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La escritora gallega Mercedes Corbillón: "La libertad es muy atractiva"

La librera, escritora y columnista atrapa a los lectores con su primera novela en donde narra una pasión suprema
@senhoradeprovincias
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Dice Annie Ernaux, Premio Nobel de Literatura, que ella está siempre en una postura de búsqueda de la verdad. Para intentar encontrarla no queda otra que hacerse muchas preguntas. De eso, de cuestionarse en voz alta, sabe la protagonista de la novela La belleza debe morir (Espasa Editorial), escrita por la librera con más tirón de Galicia, Mercedes Corbillón.

Las presentaciones que has hecho hasta el momento están siendo todo un éxito...

Estoy disfrutando mucho, tanto de que los demás la estén leyendo como de estas conversaciones para hablar de la novela, las presentaciones… 

Creo que ha llegado en el momento justo, que ha llegado en el momento que tenía que llegar. Claro que soñaba con ello pero no dedicaba tiempo a perseguirlo. Sabía que estaba por aquí, en mi mente, desde pequeña. Yo tenía todo el reparo en escribir una novela, como buena lectora que soy. Leo de todo, no te vayas a pensar que yo necesito leer obras maestras todos los días, igual que vas al cine a ver diferentes tipos de películas. El gusto se educa leyendo mucho y yo puedo decir sin ningún reparo que soy una buena lectora.

Detrás de cada historia hay otra ¿Cómo surge la idea de esta novela?

Me llamó la editora de Espasa a raíz de lo que yo escribía en mi perfil Instagram (@senhoradeprovincias) y  porque también me conocía como librera. Un día llegó a su casa y se puso a leer mi Instagram y me propuso si podía hacer una especie de Diario de una Señora de Provincias ( algo que igual haré cuando me retire un poco y pueda escribir más desde las tripas y ya no esté en el mundo empresarial y pueda utilizar el sarcasmo y toda la ironía que quiero). 

Pasaron muchos meses y yo, que soy muy dispersa, lo fui dejando sin escribir nada para eso. Al cabo de unos meses me llamó y le dije que lo que tenía era un inicio de un texto que escribí sin pretensiones. Le mandé esas páginas a la editora y a los dos días me llamó entusiasmada porque aunque no era exactamente lo que me había pedido sí que estaba lo que ella esperaba que yo hiciese.

A partir de ahí vino el proceso de escribir una novela que funcionase. He de decir que eso me costó mucho.  Empezamos a trabajar con un plazo y le di forma gracias a que sabía que tenía que entregarlo porque yo soy una mujer que sueño mucho y podría haber estad 6 años dándole vueltas. 

¿Y soñabas con ser escritora?

La verdad es que ya de niña era una lectora recalcitrante. De jovencilla, con 14 años por supuesto que si me ponía a soñar, me imaginaba siendo escritora. Pero luego afortunadamente tuve la madurez suficiente para darme cuenta que tenía que leer muchísimo y me dediqué a ello y me sentí muy satisfecha con eso. Leer para mi es algo que me conforma, va más allá de una afición. Soy primero lectora y luego librera, como el agua que encuentra su camino entre las piedras y esto es un paso más.       

¿Cambia mucho la forma de mirar tu propio proyecto literario cuando además los vendes?

Soy plenamente consciente de como es el mundo editorial , conozco la industria por todos los lados y el sitio que ocupamos cada uno en esto, así que en ese sentido me voy a limitar a disfrutar de esto sin más. Por las mesas de los libreros pasan miles de libros cada semana. Son como cintas de fábricas en las que no dejan de entrar novedades y que sean leídos es una auténtica lotería. No puedes llegar a este mundo pensando que vas a tener éxito porque la probabilidad es muy escasa.

Pero he de decir que tengo una satisfacción enorme por el sueño cumplido, por el hecho de que una editora con tantos años de experiencia haya apostado por mi. Hay mucha magia en estos instantes. En las presentaciones tengo unos chutes de oxitocina que no veas. Pienso que con todo el cariño que recibes es normal que se te pueda ir la pinza pero como llega en este momento tan ideal y yo soy tan consciente de todo lo que te comento, se que eso a mí no me pasará. A mi ya me gusta mi vida mucho. Pero hay que disfrutar lo efímero, la belleza debe morir porque es efímera.

Ese disfrutar del instante está muy presente en La belleza debe morir 

Vivir es perder. Esa frase se la escuché a Sacheri cuando estuve de jurado en el Premio Alfaguara. Teníamos que preparar una pregunta para hacerle y le pregunté por sus personajes y me contestó “Mercedes, la vida es perder”. 

Y es así, eliges unas cosas y dejas ir otras. Pero hay que intentar que lo que piensas sea coherente con lo que dices y haces, aunque es muy complicado.  Cuando eliges despides algo y en general nos cuesta tomar decisiones mucho tiempo. En el caso de las relaciones sentimentales a veces pueden pasar años hasta que deshacemos los nudos que nos están atando.

Mi protagonista elige muy bien porque va acorde con lo que espera, de forma honesta. Ella no espera nada y disfruta de lo que llega, de la conversación, de la carnalidad, de la puesta en escena. 

Estamos denostando todo el rato el amor romántico y yo no tengo muy claro qué significado le estamos dando. 

Es indiscutible que las mujeres no tenemos que estar forzadas a adaptarnos a las circunstancias de otro para construir algo. Pero no debemos de negar el sentimiento. No hace falta negar la realidad para contar el relato que queremos. Me interesan las mujeres que admiten todas sus contradicciones y que salen adelante. Si negamos que en cada uno de nosotros habitan todas las emociones y sentimientos del mundo, estamos negando la condición humana.

Mi protagonista es feminista porque es libre, porque tiene un enfoque concreto de sus relaciones sociales, de su maternidad… Pero que se deja arrastrar por una pasión que le hace perder el eje porque es humana y siente. Esas contradicciones me interesan muchísimo.

Y luego están los lazos que no queremos romper, como tu protagonista masculino…

Sí, él se enamora pero es que su relación matrimonial es parte troncal de su vida. Yo no ahondo en eso porque lo dejo más en la mente de la narradora. Quise profundizar más en los puntos ciegos que nos unen a las personas que amamos, con la familia. Hay una parte de oscuridad en todo eso que nunca acabamos de comprender y no quise abrirme a entenderlo más a él o a su mujer.

El amor es un jarrón chino   y los matrimonios que son capaces de reconstruirse después de romperse, son indestructibles. Porque el amor es frágil pero eso es construir sobre algo muy fuerte. Y probablemente en ese lugar que se reconstruye entre poca luz y poca chispa pero es un lugar cómodo donde muchos y muchas deciden quedarse.

La protagonista decide que cuando el jarrón chino rompe es momento de irse pero entiende que eso le funcione a los demás si son felices. 

Mentimos mucho y muy bien. Yo lo respeto pero no estoy muy a favor del postureo, de fingir que algo va fenomenal cuando no. El engaño no es para los demás, es para nosotros. A nadie le importa demasiado lo que hagas con tu vida 

¿Es el amor una cosa muy burguesa?

Esto va en relación con la novela. Evidentemente si a esta historia le pones un contexto diferente o una preocupación de otro tipo ya no sucedería de la misma forma porque unos temas se comerían a otros. Puedes abandonarte a esta pasión cuando ya tienes otras necesidades totalmente cubiertas aunque creo que el amor es un sentimiento troncal e imprescindible en el ser humano.

Yo no quería ninguna otra circunstancia terrible porque pasaría a otro plano y yo quería poner esa pasión en el centro de toda la atención, no hay trama ni misterio.

Estamos denostando todo el rato el amor romántico y yo no se si hay que ir por ahí porque tampoco tengo claro qué entendemos por amor romántico. Es indiscutible que las mujeres no tenemos que estar forzadas a adaptarnos a las circunstancias de otro para construir algo. Pero no debemos de negar el sentimiento. No hace falta negar la realidad para contar el relato que queremos. Me interesan las mujeres que admiten todas sus contradicciones y que aun con todo salen adelante. Si negamos que en cada uno de nosotros habitan todas las emociones y sentimientos del mundo, estamos negando la condición humana.

Mi protagonista es feminista porque es libre, porque tiene un enfoque concreto de sus relaciones sociales, de su maternidad… Pero que se deja arrastrar por una pasión que le hace perder el eje porque es humana y siente.

Quizás los protagonistas de esa pasión no son el perfil al que estamos habituados 

A mi me interesaba construir unos protagonistas maduros, con las vidas hechas y que son conscientes de que ya muy pocas cosas comparables con una pasión, que además no tienes ni la más remota idea de qué ingredientes la provocan. Esa es la parte poética de la vida, ese misterio.

Cuando te haces mayor te das cuenta de que son muy pocas las personas capaces de tocarte a lo largo de los años de una forma tan bestial. Ella ya sabe que no va a construir nada de esa relación pero se deja atrapar libremente, sin ningún expectativa.

Por eso me interesaba Venecia, ese juego de espejos. Cuando vives un desamor tan fuerte como este comienzas a dudar de todo, de si te habrás inventando lo que sucedió, si fue real… Y hasta cierto punto es real porque tendemos a creer que el que tenemos enfrente siente exactamente lo mismo que nosotros y ficcionamos mucho porque realmente no sabemos qué es el amor. La protagonista se pregunta cosas todo el tiempo y en ese momento que está sufriendo se plantea muchas cosas.

Santiago de Compostela parece el escenario perfecto para vivirlo todo, también este amor…

Yo quería que Santiago fuese el protagonista de esta pasión, porque me parecía un escenario muy literario que me daba mucho juego para esto, para hablar de la magnitud de esta historia, de este enamoramiento. Ya sabes que los amantes necesitan hacer sagrados sus espacios y Santiago me venía muy bien para eso. 

Es, como Venecia, un ciudad maravillosa y difícil. A veces parecen un decorado, lleno de turistas y por otro lado, está esa soledad en los meses de invierno… 

¿Dónde vive la belleza, Mercedes?

Yo creo en la belleza y evidentemente está en muchos sitios. La belleza está en un lugar como este o en una conversación. Yo encuentro mucha belleza en una conversación aunque es algo muy difícil porque parece fácil pero no encuentras todo el tiempo gente con la que te apetezca conversar, escuchar, hilar un tema con otro… Tengo mucha gente con la que conversar y eso me parece un auténtico lujo.

Y creo que, en definitiva, lo importante en la vida es querer y que te quieran y yo me siento muy querida.

Para que te pasen cosas tienes que estar predispuesta y abierta a que te pasen, tener curiosidad. Yo tengo muchas ganas de estar viva, Ana.

Mi protagonista, que es indiscutible que se parece a mi, es una mujer muy libre y tiene una perspectiva vital muy similar a la mía, disfrutar del momento sin esperar nada. La libertad es tremendamente atractiva y eres libre cuando no esperas nada de nadie y tienes tus afectos satisfechos.

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