
Turistas en A Coruña
¿Puede Galicia permitirse cobrar una tasa turística?
Una reflexión desde la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia tras los recientes anuncios de concellos, como el de A Coruña, de implantar una tasa turística
Las tasas turísticas se implantan en ciudades que llevan décadas calificadas como destinos saturados para reducir el impacto ambiental, la degradación de espacios públicos o el sobrecoste de servicios municipales en energía, limpieza y seguridad que provoca una permanente presencia de turistas en sus calles.
¿Qué características comparten esos destinos? Son mundialmente conocidos, reciben turistas todo el año, cuentan con potentes infraestructuras enfocadas al turismo y unas inmejorables conexiones aéreas, por tren y carretera. Además, apenas necesitan actualizar su promoción turística. Son esos destinos que toda persona viajera dice que algún día visitará.
Galicia está en la periferia del continente europeo. Somos la esquina noroeste de la península ibérica, nuestro principal aeropuerto internacional está en Portugal, aún no disponemos de una conexión ferroviaria competitiva y los tiempos por carretera nos hacen un destino lejano. Los turistas hacen un esfuerzo adicional, en tiempo o en dinero, para llegar hasta aquí. Quizá sea ese uno de nuestros atractivos. Somos un destino por descubrir, nuestro clima privilegiado, amplia oferta cultural, buena gastronomía y naturaleza superan las expectativas de muchos de los que nos visitan.
Recientemente algunos ayuntamientos anunciaron su pretensión de implantar una tasa turística e, incluso, compiten entre sí por quién lo hará primero ¿Será Galicia un destino saturado? ¿Ya no necesitamos hacer promoción turística? ¿Debemos dejar de subvencionar compañías aéreas para que sus aviones aterricen en nuestros aeropuertos? ¿Están nuestras ciudades colapsadas de turistas gran parte del año? ¿No pueden los servicios municipales hacer frente a sus gastos ordinarios sin el aporte adicional de los turistas?
No parece sea el caso. Galicia tiene un gran potencial y debe planificar a largo plazo sus inversiones turísticas para que el crecimiento sea ordenado y adaptado a las infraestructuras de acogida con las que cuente, pero estamos todavía muy lejos de las regiones españolas con más éxito turístico.
A Coruña se encuentra en pleno debate de cómo integrar su puerto interior en la trama urbana, cómo mejorar su atractivo e invierte recursos en atraer nuevos perfiles de turistas. ¿Tiene sentido cobrar un impuesto a los que finalmente la visiten? Parece más bien que existe un afán recaudatorio de incrementar la dotación presupuestaria municipal para acometer inversiones que, precisamente, la hagan más atractiva a futuros visitantes.
En el caso de Santiago la concentración turística se produce en unas plazas y calles muy concretas diseñadas hace siglos como el final de un peregrinaje en torno a la catedral y su casco histórico, pero la presión turística fuera de este ámbito es insignificante. ¿Puede permitirse la economía de Santiago prescindir de su prestigio de destino milenario que acoge al turista que camina cobrándoles un peaje a su llegada?
La gran dispersión poblacional unida al pequeño tamaño de nuestras ciudades hará que sea muy fácil evitar pagar la tasa turística; bastará con alojarse en un municipio cercano. Habrá que calcular el impacto negativo tanto en la imagen turística de ambas ciudades como en todos los sectores económicos vinculados a la recepción y atención de nuestros visitantes.
El nuevo impuesto desincentivará estancias medias y se pondrá de moda la visita rápida. El turista preferirá tomar un helado frente a las galerías de la Marina o en la plaza del Obradoiro, gastar los 2.5 euros que se ahorrarán de tasa turística, y abandonar la ciudad antes de la cena para alojarse en un municipio cercano que no aplique un impuesto adicional por pernoctar.
Rafael Serrano Hernández
Vicepresidente Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (AVITURGA)