Fue bonito mientras duró. Los dos últimos años hemos vivido un momento histórico, el del desembarco de las plataformas online que llevó a que casi todo el mundo apostara por consumir contenido de forma legal en nuestro país. Siempre se dijo que Netflix no venía porque aquí éramos unos piratas, pero se demostró que lo que faltaba era oferta, acceso e información.

La llegada de la plataforma empujó también la de HBO, que se convirtió en la nueva pata de una mesa que todo el mundo tenía ya interiorizada. Para ver series en España había que tener Netflix, y HBO. El que, además, quería tener controlado el cine de autor apostaba por Filmin para completar. Dentro de todas esas opciones, cada uno elegía la que más le convenía dependiendo de sus gustos.

Por menos de 20 euros (o incluso menos si uno era listo y compartía la cuenta con algún compañero) uno tenía controlado un alto porcentaje del contenido internacional. Por supuesto había lagunas, series que no llegaban o que estaban en una plataforma no contratada, pero se había normalizado pagar por la ficción, confirmando algo que siempre mantuvieron desde Filmin, la plataforma española que aseguraba que la llegada de Netflix y HBO sólo sería positiva.

Un vistazo al apabullante catálogo de Disney.

Pronto se unió a la fiesta Amazon con un modelo extraño. Ya no había suscripciones al mes, sino anuales, y realmente pagabas por una suscripción premium que te concedía no pagar derechos de envío en todas las compras y de regalo te llevabas su contenido de vídeo. Eso sí, con series maravillosas como La maravillosa Sra. Maisel o, más recientemente, The Boys.

La burbuja ha explotado este último año, cuando todas las empresas han decidido apostar por el contenido online creando sus propias plataformas. No lo hacen pensando en el usuario, en crear conciencia de consumo de contenido legal, sino en sacar más beneficio todavía. ¿Por qué se iba a llevar Netflix dinero por tener todas las películas de Disney si ellos tienen dinero más que suficiente para crear su propia plataforma? Eso ha pasado con todos: Apple, Movistar… todos han decidido que quieren su parte de la tarta. No tienen suficiente y quieren más.

Reed Hastings en una presentación de Netflix.

Todo son anuncios con neones, con titulares grandes, pero nadie se ha preguntado lo fundamental… ¿cuánto costará esto al bolsillo del usuario?, ¿cuánto va a tener que pagar un ciudadano normal para poder ver todas las series que veía hasta ahora? Pues si uno quisiera tener todo ya puede rascarse el bolsillo, porque por menos de 40 euros al mes no lo va a hacer. Y si es el primero y uno tiene que contar el dinero de Amazon Prime Video que prepare casi 80. El contenido se ha democrartizado unos años para poner el caramelo en la boca de la gente y luego volver a convertirlo en un artículo de lujo. A eso, súmenle la subida de precio de las que ya estaban instaladas y les queda un panorama desolador.

Saquemos la calculadora. Ayer Apple anunció que su servició será el más barato de todos: 4,99 euros. De momento poco contenido original y de primeras te lo regalan con sus dispositivos (iphone, ipods etcétera). Disney+ será un poco más caro, 6,99 dólares al mes y sin fecha de llegada fijada, aunque se espera que a finales de 2019 o comienzos de 2020 estará a pleno rendimiento. Su gran baza: las series basadas en sus grandes franquicias, Star Wars, Pixar, Marvel, sus clásicos y todo el catálogo comprado a Fox. No son los únicos que traen novedades, Movistar se ha dado cuenta que sus series originales y su catálogo de programas como La resistencia puede ser rentable para un público joven. Su apuesta se llama Movistar Lite y cuesta otros 8 euros.

amazon prime video

Sumemos las clásicas: el paquete básico de Netflix son 7,99 euros, HBO tiene el mismo precio, y Amazon prime Vídeo son 36 euros al año (3 euros al mes). Filmin y su cine más de autor y las series británicas y nórdicas de culto son otros 7,99 euros, lo que nos da un total de 43,95 euros. Si algún loco quiere sumar a la fiesta las propuestas de Sky y Rakouten se nos va el monto a 58 euros. La presencia de tantas plataformas va a hacer que el contenido esté más fragmentado. Ya no va a haber un catálogo tan completo como el que han tenido Movistar, Netflix y HBO estos años.

Irónicamente volvemos a la casilla de salida, a que el usuario no va a tener acceso fácil y asequible al contenido, lo que va a provocar que caiga otra vez en la piratería. ¿Nadie ha planteado esta idea, que la burbuja de plataformas provoque de nuevo un aumento en las descargas ilegales? La gente apostará por una de las plataformas como base (probablemente Netflix y Disney), mientras que el resto la pagarán si hay un fenómeno como Juego de Tronos durante un mes. El resto recurrirán a prácticas que estaban empezando a desaparecer. Y todo esto sin tener en cuenta que Hulu quiera la suya o que Warner siga los pasos de Disney y quiera crear su propio emporio de contenido.

La única salida que queda al usuario es que las propias empresas vean que tanta fragmentación es imposible y comiencen nuevas alianzas y pactos. Que Disney y Apple llegen a un acuerdo. Que HBO se alíe con Movisar -doy por hecho que nadie querrá hablar con Netflix, a la que consideran el enemigo número uno- y que la oferta vuelva a estar en tres cartas para que todo sea, de nuevo, fácil y accesible a los bolsillos de la gente, que no tiene porque pagar las luchas de poder de los gigantes del entretenimiento y la comunicación.

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