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Gallega y en la lista Forbes con menos de 30 años: "Emprender es una carrera de fondo"

Carlota Corzo estudió Bellas Artes pero pronto se dio cuenta que lo suyo era dedicarse a temas de impacto social. Confundadora de Lázzaro, una empresa que ayuda a organizaciones sin ánimo de lucro mejorando su transparencia, reconoce las desigualdades que existen todavía hoy en día entre hombres y mujeres: "A los hombres emprendedores con hijos no les preguntan cómo hacen para conciliar"
Carlota Corzo
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Carlota Corzo estudió Bellas Artes pero pronto se dio cuenta que, pese a encantarle estos estudios, lo suyo era dedicarse a temas de impacto social. Y así fue. Tras un tiempo involucrada en diferentes proyectos, dio forma al suyo propio. Esta joven gallega destaca por haber cofundado Lázzaro, una empresa que ayuda a organizaciones sin ánimo de lucro.

Esta joven gallega tiene el honor de haber entrado en la lista de los 30 jóvenes con menos de 30 años de la lista Forbes, una distinción que, como ella misma nos confiesa, le abre muchas puertas; pero sobre todo supuso un impulso en su carrera profesional y un apoyo para seguir luchando día a día por un proyecto que le cambió la vida.

Gracias a Lázzaro, las organizaciones pueden crear plataformas web fiables, que permitan traccionar sus operaciones mediante blockchain. Este es un software "todo en uno", que dispone de las herramientas que el cliente puede necesitar para generar ingresos digitales. 

Hoy, con motivo del 8M, Día de la Mujer, charlamos con este joven emprendedora sobre su experiencia y su visión sobre el emprendimiento femenino.

Estudiaste Bellas Artes pero al final te decantaste por el emprendimiento vinculado con el ámbito. ¿Qué te llevó a emprender?

Fue lo que siempre dije que no iba a hacer (risas). Vengo de una familia de emprendedores, del sector turismo, y toda la incertidumbre que rodea al emprendimiento creía que no era para mí. Yo estudié Bellas Artes, pero podría haber estudiado cualquier cosa porque me gusta estudiar y aprender. Al final me decanté por Bellas Artes y me encantó, pero al final me di cuenta que quería dedicarme a temas de impacto social. Me puse a investigar y lo que más me gustaba era la creatividad. En ese momento, en España, comenzaba a sonar la palabra "innovación"; así que me formé haciendo un master. Además, en ese momento monté las dos primeras ONG. Al final, para mí, fueron como micro emprendimientos que llevé a cabo mientras trabajaba en otros proyectos; y uno de ellos se terminó convirtiendo en una empresa.

¿Por qué Lázzaro?

A mí me vino con el nombre. Había unos chicos que tenían una idea, que era dar transparencia a las donaciones con blockchain, y Lázzaro estaba vinculado a aquel que trae la luz (en este caso la luz sobre la donación). Yo tenía varias ONG, nos juntamos y montamos la empresa.

¿En qué momento se encuentra Lázzaro? ¿Cuál ha sido su evolución?

Subiendo de nivel. Hemos conseguido una subvención, Neotec Mujeres, que nos permite desarrollar nuevos proyectos, ser más disruptivos, contratar gente...pero también tenemos que facturar más. Todo esto nos obliga a ser mejores. Uno consigue más pero también requiere un mayor esfuerzo.

"A los hombres emprendedores con hijos no les preguntan cómo hacen para conciliar"

Mujer y emprendedora. ¿Te has topado por el camino con algún tipo de dificultades por el hecho de ser mujer?

Lo primero es el miedo a hacerlo. Y es que hay comportamientos, las denominadas soft skills, de ser más valiente, de arriesgar, que no son habilidades que suelan recomendarse a las chicas, siempre es todo lo contrario. Y no es así. Por otro lado, desde el punto de financiación, hay datos que demuestran que se invierten menos en mujeres, aunque las empresas suelen ser más rentables. Y después, el hombre mayor suele ser el perfil mayoritario, y este al principio siempre está en una situación de poder respecto a ti. A mí nunca me ha pasado nada pero sí hay situaciones incómodas que pueden echar para atrás a muchas emprendedoras.

El perfil mayoritario en el emprendimiento es el de un hombre de más de 50 años. Las mujeres poco a poco se han ido haciendo su hueco, pero todavía queda mucho camino por recorrer. ¿Cómo crees que es posible cambiarlo?

El reto está en la conciliación. A los hombres emprendedores con hijos no le preguntan cómo hacen para conciliar, pero sí a la mujeres porque se da por hecho que es su responsabilidad. Tiene que haber un cambio cultural. Pero este cambio no depende únicamente de la educación, tiene que integrar a toda la sociedad.

"Estar en la lista Forbes es un chute de energía"

Estás entre los 30 jóvenes con menos de 30 años de la lista Forbes. ¿Qué ha supuesto para ti esta distinción?

Me invitan a más cosas (risas). Nosotros sacamos el proyecto desde cero, sin financiación, haciendo cosas muy innovadores; y todo eso quien lo valida es el mercado. Estas distinciones son un chute de energía para seguir adelante.

El miedo al fracaso, tal y como hablamos, frena a muchas mujeres a emprender. ¿Qué consejo le darías a quien esté pensando en iniciar un proyecto de emprendimiento?

Le diría que el camino del emprendedor está lleno de fracasos, pero que no pasa nada. La cuestión es aguantar hasta dar con lo que realmente funcione. Hay muchas maneras de emprender, no todo es pedir un crédito al banco y lanzarse, y no todo el mundo lo puede gestionar emocionalmente de la misma forma. Nunca es el mejor momento y no hay una forma concreta (de emprender), cada una tiene que buscar aquella que le funcione. Es una carrera de fondo.

¿Qué diferencia a la mujer emprendedora?

Por un lado, en base a mi experiencia, me he encontrado a más mujeres que hombres que son capaces de tener la cabeza en 20 cosas a la vez, y acordarse de lo suyo y de lo de los demás. Por otro lado, las mujeres sienten más empatía.

¿Qué te anima a seguir en el día a día?

Siempre tuve mucha energía. Trabajar en el ámbito social es muy gratificante. Ayudar a los demás siempre resulta un impulso para seguir.

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