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O millo corvo, el tesoro sudamericano que triunfa en Bueu

Esta variedad de maíz de color tan inconfundible está muy presente en grandes zonas de América latina, pero su cultivo en Galicia se remonta a siglos atrás. Repasamos su historia desde rozar la extinción hasta la inauguración de una festividad en su honor
Fuente: turismoriasbaixas.com
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El concello de Bueu celebrará entre los próximos días 14 y 16 de abril su celebración anual Encontro Degustación do Millo Corvo, una cita declarada como Festa de Interese Turístico de Galicia por su atractivo e importancia en la zona. A pesar de que durante todo el fin de semana se reunieron un sinfín de actividades y propuestas, el indiscutible protagonista fue sin duda este curioso cultivo, una producción tan desconocida como peculiar en Galicia que lleva siendo uno de los atractivos agrarios de la zona desde su resurgimiento en la década de los noventa. 

El maíz morado, una variedad del zea mays que cuenta con un fruto de un intenso color morado negruzco, es denominado en la zona de Galicia como millo corvo o maíz cuervo por su característico color, semejante a las alas de este animal. Aunque pueda parecer que, fuera de su distintiva apariencia, la textura y conformación es idéntica a la variedad común de maíz a la que todos estamos acostumbrados, las diferencias del millo corvo no frenan en el embalaje. Y es que recibe la famosa calificación de “superalimento” por sus incontables beneficios para la salud, derivados de la importante presencia de antioxidantes que hacen su consumo tan recomendado. 

Las primeras variedades de maíz morado de las que se tienen registro provienen de los tiempos de los mayas, y su desplazamiento al mundo europeo no se produjo hasta la llegada de Cristóbal Colón, junto con tantos otros alimentos que cruzaron las fronteras y llegaron a nuestras cocinas. En Galicia el arraigo fue alto, pues su capacidad de adaptación a los terrenos duros le hizo ser célebre en la zona, y altamente popular en tiempos antiguos. 

Estrecha relación con los dioses 

Gracias a los avances científicos es fácil salir de dudas sobre cosas tan curiosas como el porqué de los diferentes colores del maíz; la concentración de pigmentos en la base proteica de unos y otros hace que varíen desde el clásico color amarillo hasta el naranja rojizo, alcanzando otros el morado del que hoy hablamos. Sin embargo, no siempre fue tan fácil aclarar estas cuestiones. En sus orígenes, los mayas explicaban las diferencias del grano con relatos tradicionales ligados al dios Chac; al lanzar un rayo y alcanzar la planta de maíz dejó algunos de los frutos negros del humo, otros rojos del fuego, y algunos amarillos del calor. 

El característico color morado es una de sus señas de identidad. Fuente: turismoriasbaixas.com 

En la Europa cristiana, sin embargo, el color negro del millo corvo no siempre tuvo la mejor de las recepciones. La tradición antigua, además de ligar al cuervo con el mal presagio, también relacionaba cualquier elemento oscuro con lo fatídico y lo hereje, por lo que una variante del maíz que sustituía sus claros granos con frutos oscuros hasta el centro levantaba todo tipo de sospechas. Se le conocía tradicionalmente como grano del demonio, pero aún con su tétrico nombre su buena adaptación a terrenos de transición entre paisajes duros y clásicos de cosecha mantuvo la especie activa. Tanto es así que en algunas zonas de Galicia durante el siglo XVIII llegó a dominar la producción de maíz muy por encima de la variante amarilla, gracias a su productividad.

Sin embargo, con el avance de la agricultura y la aparición de especies híbridas que sí sobrevivían a condiciones menos favorables, el millo corvo fue perdiendo fuelle en territorio gallego, dando paso a especies y productos de apariencia más popular y demandada. 

Recuperando lo perdido 

Podría haberse perdido por completo la producción de millo corvo en Galicia, como tantas otras especies que cedieron con los años a los cambios de la industria y el avance de las condiciones de vida. Sin embargo, a finales de la década de los noventa en la zona de O Morrazo arrancó un cuidadoso proceso de recuperación, que conllevó la búsqueda de aquellas personas mayores que aún recordaban la tradicional técnica de producción en sus familias. Con tiempo y paciencia, los vecinos de las diferentes aldeas fueron aunando las maneras más adecuadas de dar cobijo a esta variedad, que a día de hoy vuelve a estar presente en la zona (no con tanta importancia como antaño, pero sí de manera considerable). 

La producción de millo corvo se agrupa especialmente en la zona de Bueu. Fuente: turismoriasbaixas.com

Además, la Festa do Millo Corvo lleva albergándose en Bueu desde el año 2009 en el que se dio arranque a esta fantástica idea, que aprovecha el tirón de un producto tan característico para acoger durante un fin de semana entero una selección de productos tanto agrarios como ganaderos de la zona, degustación de diferentes variedades y alternativas ecológicas, así como conciertos y recitales para acompañar y amenizar las veladas. 

Lo que está claro es que todo vuelve; tanto las chaquetas con flecos de los años ochenta, como el maíz que ya plantaban nuestros abuelos. El millo corvo ha sabido reponerse a años de lenta desaparición para convertirse en una atracción turística en toda regla. Su uso para la elaboración de panes y postres, los dos productos donde es más prolífico, dejan su toque característico en la tintura morada cercana al arándano, señal también de los beneficios de su consumo científicamente demostrados. Todo parecen cosas buenas, así que ¡habrá que probarlo!

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