Una inversión de 675 millones de euros, una planta de producción de 6.000 metros cuadrados, un negocio que dará de comer a 300 familias, la mayoría extremeñas, y una capacidad de producción de 10 millones de quilates de diamantes sintéticos al año –alrededor de 2 toneladas– destinados a la industria de los semiconductores y a la joyería. La ambición de la empresa tecnológica estadounidense Diamond Foundry, entre cuyos inversores se encuentra el actor Leonardo DiCaprio, era convertir Trujillo, Extremadura, en su base de operaciones para la fabricación de este tipo de materiales en Europa. Lo ha conseguido: esta semana ha entrado en su primera fase de producción.
La tenue neblina que rodea la fábrica pugna por no disiparse aún y la escarcha que cubre los campos extremeños convierte el paisaje en una dulce pintura de reminiscencias polares. Este gélido ambiente contrasta con los 800 grados a los que rugen los reactores de plasma del interior de la planta. Allí, en un proceso monitoreado a distancia desde una sala de control repleta de ingenieros, se forjan los diamantes sintéticos.
A partir de obleas de 20 x 20 milímetros conocidas como semillas, y mediante una técnica conocida como deposición química de vapor (CVD), se producen diamantes de gran pureza. La receta exacta para conseguirlo es un secreto de industria, lo que impide el acceso al complejo a cualquier persona ajena a la empresa."No queremos que salga nada de aquí, para no darle pistas a la competencia", asegura Rafael Benjumea, presidente de Diamond Foundry España y uno de los principales responsables de convencer al CEO de la matriz estadounidense de DF, el empresario austriaco-alemán Martin Roscheisen, de que Trujillo cumplía las características idóneas para situar su centro de operaciones en Europa.

Detalle del primer diamante sintético fabricado en los reactores de plasma de Diamond Foundry. E. E.
Mediante técnicas de vanguardia que convierten esta fábrica en la punta de lanza del sector a nivel mundial, incluso por encima de las matrices de DF en Estados Unidos, el equipo liderado por Benjumea reproduce las condiciones que permiten que los diamantes se formen en la naturaleza. Los reactores las recrean a partir de una mezcla de gases y por medio de la aplicación de energía microondas sobre las minúsculas semillas.
"Partimos de un pequeño diamante natural, que puede replicarse infinitas veces para conseguir estas semillas. Una vez las tienes, se meten en un reactor a casi 1.000 grados temperatura, se las somete a una serie de gases y estos hacen que el carbono se solidifique sobre el diamante y crezca. Es como si uno metiese una masa en el horno y observase cómo sube. En nuestro caso, se crea una cubierta de plasma, que es lo que permite que se produzca la solidificación".
Expuesto a estas condiciones de forma ininterrumpida durante un mes, los diamantes se engordan hasta alcanzar las dimensiones óptimas, comparables a las de uno extraído de la tierra. Una vez concluido el proceso, la gema pasa a una fase de limpieza y pulido que la transforma en un producto indistinguible de otro natural. "Sólo un gemólogo experto podría notar la diferencia".
Benjumea sostiene un pequeño cuadradito opaco que pesa apenas unos gramos. "Este es el primer ejemplar producido en Diamond Foundry". Lo mira a contraluz. Estos primeros ejemplares, asegura, son parte de una fase de ensayo, y un 90% de los que fabriquen a lo largo de 2025 estarán destinados al sector de la joyería. "Pero conforme vayamos avanzando en las siguientes dos fases de producción [en 2026 la fábrica debería estar a pleno rendimiento], destinaremos cada vez más parte de la producción a semiconductores y microchips, que es nuestro gran objetivo de cara al futuro. En esa fecha probablemente seremos los mayores fabricantes de diamantes del mundo".

Interior de la fábrica de Diamond Foundry en la que se fabrican los diamantes sintéticos mediante un proceso de 'engorde'.
Los usos de los sintéticos creados en laboratorio por Diamond Foundry son mucho más sofisticados que los que ofrecen otros fabricantes en el mercado. Mientras que la mayoría se limita a productos para procesos industriales básicos, los de DF se enfocan en la joyería de última generación y, específicamente, en el estudio y desarrollo de aplicaciones tecnológicas avanzadas. "Nuestra producción responde a necesidades que otros aún están muy lejos de alcanzar".
PREGUNTA.– Microchips, 5G, coches eléctricos... ¿Cuáles son sus potenciales aplicaciones prácticas?
RESPUESTA.– Uno de los usos más relevantes de nuestros diamantes es su capacidad para mejorar la eficiencia en la transmisión de datos, un aspecto crucial en el mundo digital. Cada vez que interactuamos con un teclado o un teléfono, los datos viajan a una velocidad marcada por los microchips. Al integrar los diamantes, podemos lograr avances significativos. Inicialmente, se combinarán con el silicio, pero a largo plazo podríamos incluso prescindir de él. Esto tiene dos grandes implicaciones: primero, la velocidad del procesamiento de datos podría duplicarse, triplicarse o incluso multiplicarse exponencialmente, lo cual sería revolucionario. Segundo, habría una mayor eficiencia energética, ya que transmitir los mismos datos consumiría menos energía. Estas aplicaciones pueden transformar sectores como el de las baterías, reduciendo su tamaño y aumentando su duración, el de la fabricación de coches eléctricos, podría ofrecer notables mejoras en el despliegue de redes 5G y en las telecomunicaciones.
P.– Habla de futuribles. Es una apuesta arriesgada que aún no está materializada.
R.– Estamos seguros de que abrirá puertas a un futuro tecnológico mucho más sofisticado y sostenible. Actualmente se están llevando a cabo las pruebas necesarias para validar todos estos sistemas. Es cierto que, de momento, no existen microchips hechos con diamantes, pero tenemos la certeza de que funcionarán. Una vez que lo logremos, las posibilidades serán prácticamente infinitas.
P.– ¿Qué hace diferente a la fábrica de Trujillo y a los diamantes producidos en ella respecto a los de otras instalaciones de Diamond Foundry o de sus competidores?
R.– Esta fábrica es una evolución de la que ya tiene Diamond Foundry en Estados Unidos, que ya de por sí cuenta con una tecnología propia absolutamente puntera. En Trujillo hemos implementado una versión diferencial, una tecnología de eficiencia única en el mundo. No hay ninguna otra instalación capaz de igualar nuestra capacidad en términos de consumo de energía, en tiempos de producción y en calidad del producto final. Nuestro diamante es químicamente idéntico al que se extrae de una mina, pero con una ventaja que lo hace único: no tiene las impurezas que suelen encontrarse en los diamantes naturales de gran tamaño. Es algo inédito y exclusivo en la industria global de los diamantes sintéticos.

Rafael Benjumea, presidente de Diamond Foundry España, durante la entrevista con EL ESPAÑOL. E. E.
P.– ¿Cómo está organizada su producción y qué fases seguirán hasta lograr la capacidad de producción óptima de 10 millones de quilates que auguran?
R.– Nuestro proceso de instalación de reactores es escalonado; el modelo productivo es modulable, lo que significa que vamos abriendo líneas de reactores de forma progresiva. Actualmente tenemos los primeros 20 en fase de pruebas y seguiremos instalando nuevos reactores hasta llegar a los 100 a lo largo de los próximos meses, al mismo tiempo que producimos diamantes mediante un modelo mixto. A diferencia de otras fábricas que necesitan estar completamente operativas antes de producir, este sistema escalonado nos permite crecer poco a poco sin interrumpir la producción. El objetivo inicial era producir 5 millones de quilates [alrededor de una tonelada], pero parece que podríamos llegar a los 10 millones.
P.– ¿Qué papel juega Leonardo DiCaprio en la propia Diamond Foundry?
R.– A diferencia de lo que dicen algunos medios, no tiene poder ejecutivo sobre Diamond Foundry y tampoco es uno de sus principales accionistas. De hecho, es un accionista minoritario.
Los diamantes sintéticos de Diamond Foundry, en definitiva, podrían utilizarse como bases de microchips, ayudando a manejar mayores cargas de datos con menor consumo energético, lo que resulta crucial para dispositivos electrónicos como teléfonos inteligentes, servidores y equipos de telecomunicaciones de alta velocidad, incluidas redes 5G y supercomputadores.
También permitirían desarrollar baterías más compactas y eficientes. En sectores como el de los coches eléctricos, la óptica avanzada o la inteligencia artificial, cuentan con el potencial de mejorar su eficiencia.

El director general de Diamond Foundry Europa, Antonio Córdova, durante una rueda de prensa celebrada en las instalaciones de la empresa en Trujillo. E. E.
Pero eso es el futuro. De momento, gran parte de sus diamantes están destinados a la joyería de lujo, concretamente a la marca VRAI, parte de Diamond Foundry, que el propio DiCaprio ha patrocinado en sus redes sociales como un sello de "diamantes creados de forma sostenible sin los costes humanos y medioambientales de la minería".
Los primeros ejemplares producidos en Trujillo irán destinados a la tienda que VRAI tiene en la calle Serrano, en Madrid, aunque también se distribuirán a otros centros de la marca de lujo en Europa –entre ellos Londres– y al hub en Dubái donde se vende parte de su producción. "De momento, el 90% irá destinado a la joyería y el 10% a semiconductores, pero en el futuro será justo al revés. Ese es nuestro principal objetivo. Poner un diamante como una base para un semiconductor sin tener sustrato de silicio".
¿Por qué en Trujillo?
La matriz de la fábrica extremeña se encuentra en Estados Unidos y fue fundada en 2012 por Martin Roscheisen, un emprendedor conocido en Silicon Valley por crear empresas como eGroups –que luego sería Yahoo! Groups– y Nanosolar, centrada en el sector de la energía solar. Su misión con Diamond Foundry era ofrecer alternativas éticas y sostenibles a los conocidos como diamantes de sangre, extraídos mediante explotaciones mineras en territorios como Sierra Leona, Congo y Liberia.
Roscheisen apostó por una tecnología de vanguardia, la deposición química de vapor (CVD), que permite cultivar estos diamantes sintéticos con las mismas propiedades físicas y químicas que los naturales, pero sin los problemas éticos y ambientales asociados. La idea atrajo a inversores como Leonardo DiCaprio, Mark Pincus (Zynga), Andrew McCollum (Facebook), Owen Van Natta (ex-COO de Facebook) y Jeff Skoll (eBay), quienes, en 2015, aportaron más de 100 millones de dólares en una ronda de financiación.
En Estados Unidos, Diamond Foundry cuenta con una base social en Silicon Valley y con una planta de producción de diamantes, menos avanzada que la de Trujillo aunque similar en sus características esenciales, que se sitúa en Wenatchee, en el estado de Washington. Esta última goza de un componente hidráulico importante, ya que la ubicación está cerca de una zona que cuenta con mucha disponibilidad de agua.
La decisión de Diamond Foundry de emplazar su fábrica europea en España fue una iniciativa del propio Rafael Benjumea, que también es socio fundador y presidente de la fotovoltaica POWEN. Benjumea y Roscheisen coincidieron en un evento internacional y el español le propuso al cofundador de DF la ubicación cacereña, ya que cumplía todos los requisitos que buscaban los estadounidenses.

Vista aérea de la fábrica de Diamond Foundry en Trujillo, Extremadura. Cedida
"La primera motivación de Martin para fijarse en España fue la disponibilidad de energía renovable", asegura el directivo. "Buscaba energía barata y limpia, y en otoño de 2020 se puso en contacto con nosotros. Le aseguramos que había llegado al lugar adecuado en el momento idóneo. Tanto la administración europea como la española estaban impulsando políticas para atraer proyectos que contribuyeran a reactivar la economía. Una vez identificado Extremadura como el lugar ideal, decidimos traer a Martin para que lo viera con sus propios ojos. En junio de 2021 organizamos su visita".
Estuvieron en Cáceres, durmieron y comieron en Atrio, visitaron Mérida y se reunieron con el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara. Incluso coincidieron con la reina Sofía en el Festival Internacional de Teatro de Mérida. "Fue una experiencia completa que ayudó a convencerle de que esta región no sólo tenía los recursos, sino también la disposición y el entorno necesarios para el éxito del proyecto".
Hoy el motor de la planta de Trujillo late al ritmo de un modelo completamente sostenible que se alimenta con un suministro de energía 100% renovable proveniente de fuentes solares e hidráulicas. Una de las razones clave de situarla aquí fue por la abundancia de recursos renovables. "Trujillo tenía disponibilidad de suelo, mucho sol para los paneles solares que abastecen de energía renovable a la planta, capacidad suficiente en la subestación eléctrica más próxima y un buen suministro de agua"
"Además, en 2021 ya contábamos con un polígono industrial desarrollado y el espacio disponible de manera inmediata. Aquellos que quieran estar preparados para el futuro deben adaptarse, asegurarse de contar con suelo disponible, garantizar un suministro eléctrico suficiente y formar a su mano de obra. Extremadura lo está". Esa capacidad de anticipación y preparación es lo que hizo que Benjumea y, a la postre, Trujillo, sedujesen a Roscheisen.
"No generamos ningún tipo de emisiones, el 100% de la energía eléctrica que se consume aquí es renovable. La potencia instalada actualmente es de 30 MW, pero en un futuro será de 80 MW. En el futuro tendremos una planta de autoconsumo procedente de una planta fotovoltaica proyectada en la zona, aunque hoy compramos energía limpia del sistema eléctrico. La mayor parte proviene de la solar y de la eólica, aunque también de la hidráulica. En Extremadura tenemos una producción eléctrica limpia en todos sus componentes".
Para conseguir sacar adelante el proyecto en Extremadura, Diamond Foundry contó íntegramente con capital privado de Diamond Foundry, además de con el respaldo de las instituciones españolas y europeas. En 2022, el Fondo de Apoyo a la Inversión Industrial Productiva (FAIIP) del Ministerio de Industria concedió 120 millones de euros, y en 2024 la Comisión Europea aprobó una ayuda adicional de 81 millones de euros que se entregará a lo largo de los próximos meses.