¿Quién dijo miedo a la tecnología en A Coruña?
Cuando mencionamos Palo Alto o Google inmediatamente aparecen en nuestra cabeza dos imágenes: un garaje y un supergenio de la informática. También empezamos a pensar en el paraíso de ser un googler y de cuántos kilómetros, y no me refiero solo a los físicos, nos distancian de ellos. Pero una vez más, nos falla el autoconcepto. En Galicia somos prudentes y además solemos ser humildes por naturaleza, quizá por la historia que nos ha tocado vivir. Pero voy a romper estos mitos para presumir, si cabe, de algunos datos que quizá no manejamos.
En esta ciudad, y en sus alrededores, tenemos un gran polo de talento tecnológico que bien quisieran otras ciudades que nos duplican o triplican en población, o que tienen una imagen más potente que la nuestra. Por partes. Hay tecnología en una de las grandes marcas de gran consumo de nuestro país, con mucho recorrido ya a nivel internacional, Hijos de Rivera y nuestra Estrella Galicia. Tenemos compañías de telecomunicaciones como R que, a pesar de convivir con la matriz vasca, sigue manteniendo su apuesta por la ciudad y sus profesionales. O una que sube cada año en los rankings como Disashop por su crecimiento exponencial.
Tenemos innovación en un banco, Abanca, con raíces en nuestra Comunidad y que está marcando la senda del buen trabajo tecnológico a otros muchos del sector, recuperada de los momentos difíciles que todos conocemos. Pero tenemos también una gran multinacional como Inditex, con un nivel de talento tecnológico digno de ser mencionado. Tenemos cientos de emprendedores y startups, centros de innovación e investigación que nacen de la Universidad. Tenemos compañías tecnológicas que son una potencia a nivel nacional como Plexus o Altia. Tenemos todo este ecosistema y más, que se está nutriendo de perfiles que serán grandes exponentes del nuevo mundo digital que nos toca vivir. Porque seremos humildes, pero tenemos alma de emprendedores, tenemos fuerza, somos capaces de hacer grandes proyectos, y ya no importa estar (físicamente) en una esquina del país, en esta globalidad que nos permite la tecnología.
Tenemos que conseguir que el sistema educativo se adaptara a las necesidades que el mundo 5G y la transformación digital van a requerir, y hacer más proyectos como el que está desarrollando CESUGA, apostando por la formación en el área digital. E impulsar comunidades digitales que desarrollan Bootcamps como Hack a boss, todo un referente ya en formación y desarrollo de talento tecnológico, entonces sí que podríamos sacar pecho.
Que los conocimientos tecnológicos serán tan necesarios como las matemáticas, la literatura o incluso más, es algo absolutamente inevitable. La transversalidad que debería de tener a día de hoy en cualquier grado o ciclo de formación profesional es una asignatura todavía pendiente. Es más, los niños deberían empezar a aprender lenguajes de programación y tecnologías básicas que les permitan asimilar conceptos más complejos a lo largo de toda su trayectoria educativa.
No habrá una profesión que no tenga alguna derivada tecnológica, bien para recabar información, los abogados se conectarán a un sistema que en base a la inteligencia artificial le ofrecerá resultados de sentencias o jurisprudencia, bien para ofrecer diagnósticos posibles en medicina. La optimización de todos los procesos productivos en todos los sectores públicos o privados serán clave para la digitalización en la era 4.0. Esto ya es una realidad. Y esto requerirá una formación continua, especializada y altamente valorada por el mercado. Pero en todo esto ya se está trabajando. Es un hecho.
Que se vea nuestro EGOGALEGO para convertirnos en el gran polo tecnológico que estamos empezando a construir. Así que no, no hay miedo a ser grandes en tecnología en esta ciudad, ni en Galicia, porque ya lo somos.
Silvia Fraga
Directora General de Estrategia de Plexus
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