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La escritora gallega Sibila Freijo: "La literatura erótica te encasilla mucho"

La autora coruñesa presenta 'La Sal', una novela autobiográfica en la que cuenta cómo se enfrentó a las vivencias de una infancia marcada por el maltrato de su padre
La escritora coruñesa Sibila Freijo
La escritora coruñesa Sibila Freijo
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Sibila Freijo (A Coruña, 1972) cambió Galicia por Madrid con 18 años, dejando atrás una infancia y adolescencia marcada por un padre maltratador y una madre ausente. Con la muerte del padre, Manuel, emprende un viaje a su ciudad natal y a todos los recuerdos que guarda, buenos y malos, a la vez que se enfrenta al duelo y al perdón. De esta experiencia, o de esta vida, nace La Sal, una novela autobiográfica con la que la autora deja atrás el género de la novela erótica para sumergirse en los claros y oscuros de las relaciones familiares y cómo nos enfrentamos a la muerte. La Sal es un retrato de una época, de las calles de A Coruña en los años 80 y también un camino a través de pequeños capítulos por una infancia dura, con dosis de comedia, de una hija que se convierte en madre y a la vez que se enfrenta al duelo pone en orden los primeros años de su vida.

La ciudad tiene un gran peso en el libro, ¿qué sientes al presentarlo en A Coruña?

Estoy muy emocionada. No era un libro que pudiera presentar por primera vez en Madrid. Creo que es un libro de infancia y adolescencia, y yo la pasé aquí. También es un retrato muy bonito de cómo era A Coruña en los años 80. Está muy presente y estoy encantada con la acogida de la prensa gallega. Estoy muy contenta y orgullosa.

Parece que hay una cierta nostalgia con esos lugares, bares, que nombras, ¿notas muy cambiada la ciudad?

Me marche a Madrid con 18 años, hace más de 30, y en ese momento había mucha diferencia entre una ciudad de provincias y la capital. En Madrid había de todo, pero ahora no veo diferencia en nada. Se ha desarrollado de una forma brutal, no noto diferencia ni en los precios, que antes por lo menos era más barato. Incluso en cómo va vestida la gente, las chicas parecen salidas del Vogue, mucho mejor que en Madrid. A Coruña es muy cosmopolita y aún por encima tenemos mar.

Dices que "la infancia no es ninguna patria"...

Es una patria para quien tuviera buena infancia, si la tuviste mala no es una época a la que volver, más bien es una época que quieres olvidar. Creo que la gente que haya tenido malas infancias, adolescencias o malas relaciones familiares va a empatizar mucho con algunas cosas que cuento. No todos tenemos buenas familias y es un tema del que no se habla mucho, en parte por esa frase tan manida de "los trapos sucios se lavan en casa", aunque tengamos problemas no los solemos contar. La familia igual que es una fuente de amor y apoyo, también puede ser una fuente de conflictos permanentes.

A pesar de esta relación de maltrato con tu padre, también destacas muchos los aspectos positivos, momentos buenos o cosas que aprendiste de el. A pesar de que un familiar nos provoque un gran trauma, ¿es imposible romper ese lazo?

Creo que cuando intentas desatar ese lazo viene la culpa. Te sientes culpable por no querer relacionarte con ellos, no se puede renunciar a la familia. Los americanos no sé cómo lo hacen, pero en la cultura mediterránea es un poco complicado prescindir de la familia. Siempre estamos moviéndonos en ese juego de fuerzas entre intentar hacerlo bien y solucionar los problemas familiares antes de mandarlo todo a la porra. En la novela lo que intento es que ningún personaje, aunque se narren maltratos, esté retratado con rencor, digo cosas malas de ellos, pero también buenas, porque la realidad es así.

"La familia también puede ser una fuente de conflictos permanentes"

El perdón juega una parte fundamental en eso. ¿Tú llegaste a perdonar a tu padre?

Lo hice cuando ya se había muerto, me da mucha pena. Durante toda la vida tuvimos una relación complicada y yo realmente nunca lo llegué a perdonar del todo, fue a partir de su pérdida cuando me di cuenta de lo inútil que era en rencor y el daño que me hacían cosas que estaban enquistadas. Hay que aceptar a la gente como es, a veces, y cada uno lo hacemos lo mejor que podemos. Al final hay que acabar perdonando porque el odio y la ira nos hace más daño. Siempre es mejor intentar entender y perdonar, pero no tarde.

Centrándonos en la figura de tu madre, ahora que tu también lo eres, ¿la comprendes mejor, o la juzgas menos?

Creo que cuando tenemos hijos la mirada sobre nuestras madres es un poco más benévola. Entendemos mejor las cosas, por defecto a los padres y madres siempre se les echa la culpa de todo, hay muy poca gente que está totalmente satisfecha. Cuando tienes hijos y ves las dificultades a las que te enfrentas a la hora de educarles y demás, comprendes mejor a tus padres. O lo contrario, en mi caso, que he tenido una mala infancia, todo el rencor apareció al tener a mis hijos, porque piensas "cómo podía pasar por esto con lo bien que los trato ahora". También es cierto que la forma de educar ha cambiado, ahora tenemos a los niños más protegidos y antes crecíamos más libres. Los padres no estaban tan encima nuestra con todo lo que hacíamos.

Da la sensación de que en el libro te hablas a ti misma, ¿fue un proceso terapéutico la escritura?

Yo empecé a escribir para curar el duelo de mi padre. Yo no sabía cómo iba a reaccionar a su muerte, pero me importó muchísimo y empezar a escribir sobre el, ordenar los recuerdos de mi infancia, me ayudó mucho a hacer las paces y pasar el duelo. Tuvo esa doble función. Quería verlo mejor en mi memoria, con los recuerdos malos y buenos. Al principio fue un proceso muy doloroso, es una especie de diario donde volqué todo un poco a lo loco y en la reescritura ya lo cuidé literariamente.

Utilizas mucho el humor, incluso en momentos duros, ¿es una herramienta?

No me dejo ser intensa mucho tiempo. En cuanto me pongo así tengo que zanjarlo con alguna salida humorística, forma parte de mi supervivencia. En este caso, que hablo mucho de la muerte, si no te acercas a ese momento con un poco de humor negro no se puede soportar. El dolor de la pérdida, si lo miras como es, es incomprensible. Solo con el humor fui capaz de contarlo. También fue útil para suavizar la historia.

"Todos le hacen la pelota a Vargas Llosa, pero la que vende millones es la que hace novela romántica"

Vienes de la literatura erótica, ¿cómo te has sentido con el salto a la autoficción?

Pensaba que a la gente le iba a sorprender más. Es un cambio muy brutal, pero la literatura erótica te encasilla mucho. No quería estar siempre haciendo ese género porque te autolimita, los códigos son muy estrictos, siempre tiene que haber amor, sexo y finales felices. Por el momento vital en el que estaba necesitaba contar esta historia, lo que no significa que no regrese a ese otro mundo. No creo que lo haga ahora mismo por las limitaciones, prefiero tener más libertad creativa.

Las novelas románticas y eróticas son de los libros más vendidos, pero las autoras no tienen la misma repercusión en el panorama literario que autores de otros géneros populares como el thriller

El único genero denostado, que literariamente no se tiene en cuenta, es la erótica. Es por la misma razón por la que un cultureta va a despreciar siempre un best seller, porque piensan que lo que se vende es malo. Yo creo que hay una parte ahí de envidia, Elísabet Benavent vende mucho más que Vargas Llosa, lo siento mucho, todos le hacen la pelota a Vargas Llosa pero la que vende millones es la que hace novela romántica.

¿Crees que tiene algo que ver que sea un género mayoritariamente escrito y leído por mujeres?

Yo he escuchado cosas muy despectivas, como llamarlo "porno para mamás", si fueran escritos por señores y para señores a nadie se le ocurriría decir tal cosa. A la gente le da rabia que las mujeres escriban para mujeres. Los leen bastantes hombres, al menos los míos, pero igual que nunca van a reconocer que leen el Hola, tampoco que leen novela erótica.

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