El actor Robin Williams aparecía muerto en su casa de California el 11 de agosto de 2014 el mundo del cine se ponía de luto. Nadie podía creerlo. El hombre que había hecho reír a varias generaciones fallecía y todas las noticias apuntaban al “suicidio por asfixia” como causa. Hollywood quedó en shock, y a partir de ese día se originó una cascada de artículos sensacionalistas que especulaban sobre lo que había pasado para qué Williams terminara con su vida.

Los medios sensacionalistas y los programas se cebaron con la memoria de Williams: Drogadicto, bipolar, polémico... Da igual que después se desvelara que el actor sufriera una enfermedad mental que le llevó a tomar aquella decisión, la mancha sobre su leyenda estaba desplegada. Para contar la verdad sobre su muerte, pero sobre todo para contar de forma didáctica en qué consiste la enfermedad que padecía, llega El deseo de Robin, un documental dirigido por Tylor Norwood y que ya se puede ver en Filmin.

La película analiza la enfermedad que padecía y que nunca le fue diagnosticada, ya que este tipo de demencia, conocida como Demencia con cuerpos de Lewy, sólo puede ser diagnosticada con seguridad tras la muerte del paciente, por lo que en vida sólo puede saberse si es posible que la padezca. Una enfermedad neurodegenerativa que es fundamental para entender los últimos días de vida del actor y la decisión que tomó. “Sin saberlo hemos estado luchando contra una enfermedad mortal que no tiene cura”, cuenta en el documental su viuda, Susan Schneider Williams, uno de los principales testimonios del filme.

Robin Williams y Susan.

El deseo de Robin da voz a amigos del actor, como el director Shawn Levy, el guionista David E. Kelley o el de su esposa, quien en 2016 publicó un ensayo en la revista Neurology titulado "Un terrorista en el cerebro de mi marido" en el que relató las consecuencias que la demencia con cuerpos de Lewy había tenido en la vida del actor. Pero también de médicos y enfermeros que ofrecen una mirada que debe ser vista para entender cómo funcionan estas enfermedades que no suelen contarse.

Para el director, “esta es la historia de un hermoso ser humano que debería haber tenido un diagnóstico. No hay cura para su enfermedad. Hubiese muerto de todos modos. Pero tener un diagnóstico le habría proporcionado un nivel de paz decisivo para el relato de sus últimos días”. De hecho, Susan Schneider Williams, explica en un momento de la obra que aunque su marido murió en agosto, “no fue hasta octubre cuando me llamaron para revistar el informe del forense”. Un informe que acabó con todos los rumores sobre la drogadicción del actor, que “estaba limpio y sobrio”. Fue en ese momento cuaqndo le explicaron que Robin Williams “murió de demencia con cuerpos de Lewy".

Esta es la historia de un hermoso ser humano que debería haber tenido un diagnóstico. No hay cura para su enfermedad. Hubiese muerto de todos modos

Los últimos años de Robin Williams fueron muy duros. Sabía que algo ocurría dentro de su cabeza y no entendía qué. Su mujer reconoce que sufría “ataques de paranoia y alucinaciones” y el actor se enfrentaba a los rodajes donde veía que no era capaz de responder a las demandas del director. “No sé qué está pasando”, le dijo el intérprete a Shawn Levy durante el rodaje de Noche en el Museo 3. “Cuando llevábamos un mes rodando, teníamos claro que le pasaba algo. Le costaba recordar las frases y combinar las palabras correctas con la actuación. Robin me llamaba de madrugada diciendo: ‘¿Se puede usar algo de lo que he hecho? ¿Doy mucha pena? ¿Qué pasa?’. Yo le tranquilizaba y le decía: Sigues siendo tú. Yo lo sé, el mundo lo sabe. Solo tienes que recordarlo”, explica el realizador en El deseo de Robin.

Tan importantes como los testimonios de sus amigos y familiares son los de los médicos que hablan sobre esta enfermedad “ devastadora, mortal, rápida y progresiva”. “Estuve viendo como afectó a su cerebro. Me di cuenta de que ésta era la forma más terrible de Demencia con cuerpos de Lewy que había visto jamás. No había apenas ninguna área que no estuviese afectada. Me sorprendió mucho que Robin pudiera caminar o moverse”, explica el neurólogo Bruce Miller. Un documental necesario, que reivindica la figura del cómico, y también la importancia que su muerte tuvo en dar a conocer una enfermedad invisibilizada. Porque como escribió en una libreta, donde dejó su último deseo escrito, él sólo quería “ayudar a la gente a que tenga menos miedo”.

'El deseo de Robin' ya está disponible en Filmin.

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