
Los palés de uno de los dos supermercados que tiene Mercadona en Alcantarilla, este lunes, sin garrafas de agua.
En los supermercados arrasan con los productos básicos y precocinados tras el apagón: "Ha sido peor que en la pandemia"
El Mercadona de Alcantarilla se quedó sin garrafas de agua de 6 y 8 litros, pan y comidas preparadas. Todas las cajas funcionaban con dinero en efectivo, excepto una que tenía activo un lector de tarjetas de crédito.
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La empleada del Mercadona repone como si no hubiera un mañana. Básicamente, no da abasto para reponer todas aquellas estanterías vacías que puede porque de algunos productos básicos, como el agua, ya no quedan existencias de las garrafas de seis y ocho litros. “Esto ha sido peor que en la pandemia”, subraya esta empleada en el pasillo de la bollería, las galletas y los cereales para desayunar. “En cuanto se fue la luz y se supo que no había energía en toda España, la gente vino a comprar como el día que nos iban a confinar por el Covid”.
La empleada no exagera con sus palabras porque no queda ni un colín en toda la zona de panadería. “Está siendo una locura”. Desde la barra de pan más grande al bollito más pequeño. Todas las modalidades de pan se han agotado, incluidas las que no llevan ni un gramo de sal, el integral o el de cereales. "Es que si los hornos no funcionan no hay pan y tampoco hay pan Bimbo", se lamenta una clienta, consciente de que el apagón eléctrico ha dejado sin energía para abastecer el 'obrador' del Mercadona.
"Estamos funcionando con generadores para mantener la luz de los pasillos y de las cajas". De hecho, pasadas las cuatro de la tarde de este lunes, casi todas las cajeras están a pleno rendimiento, pero solo está operativo el lector de tarjetas de crédito de una y en todas las demás hay que pagar con cash. Este es el panorama que ofrecen algunos pasillos de uno de los dos supermercados que tiene la cadena de Juan Roig en Alcantarilla, la quinta localidad por tamaño de población de la Región de Murcia, y esta escena se repite en varios puntos de la comunidad murciana.
La panadería de un Mercadona de Alcantarilla, este lunes, completamente arrasada.
“Lo primero que se ha llevado la gente ha sido todo lo de las comidas preparadas”. Tortillas de patatas, yandas de macarrones, paellas... No queda nada. Han liquidado hasta la última ración.
“A ver cariño, vamos a buscar los yogures con proteínas”, le dice una mujer a su pareja, con una lista de la compra en mano, donde el fiambre y el pan de molde para preparar sándwiches se ha convertido en objeto de deseo ante la incertidumbre de no saber si por la noche se podrá cocinar en el domicilio familiar o si tocará cena fría porque la vetrocerámica no funciona. Este lunes, las cocinas de gas butano cotizaban al alza en esta localidad murciana de 42.000 vecinos y más de uno ha comido en casa de los abuelos en Alcantarilla. “La gente venía buscando productos que no necesitan ser calentados”, tal y como confirma esta empleada.

Las hamburguesas precocinadas del Mercadona de Alcantarilla se agotaron.
La clientela ha hecho acopio de los estantes que almacenan las cajas con las hamburguesas precocinadas, el sushi, incluso en la nevera de las ensaladas solo quedan tres recipientes. Hoy viene bien hasta la dieta healthy porque a todo el mundo le ha pillado el apagón en fuera de juego y a fin de mes -con telarañas en la despensa-. Lo más curioso de todo es que a pesar de que no hay energía en las casas, también vuelan los productos frescos del congelador que sin un buen frigorífico son carne de cañón perecedera o las baguettes envasadas al vacío que tienen que calentarse en un horno o en un microondas.
En la zona de las verduras y las hortalizas, las cajas con el resto de productos de la huerta se van vaciando conforme pasan los minutos. Prueba de ello son los tomates donde no queda ni uno solo porque este lunes 'no le importaba a nadie ni un pepino' si el kilo cotizaba a 2 euros o más. En los pasillos con productos lácteos, carnes, embutido y quesos, por protocolo, a todas las neveras les han bajado una especie de cortina térmica. “Es la única forma que tenemos de conservar el frío el mayor tiempo posible porque no nos han dicho cuándo volverá la luz”, tal y como recalca, con gesto de preocupación, esta empleada del Mercadona.
Los pasillos bullen de clientes que no tienen muy claro qué productos comprar, al margen de agua, pan y embutido, pero que no paran de echar comida al carro como en los tiempos del coronavirus. Podría decirse que van secuestrados por la parte reptiliana del cerebro que se activa en cualquier ser vivo para sobrevivir y esa es la sensación que se respira por los pasillos que recorre el periodista de EL ESPAÑOL.
La zona de las verduras y hortalizas también está prácticamente vacía.
La clientela hace la compra en modo supervivencia, a pesar de que la luz volverá en un plazo máximo de 6 a 10 horas, según ha anunciado Red Eléctrica. Tal sensación ha sido azuzada por la decisión de otras cadenas de Alcantarilla, como Lidl, Día o Cash, de cerrar por unas horas sus establecimientos o de hacerlo durante toda la tarde para valorar la evolución de esta crisis. Algunos de esos cierres han sido obligados porque solo tenían energía auxiliar para mantener activas las neveras y congeladores de los productos, para que no se echaran a perder la carne, el pescado, los lácteos, el embutido...
De hecho, en la puerta del supermercado Lidl se amontonan los clientes, con rostro de preocupación, debido a que las compuertas automáticas no se abren, a pesar de que desde el exterior se observa encendida la luz de los pasillos con generadores de emergencia o con grupos electrógenos. “Yo solo había venido a por una linterna para poder ver esta noche”, comenta un vecino de Alcantarilla.
Pasadas las seis de la tarde, Lidl reabría sus puertas y los clientes entraban a por productos básicos y precocinados, cuya preparación no necesitase energía. "Hemos tenido que cerrar desde la una del mediodía hasta la tarde porque no teníamos luz en las cajas", tal y como confirmaba una empleada del Lidl de Alcantarilla, mientras la clientela aprovechaba la reapertura para arrasar con el pan, el agua, las verduras para las ensaladas... A pie de caja se vivían abandonos de la cesta de la compra porque mucha gente iba con la tarjeta de crédito en mano y les comunicaban que solo se aceptaban pagos analógicos: el dinero en efectivo.
Por las calles, el coche de Protección Civil de Alcantarilla repite un aviso por megafonía sin parar, como un disco rayado, pidiendo a los vecinos que llamen al 112 solo en caso de emergencia, para evitar colapsar la centralita, y que se mantengan informados durante todo el día a través de canales oficiales para evitar las fake neas. El sol empieza a caer y por las calles se ven corrillos vecinales, los típicos de las noches de verano, para tomar el fresco en la puerta, una costumbre muy murciana, y que este lunes se ha adelantado a la primavera, a causa de un apagón total que ha dejado sin internet ni televisión a todo el mundo.
No hay entretenimiento digital. De modo que proliferan ‘escenas analógicas’, como las charlas vecinales donde el monotema es el mismo: el apagón. “De todo esto tiene la culpa Rusia”, se queja un vecino. “Ha sido un ciberataque”, le contesta otro. En este lunes 28 de abril, el día que ha pasado a la historia de nuestro país por una incidencia "extraordinaria" en Red Eléctrica, los cotilleos vecinales se imponen a las fake news.