Rogelio Santos, el marinero que enseña a cuidar la costa gallega en las redes sociales

Si es usted activo en redes sociales, le sonará la cara de bonachón de Rogelio Santos. Este pescador gallego de pura cepa triunfa “navegando” dentro y fuera de la web gracias a sus fotografías, vídeos y reflexiones sobre la importancia del mar y su necesario cuidado. El respeto a la veda y la sabiduría de alguien que lleva más de 25 años en el mar son las claves que le ha convertido en una pequeña estrella mediática. Pero ¿quién hay detrás de este marinero influencer?

No resulta complicado presentar a un tipo como Rogelio. Pertenece a ese pequeño grupo de personas en las que corren litros de agua salada por sus venas. Nacido en 1978, en un pequeño pueblo de Porto do Son con el que comparte apellido, Queiruga, su conexión con el mar empieza ya desde su tierna infancia. “En Queiruga existía un pequeno porto natural, chamado Nadelas, onde toda a xente do pobo iba ao mar. Os meus avós, o meu pai, os meus tíos, os meus veciños… eu crecín entre redes e peixes”, nos cuenta Rogelio con orgullo.

Sin embargo, el mar en muchas ocasiones es un compañero cruel, y el padre de Rogelio falleció en un accidente marítimo. A sus catorce años, Rogelio dejó los estudios y comenzó a ayudar a su madre en casa. Aunque su interés por el trabajo físico y manual le llevó a iniciarse en la agricultura y la vida de labrador, la fuerte atracción marina de la familia pudo con él y con 18 años consiguió el certificado necesario para echarse a la mar junto a su hermano, Juan Carlos.

Ya desde esa edad, la mentalidad autoconsciente de cuidar y respetar el mar era la prioridad número uno para Rogelio: “A forma de ser e de pensar que comparto hoxe en redes é froito do que eu vivía no meu entorno. Fun educado sempre con conciencia sobre respetar e coidar o mar”, recuerda. Ya con 25 años consiguió el título de patrón de pesca, que comparte con su hermano hasta hoy.

Rogelio nunca se quitó la espinita de haber dejado los estudios y hace unos cinco años decidió ponerle remedio. Acudió al Instituto de Ribeira para sacar el título de Educación Secundaria para Adultos de manera presencial mientras trabajaba: “Fun a estudiar non para sacar o título, senón para aprender e saber. Tiña esa inquedanza cultural”, confiesa Rogelio. Allí, un profesor de lengua castellana, Xabier López Marqués, reconoció el potencial de Rogelio como comunicador y divulgador. Su experiencia en el mar le convertía en una voz interesante y experimentada, por lo que Xabier le recomendó abrir un blog tras leer sus comentarios de texto.

Aunque los conocimientos informáticos de Rogelio en aquel entonces eran limitados, comenzó a escribir sobre diversos temas en su perfil personal de Facebook. Sin embargo, Rogelio comenzó a darse cuenta de que sus mensajes sobre el mar y el oficio de marinero eran los que más expectación y respuestas causaban. Por eso decidió crear una página específica sobre cuestiones relacionadas con el mar: O labrador que escribe dende o mar.

Sus reflexiones y sus acciones, acompañadas de fotografías y vídeos, fueron generando un gran número de seguidores, y saltó a otras redes como Twitter o Instagram. Con más de 6000 seguidores en Facebook y casi otros tantos en Twitter, sus mensajes comienzan a viralizarse. Uno de los más compartidos es un vídeo donde Rogelio devuelve al mar una serie de centollas porque estaban en veda, y recuerda el dinero que podría suponer para un pescador (unos 140 euros). Esta serie de acciones, que demuestran un respeto inigualable a su profesión y a su tierra, han traspasado ya las pantallas de los móviles y ordenadores. “En ocasións, recibo mensaxes de profesores que me din que usan os meus vídeos en clase e iso dame moita esperanza”, confiesa.

Rogelio lamenta el desconocimiento que existe alrededor del trabajo del marinero y de todas las normas que se llegan a cumplir para cuidar lo que él considera como un verdadero tesoro: “Hai xente que descoñece a beleza dun pinto ou dunha xarda. Ver os tesoros que esconde o noso mar pode axudar a concienciar da necesidade de coidalo”, reflexiona el coruñés. Sus fotografías y vídeos en redes sociales se inundan (nunca mejor dicho) de potentes azules (del mar y del cielo) con destellos plateados, dorados y de todos los colores de los peces, mariscos y moluscos que acaban en sus manos.

Aunque admite que no lleva bien esto de la fama y los halagos por culpa de su timidez, se atreve a aparecer en la Televisión de Galicia como colaborador en diversos programas. También sus vídeos comienzan a aparecer en programas de TVE y organizaciones como el Instituto Español de Oceanografía de Vigo han contactado con él para que colabore con el etiquetado de especies marinas y que sea una de las caras visibles del proyecto.

Sin embargo, Rogelio admite que a veces le cuesta gestionar toda la atención recibida: “Nunca busquei a fama, simplemente quería expresar os meus valores e sentimentos. Poñer en valor toda a riqueza e diversidade que temos en Galicia e que non é solo dos mariñeiros, é de todos”. Activista y siempre defensor del medioambiente, Rogelio se muestra en contra de la contaminación de las rías y de las infracciones cometidas en el mar. En una época tan complicada para todos, donde la ejemplaridad brilla por su ausencia, Rogelio considera que su mensaje cala entre la gente porque son acciones y no solo palabras: “Cando ves a un mariñeiro soltar lubrigantes en veda ou recoller plásticos e levalos á costa sen que ninguén lle pague… Penso que ahí é onde a xente pode comenzar a formar conciencia”.

Y ¿qué podemos hacer nosotros? Rogelio lo tiene claro: todos estamos conectados con el mar, y podemos cuidarlo desde casa. Desde luego, vigilar los desperdicios que dejamos escapar por los desagües es el primer paso para cuidar que no lleguen residuos contaminantes a nuestras costas. También podemos actuar a la hora de hacer la compra. Dentro de lo posible, Rogelio nos aconseja que adquiramos productos de cercanía, ya no solo del mar, si no también de la tierra. “Galicia é una referencia a nivel de control de calidade e fiscalidade no que se refiere á pesca, e é una pena que non se lle quera dar rédito económico nun momento onde o producto local é tan valorado”. Además, confiesa que no es bueno llevarse por modas y que lo mejor es conseguir el producto de temporada, que es cuando está más asequible. Reivindica la gran variedad de pescado que se encuentran en nuestras costas, pero también la versatilidad y la necesidad de pescados humildes, que están igual de buenos y que sirven para que todo el mundo tenga un producto de calidad en su mesa.

Está claro que la costa gallega tiene mucha suerte de contar entre sus guardianes y cuidadores a viejos lobos de mar como Rogelio, que valoran y nos hacen valorar tesoros de nuestra tierra que muchas veces damos por sentado.