La sonrisa que originó uno de los mayores manjares de Galicia: el Queso Tetilla
Una de las sonrisas más famosas del mundo pertenece a una enigmática obra, visitada cada año por millones de personas y pintada por el legendario Leonardo da Vinci: la Monna Lisa. Leonardo pintó su obra maestra buscando el efecto de que la sonrisa desapareciera al mirarla directamente y reapareciera solo cuando la vista se fijara en otras partes del cuadro, por lo que no se sabe si realmente “la Gioconda” sonríe o si muestra un gesto lleno de amargura. En la actualidad el enigma sigue sin resolverse. En Galicia otro legendario artista realizó otra obra cumbre del arte universal: el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago, y esculpió en él varias enigmáticas sonrisas. Cuenta la leyenda que una de estas expresiones estaba provocada por los atributos que mostraba una reina esculpida en la misma Catedral. Pero la iglesia decidió solucionarlo con cincel y martillo, decisión a la que el pueblo descontento contestó creando uno de loas más famosos y legendarios quesos de Galicia: el queso tetilla.
La historia
Encontrar el origen real del Queso Tetilla se antoja una aventura imposible, aunque parece que la primera mención sobre este manjar la encontramos en el siglo I después de Cristo, cuando Plinio el viejo, famoso naturalista, científico y escritor romano, hablaba de unos famosos y sabrosos quesos de la Gallaecia a los que él llamaba “Mamulas Lactem” (mamillas de leche).
Otras fuentes afirman que su origen es más tardío, del siglo XI, y en concreto lo ubican en un convento de monjas, aunque tampoco hay demasiada información sobre esta teoría.
Lo que sí sabemos con seguridad es que los primeros datos históricos contrastados sobre el queso tetilla aparecen en el siglo XVIII. En 1753 un capellán de As Nogais en la provincia de Lugo, enviaba una carta a su señor, el Marqués de Camarasa, informándole, entre otras cosas, del envío de tres docenas y media de quesos tetilla. En ese mismo siglo Fray Martín Sarmiento cita el queso tetilla en su obra “Colección de voces y frases gallegas”. Incluso la legendaria Emilia Pardo Bazán, en su trabajo “La cocina española moderna”, que publica mucho después, en 1917, realiza un extraordinario elogio del queso tetilla.
A partir de mediados del siglo XIX comienza a considerarse al queso tetilla como el queso gallego por excelencia, estando documentado en distintos medios del momento, alcanzando una gran fama incluso fuera de nuestras fronteras, convirtiéndose en uno de los alimentos gallegos más característicos y en uno de los reclamos para los turistas que visitaban Galicia, lo que provocó que en 1993 se creara un Consejo Regulador y una Denominación de Origen Protegida.
La forma tan particular del queso tetilla viene dada por los moldes en los que se deja cuajar la leche cuando se inicia su elaboración, característica que es además compartida con otros grandes quesos gallegos como el de San Simón.
La leyenda
El pórtico de la Gloria de la catedral compostelana, considerada una obra cumbre del arte universal, fue un encargó del rey Fernando II de León en 1168 al genio del Maestro Mateo, que lo finalizó en el año 1188. Algunas de las figuras que representó el Maestro en el pórtico se ríen o sonríen, pero hay una sonrisa que destaca sobre la de los demás, la del profeta Daniel.
Daniel sonríe al igual que el apóstol San Juan y hay quien considera que lo hacen como señal de juventud, en contraste con los profetas y apóstoles que los acompañan a ambos lados, con edades mucho más avanzadas. Otros creen que su sonrisa es consecuencia de las historias del Antiguo Testamento, una sonrisa que expresa seguridad en la fe y superioridad sobre las creencias paganas.
Lo que queda claro es que esos labios entreabiertos no son fruto de la improvisación, lo que contribuyó a la interpretación popular de que esa pícara sonrisa tenía mucho que ver con el lugar en el que la figura de Daniel posa sus ojos y que se encuentra situada en la contrafachada: Esther, la reina de Saba, una interpretación probablemente ajena a la voluntad del Maestro Mateo.
Cuando el Pórtico de la Gloria fue finalizado, las curvas de Esther no pasaron desapercibidas para la población y mucho menos para las autoridades eclesiásticas que, escandalizadas por las dimensiones del busto de esta escultura, decidieron solucionar el escándalo. El obispo ordenó reducir el tamaño de los pechos de Esther a golpe de cincel y martillo, lo que provocó el enfado del pueblo.
Como venganza, algunos de los maestros queseros de la zona crearon un queso único con forma de “tetilla” a modo de recordatorio y para restituir de alguna manera la “honra” de la reina de Saba, cuyos pechos serían siempre recordados desde aquel momento con aquellos extraordinarios quesos.
Por supuesto, esta historia no es más que una preciosa fábula, un divertido cuento sin ningún sustento real más allá de la tradición y del folclore oral gallego.
El queso tetilla no es un simple alimento, ni siquiera es un simple queso, es un producto esencial de la cocina gallega, es historia convertida en manjar, un extraordinario legado que forma parte de la tradición y las leyendas de una de las obras maestras del arte universal, el Pórtico de la Gloria.
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
Referencias:
- queixotetilla.org
- elespanol.com/quincemil
- es.wikipedia.org
- lavozdegalicia.es
- galiciaalive.com
- diariodegastronomia.com
- queixotetilla.org
- ana-diaadia2.blogspot.com
- bonviveur.es
- elcartapaciodegollum.com
- visitasguiadas.es
- albertosolana.worpress.com
- museocatedraldesantiago.es
- porticodelagloria.fundacionbarrie.org
- xacopedia.com
