Cuando sale en las noticias el Parlamento Europeo, muchos se hacen la misma pregunta… ¿para qué sirve?, ¿qué decisiones toman todas esas personas que vemos con traje dentro de un edificio imponente de cristal? La imagen que hay de ellos es que viven en Bruselas a costa del contribuyente y que su acción real sobre el día a día de los ciudadanos es bastante escasa. Si uno quiere comenzar a entender qué es lo que ocurre dentro de esas cuatro paredes puede ponerse la serie Parliament, la última joya europea que ha adquirido la plataforma Filmin y que ya está disponible.

Aviso para navegantes: puede que su opinión sobre los eurodiputados no mejore. Parliament es una sátira brutal que no deja títere con cabeza. Se ríe de la derecha, la izquierda, los verdes, los pro bréxit, los anti bréxit y todo lo que caiga en sus manos. Juegos de poder en forma de comedia y episodios de menos de media hora que se consumen como pipas y en los que uno descubre, de nuevo, que todo se mueve por intereses. Hasta una decisión sobre la pesca de tiburones está sometida a lobistas, a decisiones económicas… y hasta al voto de los nacionalistas catalanes.

Nuestro país es también centro de mofa y de los dardos de los brillantes guiones de Noé Debré, creador de la serie. España y el enfrentamiento entre su derecha, la izquierda y el independentismo catalán están siempre de fondo, y vemos cómo esa pelea es usada por el resto de países europeos para conseguir sus objetivos. También la presencia del catalán como idioma es centro de uno de los gags, que muestra a un eurodiputado nacionalista hablando en catalán, lo que provoca la ira de la prensa española anti independentismo, que acaba pegándose en bambalinas con otro compañero.

Parliament.

Pero no se preocupen. Hay para todos. Y más para los británicos. La serie se abre con una celebración del bréxit de los eurodiputados que siguen en la cámara esperando que la salida de Reino Unido se materialice. Una celebración que hacen todos los lunes mientras esa fecha, como Godot, nunca llega. Británicos borrachos como cubas y sin saber qué narices quiere decir su salida de la Unión ni qué van a hacer después. Todo mientras ven cómo las empresas huyen de su país.

El hilo conductor de todo es Samy, un joven asistente parlamentario francés que empieza en el Parlamento Europeo en el peor momento posible: pocas semanas después del referéndum del Brexit. Él es asistente del prototipo de eurodiputado: vago y colocado a dedo para no hacer nada. Allí se enfrentará a la burocracia, las intrigas, a los brexiters, la incompetencia, y hasta el procés.

Parliament.

Alemania también estará más que presente, y lo hará como la mandona jefa de todos. Alguien que como dicen en un momento, finge ser tu amiga porque sabe que siempre se sale con la suya y que es ella quien manda. Ahí está el petulante amigo alemán de Samy. Una serie que radiografía la política actual con gracia y mala leche, y que no se casa con nadie, todos son excusas para un buen gag. La extrema derecha también es víctima de sus dardos, y Samy se acostará con una espectacular rubia sueca… negacionista del holocausto y miembro de la extrema derecha.

Una temporada brillante de sólo diez episodios de 25 minutos y que abre un abanico de posibilidades para futuras temporadas. La sátira política vuelve a triunfar. Aquí lo hemos visto con el díptico Vamos Juan y Vota Juan, y ahora los franceses nos ponen un espejo a toda Europa y el reflejo no es nada halagüeño. Parliament es la peor versión de nuestros políticos, pero también la más divertida. 

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