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El lugar más emblemático del fútbol femenino gallego está en Santiago de Compostela

Se trata del Estadio Verónica Boquete de San Lázaro, que honra a una de las primeras referentes de este deporte en España
Estadio Vero Boquete en Santiago de Compostela
Pauli González
Estadio Vero Boquete en Santiago de Compostela
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Que cada vez sea más habitual caminar mirando la pantalla del móvil no sólo significa que cada vez nos comemos más farolas volviendo a casa del trabajo, también significa que cada vez nos perdemos más detalles en nuestro día a día. ¿Cuántas veces has descubierto algo maravilloso en lo que nunca antes te habías fijado en un lugar por el que pasas a diario? Esta seguramente sea otra de esas veces.

Pese a que Santiago es una ciudad con mucho fanatismo por el baloncesto, no por ello se descuida el deporte rey en España, el fútbol. Su equipo, el Compostela, milita actualmente en la Segunda Federación, aunque llegó a jugar durante cuatro temporadas seguidas en Primera (1994-1998). 

Cada fin de semana la afición compostelana se enfunda su camiseta para ir a animar a los suyos al estadio, un lugar cuya historia es tan heroica, o incluso más, que la del propio equipo que juega allí. 

Este 2023 se cumplen 5 años de un hecho que cambió la visión del fútbol santiagués. Y es que el Estadio de San Lázaro pasó a llamarse Estadio Verónica Boquete en honor a una de las jugadoras que marcaron el rumbo del fútbol femenino español y que, además, nació en Santiago. 

A pesar de la importancia de este suceso, y de que su nombramiento fue público, todavía hay mucha gente que sigue llamando al estadio con su nombre anterior y que no conoce la trayectoria de la futbolista pese a ser de la ciudad.

De Santiago para el mundo

Vero Boquete inició su andadura deportiva con tan sólo seis años en las categorías inferiores del Xuventú Aguiño de Ribeira. Sus inicios no fueron sencillos, ya que tuvo que esperar una temporada entera para poder jugar su primer partido. En aquel momento había una norma por la que niños y niñas no podían jugar juntos. Esta regla no estaba registrada en ningún sitio, ya que nunca se había considerado la idea de que una niña quisiera competir en este deporte. 

Jugó con chicos hasta los quince años y, poco después, fue fichada por el Zaragoza, con quien debutó en la máxima categoría del fútbol femenino español. Ya como jugadora de primer nivel, Vero Boquete vistió la camiseta de equipos como el Espanyol, el estadounidense Philadelphia Independence o el FFC Frankfurt, con el que se convirtió en la primera española en hacerse con una Women’s Champions League.

La jugadora también dejó su huella en otros países como Francia, Rusia, China o Italia, donde se encuentra jugando en la actualidad como parte de la Fiorentina. Además, se convirtió en una referente en la Selección Española, con la ganó un Campeonato Europeo sub-19 y en la que llegó a llevar el brazalete de capitana

Hablemos de referentes

Más allá de su carrera futbolística, Vero Boquete se ha convertido en una de las caras más importantes de la historia de este deporte. Su lucha por la dignificación y profesionalización de la liga española ha traspasado todas las barreras, convirtiéndola en una de las primeras referentes para esas niñas que hoy ya pueden soñar con ser futbolistas. 

Fue la primera en escribir su propio libro a modo de biografía, reunió más de 47.000 firmas para que se incorporaran jugadoras de la liga femenina al popular videojuego FIFA, y ha recorrido cientos de colegios y escuelas deportivas con el objetivo de motivar a las más pequeñas a disfrutar de su deporte favorito. 

Gracias a figuras como ella la Primera División ya es profesional en España, y el primer álbum de cromos de una liga femenina ya está a la venta en todos los quioscos de nuestro país, convirtiéndonos en el único de toda Europa en sacar una colección como esta. Niños y niñas ya cambian postalillas de jugadoras como Tere Abelleira, Andrea Carid o Nuria Rábano, todas ellas gallegas, en el recreo del colegio. 

Este álbum es sólo un símbolo, un paso más para un deporte que durante muchos años estuvo silenciado. Sin embargo, en esos 365 huecos para pegar postalillas no debemos olvidar los que faltan, esos que pertenecen a mujeres como Vero Boquete, sin las que nada de esto habría sido posible. 

Este es un descubrimiento maravilloso más. Ahora, cada vez que pases por San Lázaro, no olvides levantar la mirada del móvil unos segundos. Los mejores lugares de la ciudad no se ven a través de una pantalla, y la historia de Santiago no se encuentra sólo en el casco antiguo.

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