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Unos valencianos hacen el Camino de Santiago al revés para terminar en el Sonorama Ribera

Carmina Forment y Cristian Mora han recorrido 130 kilómetros del Camino Francés empezando en Compostela para terminar en el festival de Aranda de Duero
Los tres amigos comenzando su primera etapa del Camino frente a la Catedral
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Los tres amigos comenzando su primera etapa del Camino frente a la Catedral
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Carmina Forment y Cristian Mora disfrutaron ayer de la última etapa del Camino. Con ampollas en los pies y una sensación de euforia por terminar la aventura, estos particulares peregrinos se dirigieron no a la Catedral, sino a Burgos para coger un autobús que les llevase al festival Sonorama Ribera en Aranda de Duero.

Y es que estos profesores de Castellón decidieron hacer el Camino de Santiago al revés, empezando por la visita de rigor al templo de la capital gallega y terminando en el festival castellano. "El último año que fuimos, en la edición de 2019, volviendo del festival nos pusimos a hablar y hablamos de que teníamos pendiente hacer el Camino, pero en verano nunca teníamos tiempo. Quedamos en hacerlo pero terminando en Aranda en 2020, pero nos pilló la pandemia y lo pospusimos hasta este año".

El festival empieza hoy y dura hasta el 14 de agosto. Tiene como cabezas de cártel a artistas como Amaia o Izal. Tiene lugar en Aranda del Duero, en Burgos, y en él se incluyen actividades como una ruta de vinos o un almuerzo en las bodegas. Lleva 25 de años de historia y sigue acogiendo a festivaleros de todas partes de España para asistir a los conciertos en la plaza del Trigo.

Originalmente eran tres, Carmina, Cristian y su amiga, Nanda. Comenzaron en Santiago de Compostela hace una semana. "Ver la Catedral fue muy emocionante y para acordarnos de Santiago nos compramos un pequeño santiaguiño que nos ha venido acompañando durante el camino". A pesar de que su amiga tuvo que terminar el camino en Portomarín por temas de trabajo Forment señala que el tiempo que han pasado en el Camino les ha unido mucho más como amigos.

"Tiene su parte buena y mala de hacerlo en sentido contrario", señala la profesora. "Lo bueno es que te encuentras con personas diferentes cada día, pero lo malo es que no haces piña con nadie porque vais en direcciones contrarias. La gente que conocíamos acaba con mucha amistad con el resto de peregrinos".

No obstante, la afluencia de caminantes tampoco ha sido lo que Forment y Mora esperaban. "Había muchísima gente en todos los sitios, sobre todo los que estaban en nuestras primeras etapas, en Santiago, en Arzúa... Allí por ejemplo no pudimos encontrar albergue ya, y tuvimos que ir hasta Melide", señala la valenciana. "Hemos pasado por sitios que aquello parecía una ciudad. Riadas de gente y nos costaba andar con la de gente que venía de cara".

A pesar de todo eso, Forment señala que la experiencia ha sido "chulísima". "La gente nos decía 'Os perderéis porque las indicaciones van al revés', pero al final le acabamos cogiendo el truco rápidamente". Hacer el Camino de forma contraria sigue siendo una experiencia espiritual brutal y permite, como en su fórmula original, presenciar y sentir la vida desde otra perspectiva, según revelan estos peregrinos.

"El tramo más bonito ha sido sin duda este último, el Sarria-Samos. Quizá porque no lo teníamos programado al principio llegar hasta Samos, o porque al no haber tanta gente estaba más tranquilo, pero la verdad es que es espectacular". Esta profesora señala que una vez habían llegado a Sarria todavía se sentían con energías y en Internet descubrieron que podían ir hasta Samos. Aunque Santiago de Compostela y la Catedral son vistas impresionantes, el pueblo lucense de Samos, con su río y su monasterio tiene un encanto silencioso que los ha revitalizado a ambos en esta última etapa. "El año que viene creo que incluiremos también el tramo Samos-Astorga, pero esta vez en el sentido correcto", bromea.

Una de las cosas que lamentan ambos es que, a pesar de haber hecho los kilómetros y las etapas del camino, no hayan podido conseguir una Compostela. "Lo tendremos en cuenta para el año que viene, pero la verdad es que podíamos haber hecho nosotros un librito propio e ir certificando los sitios por los que pasamos, pero no se nos ocurrió. Para nosotros seguimos siendo peregrinos de verdad aunque no tengamos la Compostela", aseguran.

El "subidón" del Camino en la plaza del Trigo de Aranda de Duero

Lo que le queda ahora a estos profesores es llegar a Aranda de Duero donde esperan tener el mismo la sensación que les han descrito otros peregrinos que se han encontrado. "Nos encontramos a unos extremeños que nos dijeron si no íbamos a echar de menos el subidón de llegar a la Catedral después del camino, pero yo creo que vamos a tener eso en cuanto lleguemos a la plaza del Trigo en Aranda. No vamos cansados, vamos con muchas ganas y mucha energía, aunque con algunas ampollas en los pies".

"Yo nunca había estado por Galicia, y la verdad que Cristian y yo vinimos con la idea de ver cosas. Burgos también tenemos muchas ganas de verlo. En el bus de Aranda tendremos que cambiar un poco el chip del Camino al de festival, pero también tenemos muchas ganas", aseguran. Después de pasar la noche en Burgos, estos peregrinos ya están dispuestos para disfrutar de esta cita festivalera.

Ambos valencianos son ávidos festivaleros, persiguiendo sus grupos favoritos de cita musical en cita musical. Carmina señala que no tiene un grupo favorito y que este año los cabezas de carteles son impresionantes. "Podría decir casi todos porque nos gustan todos, pero Ladilla Rusa, Izal y son los más conocidos". Forment indica que aunque la música les encanta, lo más bonito del Sonorama es siempre el pueblo y disfrutar del festival en él.

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