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Arquitectura modernista con interiores de vanguardia tecnológica en A Coruña

El Hotel Francia y el edificio de Panaderas,7 son dos ejemplos de obras construida a principios del siglo XX que incorporan en su interior instalaciones que en su contexto eran vanguardia inédita.
El Hotel de Francia y el edificio del número 7 de Panaderas
El Hotel de Francia y el edificio del número 7 de Panaderas
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El arquitecto suizo Le Corbusier definía en su primera época la casa como la "máquina para habitar", fascinado por la sofisticación y vanguardia del diseño industrial que mostraban en sus instalaciones los transatlánticos, los automóviles o los zepelines. Pero la de Le Corbusier no es una mirada aislada, sino que forma parte de uno de los rasgos básicos de la historia de la arquitectura: la modernización de las instalaciones. Desde Egipto o Roma hasta la actualidad, los ingenios para introducir comodidades en la vida cotidiana es una constante. 

"Thomas Jefferson, Berthold Lubetkin o Ralph Erskine, por citar algunos, han empleado en sus obras y proyectos, mecanismos que, vistos hoy, no pueden evitar arrancar una sonrisa al mezclar, tal vez ingenuamente, el juego y las pequeñas comodidades. El dispositivo junto a la chimenea para subir las botellas de la bodega de la asa en Monticello, de Thomas Jefferson, los esquemas y explicaciones a los usuarios de Berthold Lubetkin, o la cama sube-y-baja en la casa box de Ralph Erskine."

Xavier Monteys, Pere Fuertes. Casa Collage
Dibujo de Le Corbusier

Los pequeños artefactos de la modernidad

Los ingenios en la arquitectura siempre parecen ser pequeñas locuras, extrañas construcciones que  son objeto de crítica por la opinión pública, a veces a favor otras en contra. La relevancia de estos extraños diseños radica en dos aspectos: su trascendencia o asimilación en el tiempo y el contexto. Por ejemplo, el ascensor no puede desligarse de la construcción en altura, y es obvio que se trata de un ingenio plenamente en vigor. Otros como los sistemas de climatización romanos se han perfeccionado: las glorias en las viviendas o los ambientadores de los anfiteatros para disimular malos olores. Estos ingenios se han modernizado o adaptado, pero sin embargo en su contexto se trataba de diseños vanguardistas. 

Estos pequeños artefactos, construcciones o diseños en ocasiones pasan desapercibidos escondidos tras la escala arquitectónica. En todas las ciudades hay, sin embargo, edificios pioneros no sólo en términos lingüísticos, su localización radica en el recuerdo o en la hemeroteca que fueron testigos de esa pequeña innovación, de ese pequeño paso hacia el futuro. 

Cuando los periodistas preguntaron al arquitecto milanés Pier Luigi Nervi en 1961 sobre el proceso proyectual de la elegante Torre Pirelli, se interesaron especialmente por ese 'algo moderno' que esta obra incorporaba en su arquitectura y otras no. Él sólo respondió un escueto: Si fa coi pensieri (se hace con pensamientos). Ideas que van más allá y crean obras singulares, en ocasiones tras envolventes mundanas y no tan icónicas como la Torre Pirelli.

La torre Pirelli, en Milán

La vanguardia coruñesa escondida tras las galerías

En 1910 la prensa local refleja el gran éxito del Hotel Francia de A Coruña (hoy desaparecido), el primero de la ciudad en ser incluido en la guía Michelin. El magnífico edificio había sido proyectado casi tres décadas antes (en 1877) por el arquitecto Faustino Domínguez Coumes-Gay que se ampliará con la anexión de un edificio adyacente obra del arquitecto modernista Juan de Ciórraga en 1903. En la composición de ambas obras, la segunda, sigue las pautas de la primera y añade alguna característica que lo convertirá en uno de los hoteles más vanguardistas de Galicia a principio de siglo. 

Situado en el encuentro de la calle Juana de Vega con los cantones, donde ahora se ubica el edificio en cuyo bajo está Tezenis/Calzedonia, el hotel Francia (a partir de finales de los 40, Hotel España, debido a la 'españolización' de nombres dictada por Franco), era el primer hotel en incorporar ascensor, alumbrado eléctrico y baño en la habitación, que la publicidad de entonces anunciaba como 'water-closet'. Estos aparentes lujos eran en realidad novedosas instalaciones con las que pocos edificios contaban, especialmente aquellos de propiedad privada. 

Via todocolección

La incursión del ascensor requería una modificación de la morfología estructural del edificio, así como de su organización. Habitualmente solía inscribirse en el interior de un hueco de escalera ligeramente sobredimensionado de forma que su impacto compositivo fuese menor y ayudase estructuralmente a la debilidad de la escalera como elemento constructivo fragmentado. El tendido eléctrico, así como las instalaciones de saneamiento y fontanería afectaban de forma más significativa al edificio, ya que el trazado de estos sistemas requiere un espacio para montantes, bajantes y cajas de derivación (en cada caso) que hasta entonces nunca se había tenido en cuenta más allá de las chimeneas o los canalones.

En la arquitectura de principios de siglo apenas se tenía en cuenta dentro del trazado de instalaciones las condiciones de seguridad, desde un punto de vista contemporáneo. La incorporación de estos nuevos mecanismos y artefactos se realizaba, al igual que hoy, bajo la responsabilidad de proyectista y director de obra, pero sin la garantía de que este tipo de instalaciones vanguardistas pudiesen crear algún accidente. Un riesgo en favor de la vanguardia y la creatividad en la arquitectura.

Via todocolección
Via todocolección
Via todocolección

Esta vanguardia es posible a partir también de la regeneración urbana y la incorporación de las instalaciones a la estructura de la ciudad. En 1905 se había planteado un nuevo trazado de abastecimiento de agua que comenzaría a ejecutarse en 1908. La renovación de la ciudad cambian la perspectiva de intervención y abren un camino diferente. El arquitecto Juan de Ciórraga, además de ser una figura clave para la comprensión de la arquitectura modernista coruñesa y para la reformulación de la galería contemporánea en la ciudad, es también un pionero de la incorporación de las instalaciones en sus obras

El hotel de Francia es un edificio de titularidad privada, pero de uso público. Por lo que parece comprensible que en favor de un uso comercial se incorporen estas novedades, sin embargo, Juan de Ciórraga lo aplicará también a un edificio de viviendas privado. El número 7 de la calle Panaderas, proyectado en 1916, es el primer edificio de la ciudad que incorpora baño. La magnífica fachada, con una elegante galería de diseño sobrio, esconde tras de sí la vanguardia en el camino de la modernización que entonces era un símbolo de lujo.

Artefactos y tecnología en la arquitectura a través de los siglos

Quizás en su contexto, la incorporación de estas instalaciones innovadoras se percibía como en la película Brazil, una serie de artefactos desconocidos que aparentaban mejorar la vida pero que estaban repletos de inconvenientes. Como decía su protagonista Harry Tuttle: "Ya podría estar ardiendo todo este sistema eléctrico que yo no podría ni abrir el grifo de la cocina sin rellenar el impreso 27B/6." (Terry Gilliam, 1984). Con el paso del tiempo, estas novedades se fueron asimilando en una suerte de tercera revolución industrial que afectaba al ámbito doméstico y que aún no ha terminado. La incorporación de artefactos y mecanismos es un constante desafío cuya exclusividad no pertenece al ámbito de las pantallas táctiles o los controles por voz, sino que es un trabajo de fondo que ocurre desde que el ser humano comienza a diseñar un hábitat.

Un diseño a favor de la comodidad y la innovación pero que permite imaginar mil posibilidades como a las que se enfrentaban Guillermo de Baskerville y Adso de Melk en el Nombre de la Rosa: ''Unas habitaciones permiten acceder a varias otras. Las hay, en cambio, que sólo permiten acceder a una única habitación. Incluso cabe preguntarse si no habrá habitaciones desde las que sea imposible acceder a cualquier otra. Si piensas en esto, además en la falta de luz, en la imposibilidad de guiarse por la posición del sol, a lo que hay que añadir las 295 visiones y los espejos, comprenderás que el laberinto es capaz de confundir a cualquiera que lo recorra, turbado ya por un sentimiento de culpa.'' Umberto Eco, 1980.

La Sacra di San Michele, monte Pirchiriano (Piamonte).
Inspiración para El nombre de la rosa de Umberto Eco. Via wikimedia commons
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