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Marea Baja: Los calamares a la andaluza más cotizados de A Coruña

El local antes llamado Pura Cepa, situado en el Paseo de los Puentes, cambió su concepto tras el confinamiento pero mantuvo su plato estrella
Dona Vázquez, de Marea Baja.
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Dona Vázquez, de Marea Baja.
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Quienes hayan pasado por el Paseo de los Puentes durante el último mes se habrán sorprendido al no encontrar en el número 18 el cartel de Pura Cepa, una vinoteca con más de una década de historia. El local ahora se llama Marea Baja y ha cambiado su concepto. ¿Qué significa? Que ahora es una cafetería, pero mantiene la esencia de los últimos años.

Dona Vázquez Machado cogió el traspaso del establecimiento en abril del 2011, dos años después de llegar a A Coruña desde su Huelva natal. De aquel día a hoy hay un gran cambio que destacar en el local. Sin embargo, varios de los grandes éxitos que han acompañado al ahora llamado Marea Baja durante estos nueve años continúan.

Hablamos, por supuesto, de sus calamares fritos. La receta andaluza de Dona casa a la perfección con el mejor producto coruñés. Se pueden pedir tanto en plato como en bocadillo. Además, sus callos de los domingos continúan haciendo las delicias de todo el vecindario. Lola, la cocinera, es quien está detrás de esta receta. Además, el nuevo concepto de cafetería permite degustar desde primera hora una de sus tapas de tortilla. Hablamos con Dona sobre cómo está marchando esta nueva etapa.

De vinoteca a cafetería

¿Cuándo cambiasteis el nombre del local?

El 23 de junio, cuando volvimos a abrir.

¿Y a qué se debió?

Porque antes éramos una vinoteca y quisimos cambiar el concepto. Ahora somos una cafetería, con muchos vinos, eso sí. Antes abríamos sobre las 11 o 12 y ahora queremos abrir más temprano, servir desayunos y ampliar el horario. Lo hicimos debido a la situación, para abarcar más clientela.

¿Cómo ha ido la cosa desde que habéis reabierto?

La verdad es que hay ido bastante bien la tarde y la noche, pese a lo que nosotros temíamos. El problema es que hay mucha gente de vacaciones o teletrabajando, entonces a primera hora o para los desayunos todavía estamos funcionando poco. Lo bueno es que somos el único bar de la zona que ofrece tortilla de patatas desde las 8.30.

¿Y la gente la pide para desayunar?

Pues bastantes, la verdad. Habiendo poca gente de momento para desayunar, a los que hay les llama bastante. De hecho, hay una vecina que cuando la hay, baja y desayuna.

"Los callos los servimos todos los meses del año, aunque estemos a 30 grados"

¿Siempre tuvo fama la tortilla?

Sí, la verdad es que tenía bastante fama, como los calamares fritos y los callos de los domingos. Los ponemos todos los meses del año, aunque estemos a 30 grados.

¿Mucha gente en verano pide los callos?

Sí, y también se los lleva. Es muy curioso, pero es que están muy buenos.

¿Cómo fueron aquellos primeros años?

Cogimos el local en el 2011. Ya era una vinoteca de aquella, pero desde entonces el local ha cambiado mucho. Empezamos muy fuerte, pero poco a poco fueron bajando las peticiones de vino. Sí que tenemos una clientela fija, pero con la pandemia quisimos innovar, cambiar de nombre y de concepto. Seguimos teniendo los vinos de siempre, y algunos muy específicos para una clientela muy específica. La comida tampoco ha cambiado.

¿Qué tienen esos calamares para estar tan buenos?

Son los calamares de aquí, de Galicia, pero con la fritura andaluza. Es una fritura fina que hace que se aprecie el calamar. No disimula el sabor del calamar. La capa de harina es muy fina. Empezamos a hacerlos así y se ha corrido el boca a boca.

¿Cuál es tu inspiración?

En Huelva hay el choco frito, que es el plato en el que basé estos calamares. Ese estilo es el que utilizo yo, con el producto coruñés.

Y los domingos, callos.

Mucha gente viene por el pincho de callos. De hecho, hay días que por la mañana ya no tenemos callos, porque hay gente que se los lleva por encargo. De hecho, este confinamiento hubo una niña que no dejaba de preguntarnos por los callos. Hasta nos grabó un vídeo. El primer día que abrimos, que era lunes, no tocaba hacer callos, pero los hicimos igual por ella.

¿Cómo funciona el local el resto de la semana?

No somos una zona como La Barrera. Aquí no hay ni días flojos, ni días fuertes. Cada día es un mundo. Lo bueno que tiene esta local es que mira al Paseo de los Puentes y le está dando el sol casi todo el día. La terraza que tenemos llama mucho.

"Los calamares llevan una fritura fina que permite que se aprecie su sabor"

¿Cómo definirías el restaurante?

Siempre hemos querido este sea un sitio familiar e informal. Nunca hemos querido ser un restaurante, nos gusta que la gente venga y se pida una ración o una tapa. Incluso hay gente que pide comida para que Lola se lo prepare para el día siguiente. Cualquier comida casera que te puedas imaginar. Tenemos clientes de 18 años y otros de más de 60.

¿Qué significado tiene el nuevo nombre?

A Coruña huele a mar. Cuando la marea está baja, sientes el olor del mar, de las algas. Es algo muy significativo. A mí, las ciudades me gustan cuando tienen el mar al lado, y A Coruña es muy bonita por eso.

Y como buena hostelera

¿Otros calamares de A Coruña que te gusten?

Los de El Serrano.

¿Un vino?

Una uva. Una garnacha tinta.

¿Tortilla o callos?

Los callos, indudablemente.

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