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Bo Peixe: La magia de plasmar colores de hojas y flores de Galicia en complementos artesanales

Bo peixe era el apodo que la abuela de Isa Alonso usaba con su nieta, responsable ahora de una marca que usa materias primas como el hueso de aguacate, la piel de cebolla o las habas negras para crear fulares, álbumes de fotos o cojines en un taller de Sada
Isa, creadora de Bo Peixe, con los productos que elabora de forma artesanal.
Lorena Grandío
Isa, creadora de Bo Peixe, con los productos que elabora de forma artesanal.
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Bo Peixe es magia. La de transferir los colores de hojas y plantas a tejidos y papel mediante dos técnicas respetuosas con el medio ambiente: el ecoprint y los tintes botánicos. Este proyecto con sede en Sada (A Coruña) ha ido creciendo y ha tomado impulso gracias al apoyo de sus clientes, que confían en la calidad de un producto irrepetible elaborado con paciencia y dedicación.

"Yo acaba de cerrar un estudio de diseño y fue como una catarsis. Había leído un reportaje sobre una chica que aplicaba la técnica ecoprint y me pareció fascinante. Empecé a investigar y a hacer las primeras pruebas", explica la diseñadora gráfica Isa Alonso sobre el inicio de esta marca que nació en 2017.

Uno de los productos de Bo Peixe (Cedida).

Bo Peixe evolucionó con el paso de los años y, desde el verano pasado, tomó un fuerte impulso a través del aumento de la producción y las ventas en ferias de Navidad. La respuesta de los clientes fue "más que positiva" y ha animado a esta artesana a diseñar nuevos artículos: de fulares o bolsos hasta libretas y álbumes de fotos.

Un diseño irrepetible

El ecoprint es una técnica mediante la que se transfieren los pigmentos naturales de hojas y flores ricas en taninos a una superficie de tejido o papel. La creadora de la marca recoge primero la materia prima que va a utilizar y coloca sobre una mesa el tejido o papel a estampar tras mordentarlos para que los pigmentos se adhieran mejor y de forma más duradera.

"Usamos mordientes, sales naturales que se usan tanto en alimentación como en cosmética", explica Alonso. El proceso continúa con la parte en la que la imaginación vuela más alto: la colocación de hojas y flores para crear el diseño. Una vez terminado, se enrolla el tejido o papel en palos de madera que se atan y se cuecen. Uno de los mejores momentos para la artesana es, de hecho, aquel en el que desenrolla el estampado y comprueba el resultado.

Tejido enrollado y atado para su cocción (Cedida).

Bo Peixe también realiza artículos al gusto de quien vaya a adquirirlos. "Si nos llama alguien a quien le gustan mucho las hojas de nogal y las quiere en un fular de seda con un fondo de mora, se puede hacer", explica la responsable de la firma. Las piezas, además, son únicas y exclusivas, ya que los diseños nunca van a ser iguales: la misma hoja en el mismo tejido puede marcar de forma diferente.

Un ejemplo de esto es el liquidámbar. "Tiene una hoja que va cambiando de color según la época del año. Es muy curioso porque puede marcar de verde si la hoja está fresca y según se va adentrando el otoño, va cambiando a tonos rojizos e incluso granates, y traspasa rojo o morado", indica la responsable de la firma.

"Hay que experimentar mucho. Hay materias que sí que sueltan tinte pero luego, en cuanto lo metes al tejido, el tinte se va al lavar porque es fugitivo", explica Alonso. La piel de cebolla, el hueso de aguacate, las hojas y cortezas de eucalipto, las moras, las habas negras o las piñas de abeto son algunas de las materias primas que usa Bo Peixe.

La marca apuesta por un trabajo respetuoso con el medio ambiente y cuida cada detalla. Así, Bo Peixe usa a menudo agua de lluvia para hacer sus propios tintes botánicos, elaborados con la materia prima macerada el tiempo preciso para que suelte el pigmento. "Se cuece durante una hora y se deja reposar un par de días. Se cuela la materia y se mete el tejido preparado previamente para que el pigmento se adhiera a las fibras", explica la responsable de la marca sobre la otra técnica que aplica.

Materia prima usada por Bo Peixe para dar color a sus piezas (Cedida).

"Esta actividad depende de que haya material en el campo para poder estampar, porque no todas las especies transfieren los pigmentos. Hay que ir adaptando el volumen de trabajo y los resultados a los cambios de la naturaleza", explica Isa Alonso, que añade que en verano prensó hojas para poder usarlas en invierno.

Un homenaje a sus raíces

El ecoprint es un proceso más de todo lo que ocurre en este taller de Sada. Y es que la responsable de Bo Peixe confecciona completamente sus bolsas, desde el forro hasta las asas, y monta las libretas que encuaderna de forma manual. Otros productos de Bo Peixe son los cojines o los pañuelos, aunque los fulares son los que más éxito han cosechado hasta ahora.

"Los chales y fulares de ecoprint son de seda 100% o de seda con lana y los que son tintados, son de algodón 100%. Las bolsas son de algodón 100% o de algodón con yute. Las tapas de las libretas son de papel de acuarela y el interior es reciclado", enumera Alonso sobre los materiales usados en Bo Peixe, que incorporará lino de cara a la próxima colección.

El nombre de Bo Peixe es un homenaje a la abuela de Isa Alonso. "Era una loca de las plantas. Aprendí muchísimas cosas de botánica con ella. Yo era un poco elementa y me llamaba siempre bo peixe. Es un homenaje porque todo salió de ahí: de todas las horas que pasé con ella", explica la artesana. Las raíces de Alonso en la marca se extienden más allá del nombre: el taller está en la anterior casa de sus abuelos, en la que reside ahora su tía, que además tenía una parte que en su día fue una fábrica de teja.

"Me crie en un entorno próximo a los valores de sostenibilidad sin que todavía fuese algo, entre comillas, de moda. La mentalidad de la sostenibilidad y el pensamiento ecológico los tengo desde pequeñita. El proceso de trabajar con materias naturales me llamó la atención desde el principio, y también por deformación profesional: me atraen las gamas de colores, y el poder hacer tus propios colores", explica Alonso sobre su inclinación hacia esta técnica.

Bo Peixe vende en su web y en diversas ferias artesanales y de sostenibilidad, así como en mercados de pop art que se celebran en diferentes puntos de la geografía gallega. El trabajo que presenta en estos espacios es recibido por parte de los clientes con curiosidad primero y con sorpresa después al conocer el proceso de elaboración.

Precisamente, uno de los objetivos de la artesana de cara al futuro es disponer de un espacio en el que impartir talleres y que al mismo funcione como una tienda. "Que la gente pueda aprender las técnicas y hacerlas. Igual que se sorprenden al verlo hecho, que se sorprendan con lo que hagan", explica Isa Alonso. Un objetivo que, seguro, no se hará esperar gracias al trabajo duro y a la constancia de esta artesana que plasma en sus piezas no solo la naturaleza sino también su respeto por ella.

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