Experiencia gastronómica diferente en Vigo al más puro estilo "Street Food" con Paparrúa
Este interesante local no solo destaca por su inmejorable ubicación -en pleno centro-, sino también por su original oferta culinaria que apuesta por el Street Food, algo que desde el restaurante consideran "una verdadera revolución gastronómica". Desde el 2017 Paparrúa traslada el paladar de los vigueses a infinidad de lugares del mundo, desde Latinoamérica hasta África, pasando por Japón.
Adrián Santalices, propietario del restaurante, siempre había sentido una atracción especial por el concepto de comida internacional. Después de doce años dedicándose al mundo de la cocina, decidió abrir su propio negocio especializado en esta corriente, pero con su toque personal.
Aunque el concepto es fundamental, en Paparrúa también tienen muy claro que la materia prima es esencial. "El producto gallego le da el toque que lo hace destacar. En Galicia tenemos un productazo, da igual que sea de mar, de aire, o de tierra. Hay que aprovecharlo", asegura Adrián.
Comidas callejeras del mundo con un toque gallego
La comida callejera es una corriente gastronómica en auge en Europa, siendo muy común encontrarla, por ejemplo, en los gastromercados. Muchos de los platos tradicionales de lugares de Asia o Latinoamérica son comida callejera.
En Paparrúa cuentan que cada vez son más los locales vigueses que han comenzado a incorporar estas alternativas culinarias a su carta, ellos, sin embargo, decidieron arriesgar con todo.
El punto fuerte y lo más característico de la comida callejera es la rapidez, la frescura y el dinamismo, y en Paparrúa son muy fieles a estos valores. "Aunque los procesos anteriores puedan ser muy largos, durante el servicio es muy rápido", cuenta Adrián. Y es que, a pesar de que una carne puede estar asándose durante cinco horas para llegar a su punto ideal, la preparación del plato se hace lo más rápido posible, al más puro estilo Street Food, algo que se caracteriza por ser "al momento".
Hablar de platos estrella en Paparrúa es realmente complicado, ya que la carta está en constante cambio. "Tenemos mucha clientela fija y muy fiel, nuestro objetivo principal es que no se aburran", asegura Adrián. Aún así algunas preparaciones se han mantenido desde los inicios. Uno de los platos fijos es la costilla de cerdo lacada. La preparación de la carne lleva su tiempo, un corte de cerdo propio de Paparrúa cocinado durante tres horas a baja temperatura. El resultado es impresionante.
Un buen ejemplo de "comida callejera con toque gallego" es el bocata vietnamita, acompañado de alioli de algas con vieiras, panceta, hiervas aromáticas y cítricos. Desde luego se trata de una combinación que no deja indiferente.
En el apartado de los postres Adrián lo tiene muy claro, "el brownie de chocolate y almendra, es un clásico pero es insuperable". Generalmente en Paparrúa tienen siempre un postre fuera de carta, que va variando, y dos postres fijos: el brownie y un rollito de primavera dulce hecho con dulce de leche y plátano.
Una propuesta cada vez más diferente
Adrián admite que sus inicios fueron complicados. "Salimos con miedo, al principio fue difícil. Teníamos una carta con comida algo más comercial", cuenta el cocinero. Sin embargo, a día de hoy la apuesta por las comidas del mundo auténticas es impenetrable. Adrián asegura que, "cada vez la gente nos exige cosas más diferentes y más nuestras. Algo que agradecemos muchísimo".
Actualmente Paparrúa se ha convertido en una muy buena opción de gastronomía diferente para la ciudadanía viguesa. La idea de abrir un nuevo local, cuando la situación sanitaria mejore, ya está muy presente en la mente de su propietario. Los detalles de como será el nuevo Paparrúa aún están por concretar, "no sabemos si será el mismo concepto o algo más especifico dentro de nuestro registro".
Mientras duren las restricciones, el Paparrúa original seguirá sirviendo comida a domicilio y para llevar, perfecta para todo aquel que desee viajar por el mundo a través de los platos de Adrián Santalices y su equipo.
