Un nuevo curso está a punto de inaugurarse en Élite, un fenómeno internacional de la ficción española que fue capaz de triunfar allí donde ni siquiera había llegado La casa de papel: el mercado norteamericano. Con la marcha de gran parte del reparto original y la llegada de cuatro nuevos alumnos y un director que prometen poner Las Encinas patas arriba, se avecina una revolución en las aulas más pijas de Netflix. Solo quedan siete días para el estreno de la cuarta temporada, un cambio de paradigma al que tarde o temprano se tienen que enfrentar todas las series adolescentes de éxito. Renovarse o morir. Carlos Montero, su showrunner, no cree que el final de Élite esté a la vista. Ni mucho menos.

La cuarta entrega del thriller adolescente será la primera sin la participación detrás de la cámara de Darío Madrona, cocreador de la serie y fichado en Hollywood para ser el showrunner de uno de los proyectos más esperados (One of Us is Lying) de la plataforma Peacock. Tampoco veremos a Danna Paola, Ester Expósito y Álvaro Rico, miembros del reparto original que abandonaron el barco por diferentes motivos. Por primera vez veremos unas Historias breves, unas píldoras emitidas diariamente entre el 14 y el 18 de junio, que servirán de enlace entre el explosivo final de la tercera temporada y el nuevo arranque de la serie. 

De todos estos cambios hemos hablado con Montero, creador de la serie que sigue vinculado a ella a pesar de que sus inquietudes van más allá de los muros de Las Encinas. Además estrenar con éxito el adictivo thriller El desorden que dejas, basado en su propio best-seller, y protagonizar una reivindicación mediática para que Atresmedia le reconociera como creador de Física o Química a pesar de no estar vinculado con el reencuentro, Montero ya tiene pendiente de estreno una nueva serie en Netflix: Feria

'Élite' | Tráiler | 4 Temporada | Netflix

Se avecina un cambio de generación en Élite. ¿Por qué decidisteis empezar con unas historias breves a modo de transición? 

Al final de la tercera temporada me quedé con la sensación de que nos quedaban cosas por contar. Élite es una serie que se va comiendo sus tramas muy rápido y muchas veces no tienes el tiempo ni la calma para contar ciertas cosas. Nos parecía que ese verano que hay en medio podíamos explorarlo. Teníamos la sensación de que algunas tramas no se habían quedado cerradas del todo y estas Historias breves eran una forma de hacerlo. 

Las series adolescentes siempre se enfrentan a un momento de crisis y transformación con el fin del instituto. Élite ha llegado a este punto con la marcha de buena parte de su reparto. ¿Cuál era el mayor riesgo?

El objetivo era conservar el ADN y a la vez estar dando algo nuevo. Lo más complicado fue dar con el equilibrio entre los personajes nuevos y los que seguían en la serie. A veces nos ha pasado que los nuevos llegaban con demasiada fuerza y fagocitaban a los veteranos, y otras veces pasaba lo contrario, que se quedaban ensombrecidos. Jaime Vaca y yo hicimos muchas versiones de guion hasta dar con el punto, pero nos hemos quedado muy contentos con el resultado. 

La guerra de clases siempre fue una parte integral de la serie. Este año la llegada del nuevo director, sus hijos y un príncipe recupera esa apuesta. 

Ideológica y políticamente creemos que ese choque de clases cada vez es más real en un mundo en el que cada vez los ricos son más ricos y los pobres son más pobres. Cada vez estamos en un mundo más precario y creemos que hay que hablar de ello. Tanto los jóvenes como los adultos seguimos aspirando a formar parte de ese 1% y eso genera mucha frustración. Esa frustración es un terreno para abordar nuestras tramas y conflictos.

Diego Martín y su familia en la ficción. Netflix

La llegada de cuatro personajes nuevos con tanta fuerza nos llevaba a los orígenes de la serie. Si en la primera temporada los que llegaban eran tres pobres que gracias a una beca llegaban a un mundo de ricos, ahora queríamos contar qué pasaba cuando los que llegaban eran aún más ricos que el alumno medio de Las Encinas. Nos apetecía hablar directamente del privilegio a través de personajes que, a pesar de tenerlo todo, todavía quieren más. Nos apetecía mucho explorar esos personajes y acabar queriéndolos. Empiezan siendo muy caprichosos y egoístas, pero acabas viendo que eso no deja de ser una barrera de protección ante todas sus fragilidades. 

Pol Granch interpreta a Phillipe, heredero de las monarquías francesa y española. La política y la monarquía suelen ser temas tabú en nuestra ficción. ¿Cómo se os ocurrió esta idea de jugar con la realeza esta temporada?

Como esta temporada queríamos hablar sobre todo el privilegio, era una oportunidad de hablar de las personas que más privilegios tienen y de una manera más absurda: los descendientes de la monarquía. Nos divertía mucho la idea de hablar de un personaje de un mundo que nos resultaba completamente ajeno. Para hacer Élite nos documentamos hablando con chavales de clase alta, pero evidentemente no hemos hablado con ningún príncipe.

Nos hacía mucha gracia ver qué pasa cuando a un príncipe que siempre le ha dicho que sí, alguien le dice que no. Queríamos romper con esa fantasía que se ha contado en muchas películas. Ya no es Sucedió en Manhattan, Princesa por sorpresa… Están todos esos elementos pero con el filtro elemento que sabes que lo van a llevar por otro lado. La fantasía se da de bruces con una trama muy real y bastante escabrosa. 

Pol Granch, de ganar 'Factor a X' a 'Élite'. Netflix

Este año vemos nuevos conflictos en la pareja de Omar y Ander. Otros personajes experimentan por primera vez con personas de su propio sexo. ¿Esa huída del melodrama es una forma de hablar directamente con la genración Z? 

Estamos en otro momento de la ficción. Los chavales de la edad de los personajes de Élite lo viven con naturalidad y de una manera completamente desprejuiciada. Eso ya no es un conflicto para ellos. Mola mucho poder hablar de ello dándolo por hecho. Por ejemplo, tenemos al personaje de Claudia Salas (Rebeca). Hasta ahora había estado con chicos y,  de repente, está con una chica. Ella no le da demasiadas vueltas y, sobre todo, su entorno lo acepta. Tiene una nueva relación, es con una chica y ya está. Ahí radica la modernidad que queremos retratar. 

Hay algo revolucionario en las escenas de desnudos de la serie. Se exploran mucho más los cuerpos masculinos que los femeninos, al revés de lo que ha pasado históricamente en cine y televisión. ¿Es una declaración de intenciones?

Sí. También pasa que Darío y yo somos gays. Ahora Jaime también lo es. Estamos retratando de forma natural cómo el objeto de deseo es más el hombre que la mujer. Sobre todo por una cuestión ideológica. Ya estábamos hartos de una tradición que solo retrataba a las chicas como objeto de deseo y nos apetecía también aprovechar esta oportunidad de igualarlo. 

Manu Ríos es uno de los nuevos fichajes de la serie. Netflix

Me recuerda a las declaraciones de Wentworth Miller, el protagonista de Prison Break. El actor dijo que no va a volver a interpretar a personajes heterosexuales porque siente que esas historias ya están contadas. ¿Entiendes de dónde viene?

Exacto. Para mí es fundamental. Una de las razones por las que soy guionista y escritor es porque yo tuve una adolescencia en las que el cuerpo masculino estaba vetado completamente. Y no te digo ya la representación gay, que era a cuenta gotas y muy poquito. Una de las razones por las que hago lo que hago es para cambiar eso. 

Más allá de la relación entre Nano y Marina no hemos visto una relación entre un adulto y un menor de edad antes en Élite. Se han hecho tramas similares en series como Genera+ion y A teacher y se notaba cómo las series iban con cuidado en el dibujo estas relaciones de poder. ¿Se marcaron los límites con Netflix en lo que se podía hacer y no hacer? 

Fíjate. Los límites los marcamos más nosotros. Es una trama muy delicada. Queríamos hacerla y abordarla de una manera frontal pero sabiendo que es un tema delicado. Ahí están las redes sociales para llamarnos la atención y alertar, pero está bien que pase. Las manejamos con cuidado, pero con valentía. 

Ya han pasado unos meses del conflicto con Atresmedia por su decisión de no avisarte de que iban a hacer un reencuentro de Física o Química y, posteriormente, no incluirte en los títulos de crédito. ¿Cómo lo ves desde la distancia? 

A mí lo de Física o Química me dio mucha vergüenza. Me planteé mucho si decirlo o no decirlo, pero al final dije: ‘mira, tío, será una vergüenza hacerlo, pero es mucho más vergonzoso que no me hayan nombrado y lo voy a hacer’. En su momento ya había luchado mucho porque ya entonces apareciera en los créditos de la serie “Creado por”. Creo que fue la primera serie española donde aparecía el nombre de un guionista y no el de un productor ejecutivo.

Montero no fue invitado a 'Física o Química: el reencuentro'. ATRESplayer PREMIUM

Me dio muchísima rabia que me quitaran de los créditos. Bueno, que no me llamaran primero para consultarme ya me pareció superfeo. Evidentemente era legal y no tenían obligación de hacer nada. Si no hubiera sido legal, se hubiera denunciado vía judicial. Ellos estaban en su derecho de hacer todo lo que hicieron, pero me parece muy feo porque no les costaba nada. 

Hay algo muy bonito en esa respuesta de fans y medios cuando salió el primer episodio de El reencuentro y tu nombre no estaba en ninguna parte. 

Fue muy bonito, la verdad. Hay que seguir reivindicando y luchando por la figura y los derechos de los guionistas en España. Han tenido que llegar plataformas como Netflix para reivindicar nuestra figura. Creo que no he hice entrevistas con la prensa hasta que empecé a hacer Élite. 

Es la primera temporada en la serie sin tu compañero de viaje, Darío Madrona. ¿Te ves haciendo las Américas como él? 

No, no, para nada. Con mis capacidades para el inglés ya lo tengo complicado. ¿Sabes qué pasa? Hemos tenido mucha suerte de la llegada de las plataformas para poder estar en todo el mundo. Si desde Malasaña ya llego al mundo, ¿para qué me voy a ir a Hollywood si voy a llegar a la misma gente a la que tengo alcance desde aquí? Ahora depende de nuestro talento para poder exportar nuestras series. Me sentiría muy falso escribiendo historias que no conozco, en otro idioma… No, no sirvo para eso. Darío sí. Está trabajando muchísimo. Esta misma mañana he hablado con él y está con muchas ganas, pero yo estoy muy bien donde estoy. 

Imágenes promocionales de 'Feria'. Netflix

Vienes de hacer El desorden que dejas y este año deberíamos ver Feria, tu siguiente proyecto. 

Feria no es mía exactamente. La serie es de Agustín Martínez. Casi me da reparo firmar esa serie como creador porque es un proyecto que sale de su cabeza. Yo le he ayudado a encauzarlo un poco, pero no lo necesitaba. Están ahí sus obsesiones, su mundo, su manera de contar las cosas… Hay cosas mías, sobre todo en los personajes de las hermanas, pero es su serie. Esta mañana he estado viendo el último capítulo y creo que va gustar mucho. Estoy muy orgulloso de ella. 

Has hecho de todo en tu carrera, pero los adolescentes son lo que más te caracterizan. ¿Crees que seguirás hablando de ellos en el futuro o se acabó con Elite

No veo haciendo más series de adolescentes después de Élite, pero mira, en Feria también hay adolescentes en la historia. Me apetece seguir trabajando con Netflix. Estoy muy a gusto y tenemos un par de proyectos casi apalabrados de los que no puedo contar nada más allá de que son géneros distintos. Estoy en un momento creativo muy guay y con ganas de contar cosas.

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