Antes de que me caigan los bofetones voy a aclarar algo. Nomadland es magnífica. Una dignísima ganadora del Oscar a la mejor película y un película que habla muy bien del momento actual. Un título que mezcla lo íntimo, lo poético y lo político. Una obra que confirma a una directora con una mirada especial, que mira a los márgenes pero lo hace con dignidad y humanismo. Pero, más allá de eso, este año creo que ha confirmado algo que ya se intuía con claridad en las anteriores ediciones: la Academia de Hollywood odia a Netflix.

Sí, si miras las cifras en su conjunto, la plataforma es el estudio que se ha llevado más estatuillas: 7. Pero todas son técnicas. Dos para Mank, dos para La madre del blues, el de Mejor documental… Ni uno de sus actores, ni un guion, ni dirección… Y ni hablemos de película, ese premio está prohibido para ellos. Lo está desde que llegaron, y de momento nada parece que vaya a hacerles cambiar de opinión.

Este año la diferencia no es sangrante. Para mí Mank es la película más redonda de todas las nominadas, pero es verdad que en un año con ocho películas estupendas uno no se puede quedar en el debate de qué ha pasado. El problema que veo es que la marca Netflix es un impedimento para que esas obras ganen. Lo dejó claro Steven Spielberg el año de Roma, cuando la obra maestra de Alfonso Cuarón era la mejor película con diferencia.

Tráiler de Mank, lo nuevo de David Fincher

Que a una película como Roma le gane un título tan menor como Green Book, que ni siquiera tuvo a su director entre los cinco finalistas, es una de las mayores vergüenzas de la historia de los Oscar. Pero allí no se premio una película, se castigó un modelo de producción y exhibición. Una pelea que comenzó dos años antes en el Festival de Cannes y que ya llegaba a la gala de premios más lujos del cine. ¿Podía ganar una película hecha para ser consumida en casa? Con las reglas en la mano sí, pero la industria no opina lo mismo. Y si alguien con el poder de Spielberg dice que no, está claro lo que va a votar mucha gente.

Al año siguiente ocurrió lo mismo con El irlandés. Lo de Scorsese es apabullante. El compendio de una carrera brillante en un filme épico y maravilloso. Resultado: cero premios Oscar. Ninguno. Ni el de mejor director, ni el de mejor guion adaptado. Es verdad que Parásitos es otra maravilla, y que el curso pasado fue uno de los más completos de los últimos tiempos, pero dejar fuera de todo premio importante una película tan importante sólo se entiende si hay otros factores externos.

Daba igual que Netflix ya hubiera cedido en parte y hubiera ofrecido hasta cinco semanas de exclusividad a las salas de cine. Los exhibidores decían que no. Las ventanas se debían mantener y preservar a fuego. Quién les iba a decir que poco después una pandemia reventaría todo eso por los aires. El coronavirus ha cambiado las normas del juego, y muchos pensaron que Netflix tendría su premio por haber llenado de ocio, de series y películas, el año más duro de la historia reciente. Fueron las plataformas quienes siguieron estrenando y hasta rodando, pero tampoco ha sido este el año para lograrlo.

Fotograma de El irlandés.

Lo irónico de todo esto es quien se ha llevado el premio gracias a Nomadland. Porque quien se apunta el mérito no es otra que Disney, el estudio que más ha abandonado a las salas en todo este tiempo. En pleno coronavirus, ellos no han estrenado nada en salas. Mulan y Soul fueron a Disney+. Dio igual que los distribuidores de todo el mundo, especialmente de Europa, les pidieran que en sus países apostaran por las salas. Dijeron que no. Nomadland, de hecho, se ha estrenado en EE. UU. a la vez en salas y en Hulu, también propiedad del estudio. Aquello que criticaron a Netflix ahora ya no está tan mal visto.

En España, Nomadland se ha estrenado primero en cines y en unos días llegará a Disney+ a través de su canal Star. ¿Sabéis cuánto tiempo de exclusividad ha estado en salas? Cinco semanas. El mismo tiempo que ofreció Netflix con El irlandés y todos dijeron que no y que querían acabar con los cines.

Las formas de estrenar y de distribuir han cambiado. Y ojo, la gente quiere salas de cine. Sólo hay que ver el éxito de Godzilla Vs Kong, que ha reventado la taquilla a pesar de poder verse en EE. UU. a la vez en HBO Max y en salas. La gente ha apostado por las salas. Ayer, Frances McDormand, cuando recogió el premio a la mejor película -es productora de Nomadland-, pidió que todos fueran a ver su filme en pantalla grande… Ojalá se hubiera apostado por ello.

Yo soy un defensor a ultranza de los cines, de las salas, y creo que los exhibidores y los estudios deben encontrar un acuerdo para cada título. Para algunos cinco semanas de exclusividad, para otros un estreno simultáneo… y eso no debe ser un motivo para poner barreras a ciertas películas. Es cuestión de tiempo que Netflix gane un Oscar, y de hecho debería haberlo ganado ya. No sé qué más debe hacer para ganarlo.