
Una miembro de la organización búlgara de las cardarashis que fue desarticulada en Madrid, posa en sus redes sociales, mofándose del dinero ganado con el robo de móviles.
Bandas zonales de carteristas búlgaros, rumanos y clanes españoles toman Madrid y Barcelona: "Roban las 24 horas"
"Estas organizaciones suelen ser bandas compuestas por 4 o 5 personas, se instalan de forma temporal en una zona, la peinan y se van", según explica una fuente policial. "En ocasiones, se desplazan por fiestas patronales".
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El carterista de toda la vida que actuaba solo, para sisar al descuido, convirtiéndose en un viejo conocido de las Fuerzas de Seguridad por su reincidencia, hasta el punto de ganarse un alias, ya no está de moda. Este perfil clásico en el mundo de lo ajeno está siendo desplazado por "organizaciones zonales de carteristas" que han encontrado en las grandes urbes, como Madrid o Barcelona, un mana de víctimas potenciales al albor del boom de turistas que está viviendo España.
Así lo explica una fuente policial a EL ESPAÑOL: "Estas organizaciones suelen ser bandas compuestas por 4 o 5 personas, se instalan de forma temporal en una zona, la peinan y se van". El problema es que mientras pasan una temporada instaladas en algún barrio o distrito madrileño o barcelonés, 'limpiando' carteras a residentes y turistas calle por calle, la tasa de hurtos sube de forma tan exponencial como la alarma social y la carga de trabajo que soportan Policía Nacional, Guardia Civil o los Mossos d'Esquadra -en función de la demarcación-.
"Son de todas las naciones". Pero destacan las bandas de rumanos y búlgaros, así como los clanes españoles. "Se pasan 24 horas robando", tal y como recalca esta fuente policial. Básicamente, estas organizaciones zonales de carteristas cubren turnos de trabajo y cuando uno de los pickpocket descansa en el piso franco donde la banda se ha instalado temporalmente, montado su centro de operaciones, otro sale a la calle para hacer el relevo con un solo objetivo: buscar más víctimas incautas.
"Son organizaciones criminales de ciclo completo". "Hurtan y venden en aplicaciones". "Antes vendían los objetos en mercadillo". En la práctica, esto supone otro ejemplo en el cambio del paradigma del carterista de toda la vida, ya que estas bandas le dan salida al botín a través de plataformas digitales para vender productos de segunda mano porque no siempre hurtan el contenido de una billetera, también puede ser un móvil, una tablet, un portátil, un bolso, un casco de moto...
"Se empiezan a detectar en Wallapop", apunta esta fuente policial, sobre una de las aplicaciones que suelen usar para blanquear los productos robados por dinero de curso legal. "Es incalculable lo que ganan en un día". Prueba de ello son estos ejemplos prácticos del valor de los productos que roban: unos audífonos valorados en 4.200 euros y un portátil, sustraidos a una persona que cogió un cercanías en la plaza de España en 'Barna', el pasado 25 de enero, o un casco de moto, valorado en 700 euros que sisaron el 12 de febrero de la maleta de una moto en Castelldefels.
🏍️🚨Detenido por Intentar vender un casco robado a su propietario 👮♀️
— Policia de Castelldefels ◾️◾️◾️◾️ (@PLCastelldefels) February 16, 2024
🚔Ayer los agentes de paisano del grupo 200 consiguieron detener en la Estación de Gavà al presunto ladrón de un casco de moto valorado en más de 700 euros que pretendía venderlo a través de una App📲 pic.twitter.com/6TnYz7A8WN
En ambos casos, las víctimas detectaron que los objetos que les habían robado estaban a la venta en Wallapop. De modo que negociaron su compra, quedaron con los ladrones y avisaron a los Mossos d'Esquadra y a la Policía Local de Castelldefels para que les arrestasen. Pero no siempre hay un final feliz para estos robos o hurtos -en función del valor del producto-. Es el caso de lo que está pasando en Puente de Vallecas, cuyos residentes se han movilizado, organizando patrullas vecinales, para localizar el piso franco de una banda de carteristas búlgaras.
Estas mujeres pertenecen a una de estas bandas zonales de carteristas porque se mueven desde la conocida Milla de Oro madrileña hasta el centro de salud de Vallecas, incluso por los autobuses de línea. Los vecinos las han bautizado como 'Las Búlgaras' y son expertas en la materia. En una tienda de moda, una de estas mujeres se hizo pasar por una clienta y utilizó como muleta una prenda de ropa, para estirar su mano hasta el bolso de una mujer a la que le 'limpió' la billetera en unos segundos.
"Estas bandas actúan por zonas y en ocasiones se desplazan por fiestas". Es lo que sucedió durante la celebración de la edición 2024 de las Fiestas del Orgullo LGTBI de Madrid donde la Policía Nacional le echó el lazo "a carteristas que se habían desplazado desde Barcelona", para hacer el agosto con las 800.000 personas de media que mueve el MADO: especialmente entre los turistas extranjeros.
"Unos 700.000 hurtos hay denunciados al año", apunta esta fuente policial, para intentar dimensionar lo complicado que es frenar este fenómero de las bandas zonales de carteristas que están destronando al ladronzuelo de toda la vida.
En más de una ocasión, estas bandas salen a la luz pública por la reacción que encuentran entre sus víctimas potenciales. Valga como botón de muestra: Patrulla Madrid, capitaneada por Javi y Álex, un par de amigos que desde mediados de 2022 se pusieron manos a la obra para delatar y poner cara a los carteristas que se mueven por el centro de la capital de España, con un 'Ejército' de cien personas que hace patrullas vecinales por puntos calientes.

Una carterista en el centro de Madrid.
El objetivo de estas acciones vecinales es lograr la detención de estos carteristas o forzarles a que se muden a otro barrio o distrito, a base de presionarles a pie de calle con patrullas que les gritan: ¡Carterista! o ¡Pickpocket! Incluso difunden su identidad en redes sociales como Instagram, publicando vídeos con los sospechosos en acción, para que residentes y turistas estén ojo avizor. Pero a veces, sus estructuras son tan extensas que es necesario que las Fuerzas de Seguridad movilicen fuertes operativos como si se tratara de una banda de narcos.
Eso es lo que le ocurrió con 'Las Cardarashis': una organización liderada por tres hombres naturales de Bulgaria y que se ocupaban de coordinar a un puñado de 19 adolescentes de su país, once de las cuales eran menores de edad. En búlgaro, el término cardarashis significa carteristas, aunque estas chicas como demuestra este cambio de paradigma en el oficio de carterista eran expertas en el robo de teléfonos móviles.
Así lo demuestra el operativo que desarrolló la Guardia Civil en 2017, para desarticular este grupo organizado, al que se le atribuía el robo de 1.000 smartphones que acabaron en el mercado negro. En el modus operandi de 'Las Cardarashis' había predilección por las fiestas patronales de pueblos madrileños: Tres Cantos, Las Rozas, Majadahonda, Villanueva de la Cañada, Torrelodone, Pinto, Soto del Real...
"Aprovechaban circunstancias de consumo de alcohol y drogas para actuar, a sabiendas de que el estado de vigilancia queda mermado", según apuntaba la Guardia Civil por aquel entonces. A priori, parecían un grupo de jóvenes de fiesta, pero usaban "aspavientos y choques fortuitos" con las víctimas, para robarles sus móviles y las carteras. A continuación, le entregaban el botín a una compinche y lo ocultaba en bolsas colocadas estratégicamente entre matorrales y arbustos.
Respetan sus territorios
La presencia de las 'Las Cardarashis' en una red de nueve pisos de San Cristóbal de los Ángeles, Carabanchel, Villaverde y Vallecas, hace ya ocho años, representa otra prueba de que hace tiempo que las bandas zonales de carteristas han ocupado el mercado del carterista clásico. Tal es su grado de integración que en el barrio o distrito donde opera un grupo búlgaro, no es habitual encontrarse a una banda rumana, ya que respetan sus puntos de trabajo para evitar conflictos entre organizaciones.

La Policía Nacional durante el operativo que desmanteló al clan de Las Bosnias.
"Es famoso el clan de 'Las Bosnias'", apunta esta fuente policial conocedora de esta nueva generación de carteristas, como ejemplo de otra de las nacionalidades que han puesto en jaque la seguridad de muchos barrios. Este clan fue desmantelado por la Policía Nacional en 2024, durante la bautizada como 'Operación Tavan' por la zona de Bosnia de donde procedían los 17 detenidos: 8 hombres y 9 mujeres que tenían pisos okupas en Carabanchel, como centro de operaciones y logística.
'Las Bosnias' ejercían esta nueva operativa de las organizaciones zonales, ya que lo mismo se iban a Sevilla, con motivo de la Semana Santa o de la Feria de Abril, que luego aparecían por Valencia. Sus víctimas preferidas eran turistas a los que robaban al descuido, metiendo la mano en bolsos, bolsillos, chaquetas... Todo ello, después de que un juez le llegase a prohibir a varias integrantes de este clan la entrada al metro de Madrid porque causaron estragos entre los pasajeros.
Esta es la explicación de que sea tan difícil erradicar a estas organizaciones para las Fuerzas de Seguridad: casi siempre les cae un hurto y el castigo es irrisorio. De modo que vuelven a la calle hasta que dan con sus huesos en la cárcel, por reincidir decenas y decenas de veces. Una carterista de 'Las Bosnias' rondaba los 200 antecedentes policiales.