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Deborah, divulgadora y escritora de A Coruña: "Deberíamos pasear por el barrio como turistas"

En su nuevo libro la doctora en Química cuenta la relación entre la ciencia de los materiales y el arte contemporáneo con anécdotas personales. "Me encontré descifrando obras de artistas a partir de los materiales que utilizan", explica
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Los paseos por A Coruña con su abuelo despertaron su interés por las cosas pequeñas, la pasión de sus padres por sus trabajos, la curiosidad por la moda y la pasión por lo que uno hace. Las clases de su profesor de Química en el instituto la llevaron a formarse en la materia y mientras su hermano estudiaba Bellas Artes ella fue absorbiendo lo que le enseñaba. Deborah García Bello (A Coruña, 1984) es una divulgadora y escritora apasionada, como lo son quienes la rodean.

Después de publicar varios libros sobre ciencia estrena la que es "su mejor obra" en la que desentraña de una forma muy personal la relación entre la ciencia y el arte contemporáneo, tema que trata en su tesis doctoral, sobre la poética de los materiales. "Mi campo de investigación comenzó yendo a una exposición con mi hermano, fue en A Coruña, en la Barrié, se llamaba Sin título y en ella había algunas de las obras más importantes del siglo XX. Me impresionó la escultura de la venus azul de Yves Klein y empecé a investigar sobre cómo se hizo. Cuando llegué a la receta "secreta" de esta pintura hice un artículo. Me di cuenta de que había más relaciones entre la ciencia y el arte de las que me imaginaba", en La química de lo bello desentraña estas relaciones, también de forma autobiográfica.

Dices que La química de lo bello es tu mejor libro...

Es el libro que llevo queriendo hacer desde hace años. Mi campo de investigación es el de la ciencia de materiales aplicados al arte contemporáneo, es el tema de mi tesis doctoral. Siempre quise convertirlo en un libro. Quería que fuera profundo y que mezclara la ciencia y el arte con una parte de narrativa, que es otra de las cosas que más me gusta hacer, escribir. Creo que en este sentido me pude lucir un poco más. Creo que si con la clave de cómo mezclarlo todo y que fuese accesible para todo el mundo. Es como un relato costumbrista, muy ligado a mi tierra y a A Coruña, de hecho la ciudad es también protagonista. Todas las cosas que amo, juntas, están en ese libro.

También tiene una parte muy personal...

Sí, ahora está de moda llamarlo autoficción, pero no me gusta, es autobiográfico y punto. La parte personal es para que se entienda de dónde surgen estas historias que cuento, porque a mi no se me ocurre porque sí empezar a investigar sobre materiales o arte, todo tiene que ver con cosas que se pueden gestar desde la infancia.

Relacionas dos mundos que en principio parecen muy distantes, la química y el arte. Para empezar, ¿cómo llegó tu pasión por la ciencia?

Las dos cosas me gustaron desde siempre, pero no aprendí a apreciarlas hasta que me hice mayor. La química me gustó desde el colegio, supe que quería ser química desde la primera clase que me dio el profesor Joselu. El contaba la química como la veo yo ahora, una forma muy elegante y precisa de entender el mundo. También una forma de describirlo, con una precisión que no me ofrecía, por ejemplo, la poesía, que siempre me gustó mucho. Tenía claro que quería contarle eso al mundo, no por la divulgación, porque no sabía ni que existía, pero tenía ese instinto. De hecho fui profesora durante unos años.

La autora con su último libro

¿Y la curiosidad por el arte?

Mi encuentro con el arte fue siendo mayor, porque en el colegio apenas te enseñan cosas de esto. Nunca tuve un contacto real con el arte, aunque mi hermano sí acabó siendo artista, es un escultor de gran proyección internacional. Nos llevamos dos años y además de hermanos somos mejores amigos. Pasó que estudiamos a la par, yo Química y el Bellas Artes, fuimos a exposiciones juntos y nos desarrollamos en paralelo compartiendo ambos mundos. De hecho el siempre dice que es medio alquimista. Al final todas las formas de conocimiento están conectadas. Luego me di cuenta de que los artistas se comunican a través de los materiales, especialmente desde el siglo XX. Que un escultor decida trabajar con bronce no significa lo mismo que hacerlo con acero, cada material tiene una lectura simbólica, lo que se llama la poética de los materiales. Me encontré descifrando obras de artistas a partir de los materiales que utilizan y sobre esto no hay prácticamente nada escrito.

También le das mucho protagonismo a pequeños detalles del día a día, de lo cotidiano, para explicarlos. Parece que lo diario pasa más desapercibido y cuando lo entendemos sorprende aún más

Yo creo que es algo que hay que aprender, a mirar. Deberíamos pasear por nuestro barrio como si fuéramos turistas, como cuando viajamos y nos fijamos en todo. Yo me di cuenta de que esto lo hacía sin querer, porque desde pequeña paseábamos con mi abuelo por A Coruña, nos llevaba a sitios raros, porque caminaba sin rumbo. Normalmente sales de casa para ir al centro o a un recado, pero no a la deriva, o a otros barrios, a los polígonos...

Creo que mi familia sin querer me fue guiando por ahí. Se nota en las cosas que me gustan, lo cotidiano de pasear y fijarme o cosas relacionadas con los trabajos de mis padres. Los dos son muy apasionados por las cosas que hacen. Mi madre como dependienta en una tienda de moda me explicaba todo sobre su trabajo y mi padre se dedicó al mundo del neumático, era un apasionado de ese mundo y nos hacía partícipes. El apasionarme por las cosas que me rodean lo tengo escrito en los genes.

"Que un escultor decida trabajar con bronce no significa lo mismo que hacerlo con acero, cada material tiene una lectura simbólica, lo que se llama la poética de los materiales"

Tratas dos disciplinas con las que el público que no está familiarizado puede tener más problemas en conectar, ¿notas esto como divulgadora?

Sí, eso es un hecho. Lo que me suelen preguntar cuando escribo un libro es "¿lo voy a entender de verdad?" y por supuesto que sí, en eso consiste la divulgación. Sobre arte afortunadamente cada vez hay más divulgación, pero en el ámbito del contemporáneo muy poco, parece que el arte se acabó en el siglo XX. Cuando sabes lo suficiente sobre un tema eres capaz de explicárselo a cualquiera, si no eres capaz igual no lo entiendes del todo.

Ciencia y arte sí son dos temas en los que hay muchas barreras, aunque son diferentes. Para la ciencia, la impresión que tengo es que el público piensa que será algo difícil. También se acercan con humildad, diciendo "a ver si aprendo algo". En cambio, sobre el arte contemporáneo esto no sucede, hay un rechazo y se dicen cosas como "qué tontería" o "esto lo hace un niño", algo que no pasa cuando alguien ve una fórmula matemática. Un cuadro lleno de manchas de colores hay que entenderlo como una fórmula matemática o química, igual es un lenguaje que no entiendes, pero no es menos sofisticado.

"Hay un rechazo al arte contemporáneo y se dicen cosas como "qué tontería" o "esto lo hace un niño", algo que no pasa cuando alguien ve una fórmula matemática"

¿Qué es lo más difícil a la hora de divulgar?

Sobre ciencia y arte donde me encuentro más barreras es en que se respete el arte. Los científicos nos quejamos siempre de la incultura científica y con razón. Pero en el arte es mucho peor, que casi no se estudia en el colegio. No hay conocimiento y no se valora. Cuando explico la historia detrás de una obra mucha gente abre los ojos, el aprendizaje es un camino sin retorno y cuando superas esa barrera inicial, es muy gratificante.

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