La esperada junta anual de accionistas, demandas a Greenpeace, llamadas del presidente, un conejo enfermo por comer bagels y el destino de una compañía de 85000 millones de dólares en manos de dos señores de la tercera edad bastante achacosos. El caos del quinto episodio de la tercera temporada de Succession ha sido glorioso y nos ha dejado algunos de los momentos más divertidos de toda la serie. Si aún no lo habéis visto en HBO Max, cuidado, que aquí hay spoilers.  

La amenaza de la junta de la que dependía la continuidad de los Roy al mando de la compañía sobrevolaba la serie desde el final de la temporada 2. El escándalo de los cruceros, la imposibilidad de llegar a un acuerdo con Sandy y Stewy, las declaraciones de Kendall en contra de su padre y la fiscalía pisándole los talones a Logan tenían todo pendiendo de un hilo muy fino.

Y así llegaron al decisivo momento, con la esperanza de que La Pasa sucumbiera a la presión de ATN y les permitiera anunciar que ya no había investigación. O a cerrar un acuerdo in extremis. Pero Logan estaba realmente dispuesto a someterlo todo a la votación de sus accionistas, porque confía en su capacidad de persuasión, y sabe que la gente con mucho dinero suele preferir la estabilidad a la libertad o el cambio. Ni siquiera Kendall es capaz de poner en duda la influencia que puede tener la retórica de su padre. Sin embargo, tal como demostró este episodio, que todo el poder de decisión recaiga sobre una sola persona suele ser muy peligroso. 

Sandy, Sandi y Stewy.

"¿Sífilis? Creo que ese rumor lo difundimos nosotros"

-Gerry

Sabíamos que Sandi estaba actuando como interlocutora de Sandy en las negociaciones, pero hasta ahora no habíamos visto a su padre en pantalla. En la vida real no nos haría gracia, pero en el contexto de bestias rastreras de Succession, la situación con ella como intérprete es graciosa. Así que los cuatro representantes enviados regresan al centro de operaciones triunfantes, y con Roman riéndose del pobre señor, porque Logan le podría decir "que se comiera sus putos pañales" y Sandy no podría responder.

Parecía que el asunto ya estaba zanjado, "porque sería una pena destruir todo este trabajo por un matiz". Lo que nadie sabía es que el matiz iba a llegar en forma de infección urinaria, y el efecto secundario que puede causar no tomar la medicación en una persona de más de 80 años, como Reagan, que "estuvo a punto de bombardear Bélgica", tal como apunta Connor. "Que les follen", dice Logan cuando Sandi llama con una contraoferta de Sandy, "el vegetal con más mala hostia del mundo", un "calabacín belicoso". La respuesta no los sorprende, porque así es como su líder lo soluciona todo, pero los pone nerviosos porque tenían el trato a punto de caramelo. A todos menos a Roman, que confía ciegamente en su padre.

"Que les follen".

"La uretra tomó el control de su cerebro"

-Shiv

El cóctel de caos y desconcierto que surge cuando descubren lo que está ocurriendo con Logan es superlativo, porque en esta memorable secuencia se suceden algunos de los mejores momentos de humor que nos ha dado la serie. En las escenas con varios personajes en un mismo espacio y la cámara capturando todas sus reacciones es cuando Succession llega a sus cotas más altas. Y en esta, con la mayoría percatándose de que pueden perder la compañía por seguir a ciegas a Logan, mientras Roman insiste en que su padre "es un crack, que sabe lo que está haciendo y que nunca le falla el instinto", aparece Kendall gritando, cuando ve pasar a Colin corriendo con un gato muerto imaginario en una bolsa. He visto el episodio tres veces y en las tres me he reído a carcajadas.

Logan está tan fuera de sí que confunde a Shiv con Marcia y a Ken con Frank, "quién trató mal a Frank. Solo yo puedo tratarlo mal". Sin la carta del discurso con el que Logan podría camelar a los accionistas, Shiv es enviada a solucionar el entuerto, y Roman (o Tony Tourette, como lo llama Frank) atiende la llamada del presidente que anuncia que no volverá a presentarse a las elecciones.

Al final, Shiv hace lo que se le pidió (y un poquito más para su propio beneficio) y los Roy consiguen salvar la crisis en el último momento. Y aunque Frank brinda públicamente por el buen trabajo de Shiv, Logan nunca está contento, sobre todo, porque no fue él quien lo consiguió y sus achaques lo pusieron todo en riesgo, así que la humilla una vez más, esta vez delante de todos. Justo después de que Tom, en un movimiento que él consideró romántico, la tratara como una incubadora a quien sigue sus períodos de ovulación en el calendario de su móvil. 

Un brindis por la victoria.

Shiv gana, pero el que podría ser el día más importante de su vida en la empresa es pisoteado por su propio padre. Connor está aprendiendo a negociar y continúa con sus amenazas de exponer "las manchas de semen del álbum familiar" si no le dan lo que pide. Y no le falta razón, si "Roman es un descerebrado, Shiv una farsante y Kendall está como una cabra", ¿por qué no merece él una oportunidad? Greg ha sido advertido por Ken de su (más que) posible sacrificio, y también ha perdido su herencia, por lo que se está planteando demandar a Greenpeace. Y Kendall, que no estuvo presente en ninguna de las conversaciones importantes del episodio, hace el ridículo en el escenario y luego es humillado por Logan y bloqueado de su teléfono. Como dice Gerry:

"Este es el poder de Waystar. Un nuevo y esperanzador comienzo, pero el itinerario seguirá siendo el mismo".

Los nuevos episodios de la tercera temporada de 'Succession' están disponibles los lunes en HBO Max. 

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