La historia de Liz Carmichael, la persona real en la que se centra The Lady and The Dale, la serie documental de HBO, es fascinante, sorprendente y tiene muchas aristas. La vida pública y privada de esta peculiar emprendedora trans protagonizó muchas portadas y horas televisivas en los años 70 en Estados Unidos, y también fue sujeto de uno de los populares programas de Misterios sin resolver, pero a pesar de ello su figura seguía siendo desconocida.

No solo no sonaba entre el gran público, tampoco en la comunidad transgénero. Zackary Drucker, activista trans y codirectora de la serie, fue una de las primeras sorprendidas al descubrir que antes de incorporarse a este proyecto nunca había oído hablar de Carmichael. "Me pregunto si la narrativa de los medios, que decía que era un hombre haciéndose pasar por mujer para delinquir fue tan persistente, que nunca supimos que realmente vivió como una mujer trans", declaró la directora en una entrevista en Indiewire. 

Como bien explica el documental Disclosure (disponible en Netflix), la representación de la realidad trans en la ficción fue muy problemática hasta hace pocos años, por lo que aún hay una necesidad de que esta, no solo exista en mayor proporción, sino que sea positiva. Pero para que estas historias merezcan ser contadas no es justo que tengan que pasar obligatoriamente por un filtro de pureza, porque esto implica que cualquier persona que sea poco menos que una santa debe ser escondida debajo de una alfombra. 

Algo similar comprobamos en España con el estreno de Veneno. La serie de Los Javis le dio visibilidad a Cristina Ortiz, a la que muchas personas trans preferían mantener en los márgenes porque no la consideran un referente. Pero tanto Cristina como Liz Carmichael, con sus luces y sus sombras, y a pesar de sus contradicciones, merecen ser valoradas por su resiliencia y su determinación  de vivir sus vidas como mujeres teniéndolo todo en contra. Fueron pioneras y eso no se lo debe negar nadie.

Y las contradicciones de Carmichael, tal como podemos ver en los cuatro episodios del documental, son muchas. Desde el caótico pasado delictivo antes de su transición a los escándalos por fraude o sus ideas políticas libertarias inspiradas por Ayn Rand, la historia de Liz deja un legado muy complejo. Pero su historia es fascinante, porque fue una mujer muy carismática y con recursos inagotables, capaz de rehacer su vida una y otra vez; es una compleja antiheroína.

The Lady and The Dale es un testamento de que poniendo tras las cámaras a profesionales que dispongan de las herramientas necesarias para contar estas historias con respeto, es posible darle visibilidad a personas del colectivo que pueden no ser ejemplares, pero sí merecen un lugar como referentes por su capacidad de supervivencia. Porque sus vidas podrían haber sido muy distintas si hubiesen tenido la suerte de nacer unas décadas después.