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El lujo del rural: la moda de alojarse en cabañas en Galicia

En los últimos años, la tendencia de los viajeros dentro de Galicia ha girado hacia este tipo de alojamientos que combinan lo mejor de los entornos naturales con las comodidades de los grandes hoteles
Cabañas en Galicia: Casa Beatnik, Cabanas da Chousa, A Leira 116 y Quechova.
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Cabañas en Galicia: Casa Beatnik, Cabanas da Chousa, A Leira 116 y Quechova.
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Cuando la tendencia del glamping entró en escena, las típicas tiendas de campaña dieron paso a un sinfín de formas más lujosas y confortables de disfrutar de la naturaleza: tipis, yurtas, jaimas, logdes (pequeñas moradas de temporada para pescadores, cazadores, montañistas…) o simplemente hoteles-cabañas, todos ellos guardan en común esa mezcla de ambos mundos al ofrecer muchas de las comodidades de un hotel, a precios accesibles y situados al aire libre. En el caso particular de Galicia, el turismo de cabaña también está en auge (sobre todo desde la pandemia) y se ha convertido en una de las grandes elecciones de los viajeros que recorren el grueso del territorio. Glamping do Mar en Baiona, As Xanelas do Monte en Mos (Pontevedra) o MU_Moradas no Ulla en Teo, son sólo algunas de las opciones que abrieron sus puertas en los últimos años bajo este concepto. 

Lo cierto es que la mayoría de las cabañas turísticas gallegas muestran una ocupación completa para las próximas semanas, en la franja de días que va de viernes a lunes y especialmente de cara a la temporada estival. Según los datos compartidos con Quincemil por propietarios de cabañas en Galicia, se trata además de un tipo de turismo que es capaz de llegar a un abanico muy amplio de clientes tanto en edades como nacionalidades. Cabe destacar asimismo que la mayoría de las estancias en este tipo de alojamientos suelen ser de fin de semana ―aunque siempre existen excepciones―, con un promedio de 1 a 3 días.

Las originales yurtas de Casa Beatnik (Vedra, A Coruña)

Yurtas de Casa Beatnik. Foto: Cedida

Muchos viajeros definirían a Casa Beatnik como ese paraíso con el que sueñan los amantes de la buena vida, y desde luego no es para menos: suites y yurtas de lujo, una oferta gastronómica que fusiona lo mejor de las cocinas del mundo, actividades como yoga, tai chi o meditación… absolutamente todo es posible dentro de este hotel destino situado a escasos kilómetros de Santiago de Compostela. Y como no podía ser de otra forma, la oferta turística de Casa Beatnik también incluye unas instalaciones similares a los bungalows, pero procedentes de Kirguistán: las "Luxury yurts", lo mejor del camping con un toque extra de glamour. En la actualidad, Casa Beatnik dispone de seis yurtas que fueron concebidas para hacer frente a ese fenómeno global de los glampings, enmarcadas entre viñedos y con vistas a la ribera del Ulla. 

En el interior de estos singulares alojamientos, los huéspedes pueden disfrutar de unos servicios y comodidades más propios de un hotel con todo los lujos: "cama tamaño emperador con colchón de 50cm, textiles de algodón de Marruecos, ducha de alcachofa…", explica Daniel, fundador y director creativo del grupo Bonhomme.  "La diferencia con otros destinos glamping es precisamente que nuestras yurtas no sólo cuentan con esos lujos y un entorno natural, sino que además se encuentran dentro de Casa Beatnik, por lo que el cliente cuenta con todo lo que esta ofrece: piscina, dos restaurantes, spa, sauna, cancha de tenis, etc", añade Juan Carlos, director de Casa Beatnik Country House. 

Según reconocen ambas figuras directivas de Casa Beatnik, "el perfil del cliente del glamping resulta bastante variado, tanto en edad como en nacionalidad". En el caso de las pernoctaciones, el retrato general coincide con el de la mayoría de cabañas turísticas de Galicia: "Las estancias en las yurtas han sido mayormente de fin de semana, pero ahora en temporada estamos viendo estancias de hasta una semana entera aunque el promedio sigue siendo de 1-3 días", apunta Juan Carlos. 

El lujo entre naturaleza de Cabanas das Chousas (Lugo)

Cabaña y baño nórdico de Cabanas das Chousas. Foto: Cedida

A principios del año 2021, Verónica Cela y Pablo Yanes hicieron realidad un proyecto de vida y turismo sostenible que combina la experiencia de acampar en mitad de un paraje natural privilegiado con todos los lujos de un hotel. En la actualidad, el glamping sostenible de Cabanas das Chousas dispone de cuatro auténticos nidos de relax (uno de ellas adaptado) ubicados en un entorno muy próximo a la ruta das Chousas y los márgenes del río Mera en O Veral, a menos de 10 kilómetros del centro de Lugo. Uno de los grandes atractivos de estas cabañas de madera suspendidas entre las ramas de los árboles se encuentra en el corazón del bosque: una singular bañera nórdica, la primera de Galicia para este tipo de alojamientos, donde los huéspedes pueden relajarse de una forma íntima en la quietud de la naturaleza. Además, los viajeros que llegan a las Cabanas das Chousas también tienen acceso a un pequeño batuxo para desplazarse por el río cuando ellos quieran.  

Según explica el propio Pablo Yanes, para las próximas semanas y especialmente de cara a los meses de julio y agosto, ya se encuentran con prácticamente "el 50% de alojamiento cubierto" y con un goteo constante de reservas. Otro dato interesante al que apunta el propietario de Cabanas das Chousas es el hecho de que "el viajero extranjero lleva destacando una larga temporada" como el perfil mayoritario de clientes de estas cabañas lucenses, con visitantes llegados desde países como Alemania o incluso Rusia. Por su parte, el huésped nacional también representa un gran porcetaje de las reservas, sobre todo durante la temporada estival. También, al tratarse de espacios con capacidad para albergar hasta 4 o 5 personas, son muchas las familias que eligen las Cabanas das Chousas para disfrutar de sus vacaciones en este enclave natural repleto de encanto.

 "Las cabañas tienen unos 30m2 y otros 15 o 18 de terraza en forma de apartamento, es decir, disponen de todo lo necesario para pasar unos días al ser independientes y estar totalmente equipadas con cocina, baño, televisión, etc.", explica Yanes. Dichos servicios, sumado al entorno boscoso en el que se marcan estas cabañas de madera lucenses hacen que la estancia promedio del viajero ronde los 3 o 4 días. De hecho, durante los fines de semana y en temporada alta sus propietarios establecen una reserva mínima de dos noches, ya que consideran que "es el mínimo que hace falta para poder disfrutar por completo de este paraíso". Por otro lado, Pablo reconoce que también hay huéspedes que extienden su estancia hasta los 6, 8 o incluso 15 días en algún caso particular. Con todo, y a pesar del boom turístico de las cabañas en Galicia, sus propietarios no prevén aumentar la capacidad de las Cabanas das Chousas de forma desmesurada, como mucho en 1 o 2 cabañas más a largo plazo. "Nosotros queremos que el bosque siga siendo bosque", sentencia Yenes. 

A Leira 116- cabañas de diseño (Sarria, Lugo)

Cabañas de diseño de A Leira 116, Sarria, Lugo. Foto: Cedida

A Leira 116 abrió sus puertas en el verano de 2022 bajo un concepto de alojamiento turístico que buscaba fusionar en un mismo espacio "lo rural y lo urbano, la tradición y la innovación". Estas cabañas de diseño ―decoradas con productos fabricados en Galicia― se encuentran ubicadas en una finca de 14.000 metros cuadrados en el corazón verde de Sarria (Lugo) y disponen de varias áreas diferenciadas: cinco cabañas individuales, una cabaña común situada junto a la recepción, una zona glamping y varios espacios de descanso, todos ellos rodeados de zonas boscosas y naturaleza autóctona. "Los primeros meses de verano y otoño fueron muy productivos, teniendo en cuenta que muchos de los posibles clientes ya tenían su alojamiento reservado con anterioridad", apuntan sus propietarios. "A nivel fin de semana trabajamos muy bien a lo largo de todo el año (...) si es cierto que a partir de mediados de abril, coincidiendo con la Semana Santa hemos percibido un aumento considerable en las reservas también por semana"

En lo que respecta al cliente mayoritario de sus cabañas y tiendas, desde A Leira 116 destacan dos perfiles tipo: "el cliente de fin de semana que viene a desconectar y que en muchas ocasiones viene acompañado por sus mascostas y el peregrino que busca un alojamiento diferente". Y es que hay que tener en cuenta que este alojamiento de diseño se encuentra enmarcado en un punto de gran relevancia dentro del Camino de Santiago. "El primero de ellos es un turista más o gallego o nacional y el peregrino por el contrario suele ser extranjero, sobre todo de Europa y Latinoamérica", agregan. En función del tipo de cliente también el tiempo de estancia suele variar dentro de A Leira, los peregrinos, según apuntan los propietarios del complejo, suelen hospedarse días sueltos, mientras que el otro cliente común se acerca más a la estancia promedio de 1 a 3 días de este tipo de alojamientos. "En fechas señaladas como puentes o vacaciones ya tenemos estancias más largas, de entre 5 y 7 días", concluyen. 

El otro boom de las cabañas modulares

Modelo cabaña modular de Quechova. Foto: Pombo Fotógrafos (Cedida)

Además de triunfar como alojamientos turísticos, las cabañas modulares también han experimentado un boom sin precedentes en el ámbito más particular o público. Edificaciones auxiliares de jardín, segundas residencias, oficinas de turismo o multifución, estas construcciones modulares tienen la capacidad de albergar en su interior cualquier tipo de espacio seguro y respetuoso con el medioambiente. En la comunidad gallega, la firma Quechova, con sede en Carballo, se ha convertido en uno de los grandes referentes del sector. Las cabañas de esta empresa coruñesa experimentaron un éxito de popularidad incluso antes de lanzarse al mercado gracias a un original diseño y una estética minimalista que buscaba generar el menor impacto visual en la naturaleza. Además, estas construcciones modulares también disponen de un equipamiento completo, eficiente y sostenible en su interior

Otro de los grandes motivos que han convertido este tipo de cabañas modulares en un éxito de ventas tiene mucho que ver con el proceso constructivo, cuyos tiempos de montaje se reducen a apenas un par de horas en su totalidad. Esto es posible ya que las cabañas salen del taller totalmente montadas por lo que a su llegada a destino lo único que hay que hacer es instalarla en el lugar deseado y realizar las conexiones pertinentes. 

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