La COVID-19 se sigue cobrando víctimas en la industria del cine. Si las consecuencias de la mayor crisis en la historia reciente del show business han llegado a afectar a gigantes como Disney y Warner, era de esperar que películas más pequeñas que no cuentan con el respaldo de un gran estudio mordieran también el polvo. Fue el caso de 355, la película de espías de escala internacional que Jessica Chastain ha sacado adelante con Penélope Cruz y Lupita Nyong'o en su reparto. Su estreno mundial estaba previsto para el próximo enero, pero finalmente llegará a las salas justo un año después: en enero de 2022. Ava, la primera incursión de Chastain como estrella total del cine de acción, no ha tenido tanta suerte y Movistar + ha decidido rescatarla del cementerio de estrenos anulados por el coronavirus. 

Dejarla para la pequeña pantalla ha sido la mejor de las decisiones para un producto de serie B que arrastra su mala suerte desde su preproducción, cuando la polémica persiguió al director y guionista del proyecto, Matthew Newton. En verano de 2018 se hizo público que el cineasta arrastraba acusaciones y condenas por violencia de género. En los medios y las redes sociales lamentaban cómo Chastain, productora y estrella de Ava, se mantenía en silencio después de haber sido una de las voces más activas del movimiento Times Up, surgido en Hollywood después de que se hicieran públicas docenas de casos de acoso en la industria. Hasta febrero de 2019 no se tomó la decisión de que Newton abandonara la silla de director (sigue acreditado como guionista) en favor de Tate Taylor, con el que la actriz ya había trabajado en Criadas y señoras. El proyecto nació con problemas y con problemas ha llegado a su estreno directo bajo demanda. 

Ava es la historia de una asesina a sueldo con un pasado familiar conflictivo y dudas sobre algunos de sus métodos profesionales. Cuando un encargo sale mal, Ava se convierte en objetivo de la organización para la que trabaja mientras intenta recuperar su maltrecha relación con sus seres queridos. Sobre el tablero hay cinco piezas que solo la desestabilizan: su jefe (Colin Farrell), su mentor (John Malkovich), su madre (Geena Davis) su hermana (Jess Weixler, que ya había sido hermana de Chastain en la ficción en La desaparición de Eleanor Rigby) y su exnovio (Common). Aunque su premisa sea carne de producto directo a vídeo, su reparto es el menor de sus problemas: unos juguetones Malkovich y Farrell vuelven a demostrar que saben adaptarse a la serie B, mientras Jessica Chastain es más que convincente como heroína de acción. Si en La noche más oscura (todavía hoy su mejor interpretación) era capaz de hacerte creer que ella sola podía hacer caer a Osama bin Laden, aquí vuelve a salir victoriosa y es creíble como estrella de acción. El problema es, básicamente, todo lo demás.

Los dos frentes narrativos del guion no terminan de encajar y, además, recorren caminos transitados una y otra vez con más desparpajo por muchas otras películas. Tate Taylor vuelve a retratarse como un director impersonal y por momentos chapucero: El sótano de Ma, La chica del tren y su última película dejan claro que los méritos de Criadas y señoras pertenecían a su guion y su extraordinario reparto. Aquí no consigue que Ava luzca mejor que un episodio al azar de Alias, una serie con Jennifer Garner de la que toma sin demasiado nervio sus pelucas, las mal disfrazadas misiones internacionales (claramente rodadas en un plató de Boston, una ciudad que sí luce estupendamente en pantalla) y sus traumas familiares. Lo que no consigue reeditar es la espectacularidad de algunas de sus escenas de acción: la épica pelea final de la segunda temporada de la serie creada por J.J. Abrams fue claramente imitada por Quentin Tarantino en el duelo entre la Novia y Vernita Green en la primera Kill Bill

Quizás sea pedir demasiado a una película entretenida y sin mayores pretensiones que puede arreglarte una tarde de fin de semana. Sin embargo, es difícil no pedir más a Jessica Chastain, una actriz que entró por la puerta grande en Hollywood con un glorioso 2011 y que ahora necesita de un proyecto que nos recuerdo por qué caímos rendidos ante ella. Ava, desgraciadamente, no es esa película. 

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