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Celta de Vigo

Balaídos se despide de una de sus vecinas más ilustres

La desaparición de la vieja torre de iluminación de Marcador, con 40 años de vida, marca un hito en las obras de reforma del estadio
V. Currás
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Días intensos y emocionantes para el celtismo. El comienzo de las obras de demolición en la grada de Marcador ya se ha llevado su primera víctima. La enorme torre de iluminación situada en la esquina de la puerta 10 era desmontada en tiempo récord durante la jornada de ayer.

La desaparición de las torres marca el fin de una etapa en el estadio. Fueron una de las últimas reformas de calado en Balaídos antes del campo hasta 2014, ya que fueron instaladas después del Mundial 1982, en los que nació la grada de Río actual. El 9 de abril de 1969 se estrenaba el primer sistema de iluminación del campo, similar al actual.

La desaparición de la estructura, tan alta como los edificios de su entorno, ha conmovido a buena parte del celtismo. Y es que aunque ya no se empleara desde la implantación de los nuevos focos en Tribuna y Río, forma parte del imaginario popular.

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Su hermana gemela, situada delante de las taquillas, sobrevivirá aún unos años más hasta que comiencen las obras en la grada de Gol. Bajo ella se encuentra todavía el antiguo kiosko del estadio que lleva años cerrado.

La enésima polémica entre Concello y Celta, por las butacas de Marcador

Imagen de los restos de la torre de iluminación en Marcador

Sin embargo, no podía faltar la dosis de polémica con estas obras. El Concello de Vigo, cumpliendo un deseo de buena parte de los aficionados, lanzaba la propuesta de que cada abonado pudiera llevarse a su casa su asiento. Esta iniciativa ya ocurrió en otros estadios al demolerse y encajaría a la perfección con la idiosincrasia de la vieja curva, al ser la grada más popular.

Sin embargo, el RC Celta salía al paso rápidamente recordando que las butacas de la grada eran de su propiedad. El club ya tuvo iniciativas similares donando estos asientos a modestos estadios como el de Alhama de Aragón, a quien envió 130 butacas en 2019. De esta forma, la pelea entre ambas instituciones, tras años con problemas en la limpieza de las localidades, vuelve a dejar a los aficionados entre la espada y la pared.

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