Cuntis, Mondariz-Balneario, O Grove, Ponte Caldelas y Vila de Cruces
Balneario de Mondariz y Palacio del Agua.
Balneario de Mondariz y Palacio del Agua.

El termalismo en las Rías Baixas hunde sus raíces en la época romana, cuando las aguas de zonas como Cuntis o Caldas de Reis empezaban a ser utilizadas con fines terapéuticos y se instauraba esa cultura del agua. De hecho, las termas y balnearios vivieron su era dorada en Europa entre los siglos XIX y principios del XX. Este fenómeno se extendió también por Galicia, dando lugar a grandes e importantes puntos de atracción turístico-termal tales como Mondariz-Balneario o A Illa da Toxa, en O Grove. 

De hecho, tal es la importancia que tienen  ―y han tenido ― estas villas termales en la región que la Diputación de Pontevedra ha querido poner en valor dicho patrimonio con la confección de una "Ruta das Vilas Termais", un recorrido a través de las principales localidades de la provincia reconocidas por las propiedades medicinales de sus aguas. En total, son siete los municipios que trazan este mapa del turismo termal en las Rías Baixas: Caldas de Reis, Catoira, Cuntis, Mondariz-Balneario, O Grove, Ponte Caldelas y Vila de Cruces. 

Caldas de Reis

Hotel Balneario Dávila, Caldas de Reis. Foto: Balnearios de Galicia

En el interior de la provincia de Pontevedra, Caldas de Reis es una de las villas termales de Galicia por excelencia. Además, cabe destacar que el Camino Portugués de Santiago atraviesa sus límites territoriales y conforma otro de los grandes atractivos del municipio. En el caso de las aguas termales y minero-medicinales estas se encuentran presentes en la historia de la villa desde la época de los romanos, aunque por aquel entonces estas termas eran más conocidas como Aquis Celenis. Estas aguas pertenecen al grupo de aguas sulfuradas cloruro-sódicas hipertermales, de las más interesantes tanto por su temperatura como composición dentro del espectro minero-medicinal.

Caldas de Reis cuenta con dos termas de larga tradición, situadas cada uno en un margen del río Umia: el Balneario de Acuña, una precisa muestra de la arquitectura gallega de principios del XX; y el Balneario Dávila, cuyo máximo distintivo es un singular cañaveral con cañas de bambú y único en su género. Otro de los símbolos más peculiares y característicos del antiguo termalismo en la localidad es la conocida como Fonte das Burgas, de aspecto neoclásico y construida en 1881 sobre la salida del manantial.

Catoira

Hotel Balneario Catoira. Foto: obaixoulla.gal

Más allá de su famosa romería vikinga celebrada frente a las Torres de Oeste, durante un largo período el tesoro de las aguas termales de Catoira supuso otro de los grandes atractivos turísticos y de ocio para la localidad. Las aguas minero-medicinales de la villa fueron usadas desde épocas ancestrales, si bien las primeras referencias que existen nos sitúan en 1772.  De hecho, durante la primera mitad del siglo XX estas fuentes termales alimentaron la creación de un hotel-balneario y la fabricación de sales y jabones, hechos a base de las aguas de los manantiales de Laxiña y Recarén. 

Con todo, el célebre centro termal de Catoiro fue poco a poco agotando sus recursos hasta que en el año 1970 cerró sus puertas de forma definitiva, sin licencias y con un nivel de caudal y salubridad del agua muy por debajo del idóneo. Hace sólo dos décadas, el pasado termal de la villa pontevedresa volvía a resurgir con el hallazgo de unos manantiales ricos en aguas termales y medicinales en la Pozas das Lombas, que emerge desde cerca de 130 metros de profundidad. Entre las principales características del agua de As Lombas podemos hablar de propiedades cicatrizantes, antinflamatorias, mucolíticas o antisépticas entre otras.

Cuntis

Termas de Cuntis. Foto: Balnearios de Galicia

La fama de las aguas termales de Cuntis le precede desde la antigüedad, siendo uno de los antiguos centros termales romanos en la región. Al menos así lo confirman los distintos hallazgos arqueológicos en la zona, como las 500 monedas de bronce encontradas en el Pozo da Burga Lume de Deus. Lo cierto es que existen varios estudios históricos que refuerzan dicha hipótesis y consideran la presencia de un centro termal designado Aquae Calidae, capital do pobo cileno. 

En toda la localidad se pueden encontrar hasta 19 burgas de agua minero-medicinal que emanan desde el subsuelo a unas temperaturas que oscilan entre los 18 y 59º centígrados y con diferentes propiedades terapéuticas
Cabe destacar que en el  siglo XIX, Pedro María Cisneros de Castro creó la Casa Grade dos Castro, una construcción señorial famosa por facilitar el uso de estas aguas a todos aquellos que no pudiesen pagarlas. A mediados del siglo XIX existían seis baños termales en Cuntis, aunque en condiciones bastante precarias. En 1881 se abrieron las puertas del hotel-balneario Baños da Virxe, que junto al famoso dos Castro, se convirtió en uno de los principales centros de la época. A partir de mediados del siglo XX, los seis baños y las trece fuentes termales de la localidad pasarían a estar unificados bajo una misma dirección. 

Mondariz-Balneario

Gran Hotel en 1898. Foto: Balneario Mondariz

Esta villa termal, que conforma a su vez el municipio más pequeño de Galicia, es un lugar pionero del termalismo gallego y un auténtico referente a nivel europeo. Mondariz-Balneario es una mezcla de arquitectura, naturaleza, aguas termales e historia medieval, algunos de los atractivos turísticos que la localidad pone a disposición de sus visitantes. La historia de su balneario se remonta a 1873, cuando los hermanos Peinador iniciaron la explotación comercial de las fuentes de Gándara e Troncoso, tanto en la venta de agua embotellada como en centro de salud y bienestar. En 1880 se inauguró la Casa de Baños y en 1898 el Gran Hotel, eje central del que sería el balneario de referencia durante las primeras décadas del siglo XX. 


Con el tiempo, Mondariz-Balneario se convirtió en la villa termal por excelencia, con una idiosincriasia propia que llevó al municipio a independizarse del concello de Mondariz en 1924. El inicio de la Guerra Civil española marcó el comienzo del declive del centro termal, que terminaría de decaer tras el gran incendió que destruyó el hotel en 1973. Ya en la década de 1990, Mondariz-Balneario lograría resurgir de sus cenizas con la puesta a punto de sus servicios termales y hoteleros.

O Grove

Imagen del "Balneario de la Toja" en 1909. Foto: Turismo Grove

A Illa de A Toxa esconde una historia muy curiosa sobre el descubrimiento de sus aguas termales. En la actualidad, el Balneario del Gran Hotel de A Toxa es uno de los más conocidos de Galicia, habiendo sido precursor en la aplicación terapéutica de las aguas minero-medicinales. Según una famosa leyenda, un burro moribundo fue el causante de que la antigua isla do Louxo (nombre que recibía antañao) se convirtiese en el punto de referencia del turismo termal en las Rías Baixas. El relato popular cuenta que un vecino de la zona tenía un burro muy enfermo, afectado por una rara enfermedad en la piel, que decidió abandonar en este paraje. Pasado un tiempo el hombre regresó al lugar con la intención de enterrar los restos del animal, si bien para su sorpresa se encontró al asno en perfectas condiciones físicas retozando sobre el fango que brotaba de un manantial.

  
Desde el descubrimiento del poder medicinal de las aguas del entorno de A Toxa, la isla fue ganando popularidad como destino dedicado a la salud y el bienestar. De hecho, en 1842 se levantó la primera instalación termal. No sería hasta el año 1903 cuando se constituyó la Sociedad Anónima de La Toja y se emprendió la construcción del Gran Hotel, inaugurado apenas cuatro años más tarde. En la década de los años 20 era uno de los mejores destinos termales de Europa: hoteles, balneario y una fábrica de jabones, el tridente de un escenario visitado por aristócratas de la época y otras gentes menos acomodadas. En la actualidad, todavía siguen en activo dos balnearios y un talaso en la Illa da Toxa.

Ponte Caldelas

Aguas termales en Ponte Caldelas. Foto: Turismo Rías Baixas

En el municipio de Ponte Caldelas, el termalismo supuso uno de los principales motores económicos entre finales del siglo XIX y principios  del XX.  Las propiedades curativas de sus aguas también se remontan a épocas ancestrales, si bien el máximo esplendor llegaría en 1877, tras el hallazgo de un manantial medicinal que dio lugar al balneario. Esta etapa dorada como villa termal duraría hasta el año 1914, cuando un incendio devastador puso fin a toda una era.

En la actualidad, la localidad está tratando de poner en marcha un proyecto para recuperar la tradición termal a través de la creación de una renovada estación. Cabe destacar que los manantiales de aguas termales de Ponte Caldelas, que se sitúan en ambas orillas del río Verdugo, emanan unas aguas hipotermales de temperaturas que oscilan entre 34 y 32 grados.

Vila de Cruces

Termalismo en el Balneario Baños de Brea, Vila de Cruces. Foto: Balnearios de Galicia

En Vila de Cruces, la historia revela que los monjes del Monasterio de Carboeiro ya utilizaban las aguas curativas da Brea con fines terapéuticos. De hecho, a finales del siglo XIX, dicha notoridad alcanzó a un pequeño recinto situado en la parroquia de Merza donde acudían más de 400 personas al año. El balneario de la localidad se inauguró en el año 1991 ―y en 1944 fueron declaradas de utilidad pública―, aunque como bien se sabe, tiempo atrás ya existían unas pozas termales de uso general.

En la actualidad, además del balneario, las instalaciones del complejo Baños da Brea está formado por un hotel con 44 habitaciones, cafetería , restaurante, salón social y piscina. El espacio ofrece aguas sulfuradas, bicarbonatadas, alcalinas y clorurado sódicas, con unas temperatura que alcanza los 28ºC. Estas aguas minero-medicinales están indicadas para procesos reumatológicos, afecciones del aparato respiratorio, dolencias de la piel y resultan apropiadas para combatir tanto el estrés como la fátiga física y psíquica.

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