Germán Colmenares.

Germán Colmenares. Cedida

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Germán Colmenares es el 'maestro bonsái', tiene una guardería, los cuida y los diseña: "Son obras de arte vivientes"

El madrileño cuenta con más de 15 años de experiencia en el cultivo de estos árboles en miniatura y es el campeón de España y Europa en su diseño.

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El arte no es para todo el mundo, hay que saber apreciarlo, crearlo, distinguirlo en todos sus aspectos. Reducirlo a cuadros y esculturas sería absurdo, pues el arte no entiende de formas. "Son obras vivientes", dice Germán Colmenares, un joven empresario que se ha convertido en el 'maestro bonsái'. El madrileño se gana la vida cuidando y manteniendo estos árboles en miniatura, incluso tiene una guardería de bonsáis y un servicio de alquiler con los que "vive bien" y encuentra su espacio personal para conectar con la naturaleza.

Colmenares, a pesar de su juventud, cuenta con más de 15 años de experiencia en el sector del cultivo del bonsái. A sus 33 años es toda una referencia nacional en el cuidado de estos árboles, y las colaboraciones con diferentes empresas y coleccionistas no cesan, de hecho, no paran de aumentar. "No somos muchos en este negocio y eso juego a mi favor, pero para ser uno de los grandes tienes que ser un gran conocedor de este mundo", aclara.

Bonsái Maniak es el fruto de años y años de trabajo. Su empresa está especializada en cualquier tipo de necesidad que puedan derivarse de los bonsáis, y de las personas que se quieran dedicar a ellos. Las prestaciones de este empresario van desde la formación teórica y técnica de su cultivo, hasta el mantenimiento y diseño de estas plantas. "El mundo de estos árboles en miniatura está lleno de opciones y variantes a las que uno se puede dedicar y explorar", explica.

Germán Colmenares es el CEO de Bonsái Maniak.

Germán Colmenares es el CEO de Bonsái Maniak. Cedida

El arte del bonsái viene desde el continente asiático, principalmente desde China. Allí se conoce como Penjing, y hace más de dos mil años que estos árboles han sido objeto de culto para los monjes taoístas. Para ellos, estas miniaturas vivientes eran símbolo de eternidad, ya que representaban un puente entre lo divino y lo humano, el cielo y la tierra.

Las consideraciones artísticas de esta disciplina tratan de capturar la esencia de la grandeza de un árbol en un espacio reducido. No se centra solo en manipular el crecimiento de la planta, si no en representar sentimientos, paisajes, emociones…, a través de una obra viviente que está en constante cambio.

El bonsái siempre ha estado en la vida del madrileño, siendo su pasión, su forma de expresarse y, ahora, el oficio al que se dedica. "Es un campo extraordinario y con mucha historia detrás. Mezcla la artesanía con la jardinería, creando obras de artes que llevan un proceso de elaboración constante, pues los bonsáis pueden trascender generaciones", resalta.

El arte que vive

A pesar de lo que muchas personas se piensan, los bonsáis no son un tipo de árbol o semilla, es más una forma de cultivo o arte. "Se puede hacer un bonsái de absolutamente cualquier tipo de semilla arborífera, da igual que sea un olivo, un pino o un roble, pues con los conocimientos y técnicas necesarias se puede hacer cualquier cosa dentro de una maceta.

A grandes rasgos, Colmenares resume el cultivo del bonsái en compartir tiempo con el árbol y aprender a cuidarlo, dentro del espacio de trabajo que es una maceta. "Es como tener un cacho de la naturaleza en un lugar reducido, dentro de tu casa", menciona.

Para llegar a ser un 'maestro bonsái', la formación y los años de experiencia son esenciales. "¿Cómo haces un arbusto con forma de delfín? Coges las tijeras de podar y le das forma, no tienen ningún misterio. Pero para que no haya ningún misterio hay que saber hacerlo, no todo el mundo puede o sabe, hay que estudiar este arte", destaca.

Germán Colmenares.

Germán Colmenares. Cedida

Los diseños que se hacen sobre estos árboles son complejos y requieren de años de constancia, mimo y dedicación. "Cada artista bonsái tiene su toque y personalidad. Yo puedo ver un bonsái y saber de quién es, somos artistas pero en vez de pintar cuadros diseñamos un árbol, compartimos la vida con los árboles", subraya Germán.

Como explica el experto, este tipo de arte no tiene las facilidades o las ventajas que pueden tener otros. Los profesionales que se dedican a este campo trabajan a partir de un material que viene con unas características predeterminadas, "no se pueden inventar todo, porque cada semilla viene con sus curvas y con sus ramas". Además, las plantas crecen.

Colmenares cultiva y diseña bonsáis.

Colmenares cultiva y diseña bonsáis. Cedida

"Es una escultura que vive y que pasa por diferentes manos y maestros, es un objeto que va cogiendo valor. Son obras maestras, hay árboles de más de 300 años que pasan de generación en generación, no son simples árboles en una maceta. Hay que juntar la técnica, el cultivo y el diseño para mantener estos árboles con vida y representar el dolor o la alegría, la grandeza o la nimiedad", dice.

El empresario bonsái

Desde joven, Germán siempre había jugueteado con la idea de dedicarse al diseño de los árboles enanos. Con una larga formación en este campo, empezó trabajando como autónomo en diferentes empresas especializadas en la venta de estas plantas. "Es difícil encontrar clientes, las personas que los coleccionan tienen árboles muy caros y no se fían de cualquiera con unas tijeras en las manos", sostiene.

Aun así, las complicaciones del sector no iban a frenar su ambición por emprender y poco a poco fue haciéndose un hueco en este pequeño negocio. El madrileño ofrece unos servicios exquisitos en el cuidado de los bonsáis, pues muchas de las personas que tienen uno "no tienen ni idea de cómo hacerlo, y son esculturas naturales que necesitan un constante mantenimiento".

Colmenares fue el campeón de España (2020) y Europa (2021) en diseño de bonsáis.

Colmenares fue el campeón de España (2020) y Europa (2021) en diseño de bonsáis. Cedida

Las ganancias en este campo pueden ser muy variopintas, pero el empresario las manifiesta sin tapujos: "No es lo mismo tratar a un bonsái de 20 euros que a uno de 6.000. Mis servicios pueden variar entre los 150 a 500 euros por cada visita de mantenimiento que hago, y las mensualidades de los cursos que imparte rondan los 100 euros. Luego todo depende de los clientes que tenga y del tiempo que le dediques".

El empresario no solo ofrece el servicio de mantenimiento a domicilio, aunque representa gran parte de su negocio. "Hay muchos coleccionistas privados que necesitan ayuda con todos los bonsáis que tienen, no dan abasto con la temporada de trasplantes". El madrileño también tiene diferentes cursos de formación para que todo el mundo pueda aprender de su experiencia y se enamoren, tanto como él, de esta forma de cultivo artístico.

Colmenares imparte clases sobre el cultivo del bonsái.

Colmenares imparte clases sobre el cultivo del bonsái.

Como los cuidados de estas plantas son tan específicas, la guardería de bonsáis no podía faltar entre las prestaciones de Colmenares. Tal y como explica el experto, por un coste muy bajo, él mismo se encarga del mantenimiento de la planta durante los días de vacaciones que necesite el propietario. "No es lo mismo dejar tu bonsái a un familiar que darle la responsabilidad a un profesional que sabe cómo hacerlo. La guardería es como una especie de salvavidas", agrega.

Para diversificar las salidas laborales de su negocio, el madrileño ofrece una cobertura de alquiler de estos árboles. A su parecer, esta práctica de cesión no está muy implantada en España, pero en países con culturas y tradiciones más arraigadas a los bonsáis, como Japón, sí lo están. "Aquí es donde quiero entrar yo, la escultura, diseño y estética que ofrecen estas plantas marcan un antes y después en el lugar en el que se encuentran. Los puedo alquilar a restaurantes, películas, eventos, presentaciones…", expone.

Un fondo de inversión

El bicampeón de España (2020) y de Europa (2021) en el diseño del bonsái cuenta a este diario que este oficio no se aprende en un año, que va para largo, "despacito". El madrileño lleva recibiendo formación sobre este peculiar tipo de cultivo desde los 14 años. Dicen que hay que echarle 10.000 para ser bueno en una disciplina, pero a lo que los bonsáis se refiere, el empresario asegura que 10.000 no son suficientes.

Germán Colmenares tiene una empresa de cuidado y diseños de bonsáis.

Germán Colmenares tiene una empresa de cuidado y diseños de bonsáis. Cedida

Las formaciones en esta especialidad duran entre cuatro o cinco años, pero el aprendizaje es continúo, "para toda la vida". "Es un proceso lento, pero gratificante. Llevo bastantes años en esto y sigo siendo un pipiolo, no espero moriré de viejo y saberlo todo", comenta jocoso. "Los bonsáis son como los perros, no puedes dejarlo solos porque te la lían. El cultivo es simple, pero requiere de mucha entrega y atención", opina.

Aun así, el experto resalta que todo aquel que se quiera curiosear con este mundillo puede. Existen bonsáis de todo tipo de colores, tamaños, formas…, y también de precios. Al igual que se puede comprar un árbol en miniatura en 20 o 30 euros, también los hay por cifras desorbitadas que cuestan pronunciar.

"El valor de un bonsái es difícil de calcular, todo depende de la historia que tiene detrás, de los maestros y de los años que hayan pasado por él. Puedes empezar su cultivo sin ningún tipo de valor y con el paso del tiempo lo va cogiendo. En Japón tienen bonsáis que no los permiten sacar del país porque los consideran como un símbolo nacional", señala.

"La afición por los bonsáis está creciendo en España, Felipe González se dedicaba a ellos también. Antes se asociaban a las élites, pero ahora es una actividad que la puede hacer quien quiera. España es la punta de lanza europea en este mundillo. Los bonsáis son mi pasión y siempre trato de transmitirla, son obras de artes vivientes y una manera de compartir tiempo con la naturaleza", termina.