
Lo que comenzó como un grupo de WhatsApp con unos amigos se ha convertido en un club liberal exclusivo, Ananda Society.
Bruno y Mireia, los swingers al frente de Ananda Society, el club al que sólo se entra con americana: "Agotamos plazas"
Entre normas de etiqueta, lujo y mentorías emocionales, ofrecen a sus socios un espacio para explorar la libertad sexual. "El acceso está restringido a los socios que han pasado un proceso de selección".
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Hace seis años, para el cumpleaños de Bruno Minetto, que tiene hoy 52, sus amigos crearon un grupo de WhatsApp llamado Amiguetes. Tras un nombre tan inocente se escondía algo con lo que siempre habían fantaseado pero que nunca se habían atrevido a hacer: una sesión de intercambio de parejas. Finalmente, dieron el paso. Lejos de despertar en ellos la vergüenza o el recelo, la experiencia les encantó.
Descubrieron que había química en el grupo y que todos compartían una manera muy libre de ver el sexo. Con el tiempo, sus planes se empezaron a centrar en ir a clubes de intercambios de parejas, espacios liberales donde los participantes exploran sus relaciones afectivas y sexuales fuera de los límites de la monogamia tradicional. "El grupo cada vez iba creciendo más y más. Empecé a poner reglas", recuerda Minetto.
Así comenzó lo que hoy es Ananda Society, un club que cuenta con más de 300 socios de Francia, Portugal y diversas ciudades españolas. Cuenta con eventos exclusivos en hoteles de lujo en Madrid y Barcelona. "Ananda, que en sánscrito significa placer supremo y felicidad, es lo que queremos que este espacio sea para quienes desean explorar este estilo de vida", asegura Minetto.

Imagen de un participante en uno de los eventos de Ananda.
No es para cualquiera. Los socios han de acudir a los eventos con sus mejores galas: los hombres de americana y las mujeres con vestidos cortos. A medida que la noche avanza, ellas optan por cambiarse a conjuntos de lencería o látex para darle más emoción a la velada. Es el momento del juego de la seducción y el coqueteo. "El acceso está restringido sólo a los socios, que han pasado por un proceso de selección", afirma Minetto.
Antes de cada evento, se crea un grupo de WhatsApp donde los asistentes tienen la oportunidad de interactuar y conocerse mejor. "Esto facilita las conexiones y crea un ambiente de confianza desde el principio. Pedimos a los miembros que se presenten con foto para que todo fluya más durante la noche", cuenta el fundador.
Los eventos se realizan en distintos clubes. "Antes los hacíamos cada mes, pero ahora queremos que sean más exclusivos", dice Minetto. El último se celebró en un hotel cinco estrellas a las afueras de Barcelona. Los asistentes disfrutaron de diversas áreas: desde la azotea, "el lugar ideal para empezar la noche y socializar", hasta las playrooms o habitaciones privadas habilitadas para los juegos. Los solteros sólo pueden acceder a estos espacios si han sido invitados por una pareja.
El precio de entrada varía según el acceso y las consumiciones: los socios pagan 100 € por pareja, con cuatro consumiciones incluidas, mientras que los no socios deben abonar 165 €. Para los eventos más exclusivos, el precio puede alcanzar los 377 €, que incluyen habitación y acceso a todas las áreas. "Siempre hemos agotado las plazas", asegura Minetto.

Vista general del interior del club liberal.
El perfil de los asistentes es diverso, con una mayoría de personas entre 30 y 55 años, de poder adquisitivo medio-alto. La socia más joven tiene 24 años y la pareja más veterana, unos 55 años. En su mayoría, los asistentes son parejas, aunque también hay algún que otro soltero en busca de nuevas experiencias.
En sus eventos, las normas son estrictas: no se permiten móviles, ni mucho menos grabaciones. Por supuesto, queda tajantemente prohibido el reenvío de contenido, y las parejas siempre tienen la última palabra en las interacciones y en los espacios comunes. Tampoco se permite el sexo a la vista.
Minetto recuerda que descubrió los clubes liberales a los 34 años, en 2006. En ese momento, no conocía a la madre de sus hijos y los clubes como el suyo no existían. "Un día conocí a un camarero de un club liberal que nos invitó a conocer el local", cuenta. Aunque no tenía pareja, lo dejaron entrar con su amigo para conocer el espacio. Recuerda bajar a un sótano y ver un jacuzzi con una zona de camas donde vio a un grupo de personas teniendo sexo, lo que le impactó. También le gustó.
"En ese momento, volvimos a subir y una pareja mayor nos invitó a bajar, pero les dije que no", afirma. Al poco tiempo, volvió con su amigo y esta vez sí se animó a bajar tras ser invitado por otra pareja. Desde ese momento, dejó de ir a discotecas convencionales: lo suyo son los clubes de swingers.
Mentorías en clubes liberales
El carácter exclusivo de su club les permite atender a cuestiones que en otros locales liberales se suelen desatender. Por ejemplo, la psicología: "El club ofrece orientación y acompañamiento a las parejas, especialmente en la gestión de emociones como los celos, para asegurarse de que todos disfruten de una experiencia positiva", afirma Minetto. La persona encargada de estas mentorías es Ginger, una mujer liberal de 54 años que guía a parejas y mujeres interesadas en explorar las relaciones liberales.
Desde hace dos años, ofrece mentorías en Ananda Society, un espacio donde comparte su experiencia personal y brinda herramientas para gestionar los desafíos emocionales que surgen en este tipo de vínculos. Ginger encontró su vocación después de vivir una relación abierta sin poder contar con alguien que la guiara sobre cómo abordar los celos, las inseguridades y los conflictos.

En el interior de Ananda Society, el club swinger más exclusivo, al que sólo acceden miembros tras un proceso de selección.
En sus mentorías, Ginger trabaja con las parejas en la importancia del consenso y la comunicación, asegurándose de que ambas partes estén de acuerdo antes de dar el paso. "No puede ser algo que sólo uno desee, ni algo únicamente sexual; esto requiere un trabajo emocional conjunto", señala.
Desde su llegada a Ananda Society, ha ayudado a muchas parejas a prepararse antes de los eventos del club. Con ellas ha compartido su experiencia y ha brindado apoyo para vivir estas relaciones en libertad. "Yo aconsejo que las parejas, antes de dar este paso, busquen ayuda para hacerlo de la mejor manera posible", asegura.
Mireia López Navas, de 47 años, gestiona Ananda Society junto a su pareja, Bruno.

Bruno y Mireia durante la presentación de Ananda Society.
"Soy bisexual y siempre creí que era un bicho raro. Ahora me da igual", dice al recordar los prejuicios con los que convivió durante años. Tras su separación, López decidió que quería vivir con libertad. "Estuve 20 años con el padre de mis hijos y él nunca quiso probar nada. Cuando me separé, pensé: 'Se acabó, quiero disfrutar, quiero ser yo'. Y empecé a ir a locales hasta que conocí a Bruno. Él tenía un grupo de WhatsApp de personas liberales, y con el tiempo lo profesionalizamos y creamos el club".
En Ananda Society, Mireia trabaja para que las personas interesadas en la no monogamia encuentren un espacio donde poder liberarse, como lo hizo ella. "Queremos que la gente pierda el miedo. Todo se basa en el respeto y en vivirlo sin que nadie te juzgue. No hacemos nada raro, no es como en las películas antiguas donde todo se pinta como algo turbio", señala.
Para Mireia, este estilo de vida no se centra únicamente en el sexo. "Es una manera de vivir en libertad, de expresarme como soy. Es respeto, confianza y una forma de potenciar la relación de pareja. Nos une mucho más". Personalmente, asegura que la experiencia le ha transformado. "He aprendido mucho sobre mi cuerpo, mi ciclo y mi salud sexual. Antes, cuando tenía sexo, necesitaba que la luz estuviera apagada y las sábanas arriba porque me avergonzaba de mí misma. Ahora me siento liberada. Soy mucho más activa".
Sin embargo, reconoce que muchas parejas llegan con desigualdad en sus niveles de interés o preparación. "Van muchas parejas arrastradas por el marido, mientras ellas son más retraídas. Otras, en cambio, lo hacen con un interés compartido por experimentar. Les aconsejo hablar mucho y trabajarse emocionalmente si realmente quieren dar el paso hacia este estilo de vida", dice.