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La Isla de Tali, un remanso de paz para los animales rescatados cerca de Vigo

En este pequeño islote los animales campan a sus anchas tras haber sido rescatados por la joven Natalia Rodríguez. Un refugio muy familiar en el que cualquier especie es bienvenida
Natalia Rodríguez con algunos de los animales de La Isla.
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Natalia Rodríguez con algunos de los animales de La Isla.
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Natalia Rodríguez es una nigranense de apenas 20 años, enamorada de los animales que, desde hace tres años, se dedica en cuerpo y alma a la que es su pasión: salvar vidas.

Tali, como la conocen en su entorno, es la responsable de "La Isla de Tali", un refugio de animales de lo más familiar. En el terreno de un pequeño islote conocido como "La Insuela" corretean en paz los más de 30 animales que tiene a su cargo. "Mi pasión la descubrí gracias a mi madre, ella soñaba con poder tener una protectora de animales, y dio siempre la vida por ellos", afirma la joven.

Todo comenzó con Chiquita, una yegua a la que iban a sacrificar para hacer carne. Tras mucho insistir, Natalia consiguió que sus padres le permitiesen rescatarla. Así que se la llevo a La Isla. A día de hoy Chiquita sigue en La Isla con Tali, acompañada de muchísimos más animales que conviven en semilibertad.

Lo más curioso de este peculiar refugio es precisamente la interesante convivencia de animales de especies tan diferentes. Desde aves hasta equinos, en La Isla de Tali todos ellos comparten espacio, algo muy poco habitual en los centros comunes. Lo cierto es que todos ellos se llevan perfectamente.

Los animales que Natalia va acogiendo en La Isla llegan a ella a través de las diferentes protectoras del entorno, o mediante el "boca a boca". Mucha gente la conoce y le avisa de casos de animales en malas condiciones o maltratados.

En una ocasión Tali tuvo que recurrir a la compra de unas cabritas para poder salvarles la vida. "De aquella no sabia como hacerlo sin fomentar la compraventa, después de eso, dejé de comer carne y empecé a rescatar todo tipo de animales", cuenta Tali. Ahora Bernarda y Bernardina corretean felizmente en la isla.

Tanto estas situaciones, así como el mantenimiento mensual de los animales, suponen un importante desembolso económico para Natalia. Solamente la alimentación puede llegar a implicar 200 euros al mes, sumando cualquier complicación veterinaria que pueda surgir. Gracias a las donaciones, tanto de particulares como de algunas entidades, puede continuar llevando a cabo su labor.

Sesiones fotográficas benéficas con los animales de la Isla

Otra de las pasiones de Tali es la fotografía, algunas de las instantáneas que publica en la cuenta de instagram de La Isla son de su autoría. Aprovechando su talento, y buscando poder recaudar fondos para su refugio, Natalia lleva a cabo sesiones fotográficas en La Isla de Tali.

Además de conocer a todos los animales, uno puede hacerse unas fotos preciosas con ellos, sabiendo que está colaborando con una buena causa.

La conocida influencer y escritora viguesa Rebeca Stones, acudió a La Isla para poder realizar una sesión con Natalia y conocer a los habitantes de La Isla. La joven youtuber también es una enamorada de los animales y realiza rescates y acogidas de gatos, a los que posteriormente busca una familia. Fiel a su gran concienciación con la causa, Rebeca no dudó en aportar su granito de arena.

https://www.instagram.com/p/CGcgpmzDODQ/

Tali también ha llevado a cabo otras iniciativas recientemente, como la creación de un calendario benéfico del 2021. A día de hoy está completamente agotado gracias a la gran implicación y difusión por parte de los amigos de La Isla. Sin embargo, Tali asegura que pronto sacará más cosas a la venta para que su proyecto pueda seguir siendo posible y salvar las vidas de muchos más animales.

Otra forma de colaborar con La Isla de Tali es a través de su teaming, una plataforma de donaciones con la que uno puede donar un euro al mes destinado a la causa de Natalia.

La joven de Nigrán compagina su ardua labor en La Isla de Tali con sus estudios del ciclo de Integración Social. La decisión de estudiar esta titulación no es nada casual ya que, aunque admite ser demasiado sensible como para ser veterinaria, su vocación radica indudablemente en ayudar a los demás.

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