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Carmelamola, el proyecto emprendedor de una joven coruñesa con síndrome de Down

A sus 19 años, Carmen Álvarez lleva algo más de un par de años vendiendo sus creaciones de bisutería a través de Internet. Cuando le preguntan qué quiere ser de mayor, ella lo tiene claro: "Yo soy joyera y empresaria"
Carmen Álvarez está detrás de la firma Carmelamola
Carmelamola
Carmen Álvarez está detrás de la firma Carmelamola
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Lo que empezó siendo un ejercicio de psicomotricidad se convirtió en un proyecto de negocio. Carmen, una joven con síndrome de Down de A Coruña, comenzó haciendo pulseras y collares como una forma de ejercicio para mejorar su psicomotricidad, pero pronto, con la ayuda de sus padres y su hermana, llegó a crear su propia línea de bisuteria. Así nació Carmelamola.

Carmen Álvarez Rodríguez, que en casa es Carmela, es una joven de 19 años a la que, como otras muchas chicas de su edad, le gustan mucho las joyas. . Hace unos años, Ana -su madre y colaboradora- tuvo la idea de proponerle cambiar sus "aburridas rutinas" por algo que le gustase más: las joyas. "Ella es muy presumida", nos confiesa su madre.

"Empezó montando piezas grandes y poco a poco fue incorporando pequeños abalorios", comenta Ana, una madre que desde el principio se convirtió en la mejor modelo de las joyas que hacía su hija. "Mucha gente me veía los collares y me preguntaba por ellos. Les decía que lo hacía mi hija. Así surgió la idea", revela.

Carmelamola fue fundada hace un par de años cuando Carmen todavía era menor de edad. Ahora, a sus 19 años, esta joven coruñesa es autónoma y dueña de su propia empresa. "Cuando le preguntan qué quiere ser de mayor, ella lo tiene claro: Yo soy joyera y empresaria", responde la joven, según nos cuenta su progenitora.

Uno de los collares de Carmelamola

En esta aventura empresarial, Carmen contó (y cuenta) con el apoyo de su familia. Además de su madre, su padre Manuel y su hermana pequeña la acompañan en esta aventura. Así, su madre se encarga de ayudarla en la elaboración de productos, su hermana le gestiona la tienda online y su padre se hace cargos de las imágenes.

Dar visibilidad a sus capacidades

Pendientes de Carmelamola

Además de ayudar a que Carmen sea feliz, esta familia coruñesa trata de visibilizar las capacidades de las personas con síndrome de Down y ayudar a otras personas "¿Por qué de entrada les vamos a decir que no? De esta forma demostramos que pueden tener otro tipo de rutinas", comenta Ana. En el caso de Carmen, su nueva rutina acabó convirtiéndose en un negocio. "Quién sabe si esta es una salida laboral estable", añade.

Por el momento, en algo más de dos años de vida, Carmelamola ya ha conseguido ser reconocida con premios como el eWoman al mejor negocio de Internet. Además, en el último certamen de la Xunta para nuevos creadores logró colarse entre los finalistas, y sin saber el jurado que se trataba de una joven con síndrome de Down.

Todo comenzó en la habitación de la casa familiar, hoy convertido en taller. Allí, Carmen, ayudada por una lupa de aumento porque tiene 10 y 12 dioptrías, además de cataratas; empezó a diseñar sus joyas. Durante el confinamiento se pasó horas y horas montando nuevas creaciones mientras el mundo, para ella, "se paraba".

¿Por qué el nombre de Carmelamola? Su madre, que trabaja en la TVG, se ponía los collares hechos por su hija y la gente le decía: "Carmela como mola". De ahí el nombre de esta línea de bisutería que empezó siendo una terapia y que ahora, ya convertida en negocio, vende sus creaciones por toda España y el resto de Europa.

Este proyecto es doblemente bonito: por el ejemplo de superación de Carmen y, por supuesto, por la belleza de sus creaciones. ¡Cómo mola Carmela!

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