Este 8 de junio se cumplieron 70 años desde que George Orwell publicara 1984. Por aquella época, el mundo se recuperaba de más de un lustro de sufrimiento y agonía. Aquel progreso humano con el que soñaban los intelectuales se vio frenado por los fascismos y una guerra que dejó decenas de millones de muertos.

Lo mismo ocurría con la novela gráfica de Alan Moore, V de Vendetta, distopía inspirada en el gobierno conservador de Margaret Thatcher. Fue en la misma década cuando la escritora canadiense Margaret Atwood publicó El cuento de la criada, el bestseller que narra la historia de un golpe militar en Estados Unidos que consigue implantar un sistema autoritario en el que se somete a las mujeres a una represión sin precedentes en el mundo contemporáneo. De hecho, la escritora se interesó desde pequeña por las cuestiones que rodeaban el entorno en el que vivía como la figura de la mujer o el calentamiento global. En una entrevista concedida a EL ESPAÑOL, declaró que la gente estaba "renunciando a sus derechos humanos, civiles, a cambio de una promesa de seguridad". 

Es evidente que el contexto histórico influye enormemente en las mentes de los artistas —como si la falta de libertad germinara de forma natural obras ficticias pero críticas con el status quo imperante—. De esta manera, tres décadas después, a los pocos meses de que Donald Trump fuera elegido presidente de los Estados Unidos, Hulu estrenó la adaptación del libro de Atwood. La propia escritora aseveró que si se continuaba "por estas vías" la humanidad sufriría un "destino terrible".

Tráiler de a tercera temporada de 'El cuento de la criada'.

La producción, que también está disponible en la plataforma HBO, ha tomado el relevo de Juego de Tronos y del fenómeno de Chernobyl con su tercera temporada. En ella, las mujeres siguen siendo meros vientres cuya única función vital es la de concebir hijos para la supervivencia del país. No obstante, dicha trama forma parte del pasado. La primera temporada ubicaba al público en la posibilidad de que en un país en crisis la humanidad podía volver a caer en el error de confiar en esa extrema derecha violenta que ataca los derechos de la mujer y su propia independencia personal: no pueden trabajar, no pueden desobedecer a sus maridos y tienen prohibido leer y escribir. "Si todos los hombres nacen libres, ¿cómo es que todas las mujeres nacen esclavas?", se preguntaba la escritora inglesa Mary Astell en el siglo XVII. Tras años de progreso, la distópica serie advierte que lo conseguido también puede perderse. Es factible una vuelta al pasado.

En la segunda temporada el tema crucial es el exilio. June, personaje interpretado por Elisabeth Moss, busca en más de una ocasión huir hacia el norte para cruzar la frontera con Canadá, país que acoge a los estadounidenses refugiados y les otorga el derecho de asilo. Sin embargo, June pronto se dará cuenta de que su sitio no está en Canadá. No puede marcharse, no sin antes encontrar a su hija —de quien la separaron tras el golpe de estado—.

Fotograma de 'El cuento de la criada'. HBO

La tercera temporada hace hincapié en la lucha por los derechos y la libertad. El exilio, el miedo y la pasividad sirven para seguir con vida pero ayuda poco a cambiar las cosas. June se da cuenta de que sobrevivir no implica vivir. Ella quiere cambiar el curso de la historia, quiere luchar contra la injusticia.

La resistencia feminista

El concepto de sororidad sale a relucir desde el primer episodio de la tercera temporada. Tanto las limpiadoras y cocineras, conocidas como Martas, y las gestantes, es decir las criadas, trabajarán conjuntamente en la creación de una red clandestina en la que, además de ayudar a aquellos que quieren cruzar la frontera, buscan periodistas, profesoras de química y todo tipo de mujeres que puedan ayudar en la caída de la dictadura.

Incluso Serena, la mujer del Comandante Waterford y firme defensora del sistema, ayudará en más de una ocasión a June. La resistencia de las mujeres ha llegado y los altos cargos lo saben, por lo que tratan de encubrirlo a toda costa. "Herejía. Eso es por lo que te castigan. No por ser parte de la resistencia. Porque oficialmente... no hay resistencia". 

Otro día más que sobrevivimos. Mamá, tú querías una cultura de las mujeres. Pues ya la tenemos. No es como tú decías pero existe

Para ello, June se convertirá en pieza clave y recurrirá a los pocos 'amigos' con privilegios que puedan ayudarle a destruir el gobierno opresor. "Otro día más que sobrevivimos. Mamá, tú querías una cultura de las mujeres. Pues ya la tenemos. No es como tú decías pero existe. Vigilamos a los hombres. Podemos hacer que se sientan fuertes o débiles. Así de bien los conocemos. Sabemos cuáles son sus peores pesadillas. Y con un poco de práctica... En eso nos convertiremos".