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Agustín Álvarez, el gallego que ha transformado la quiebra de su empresa en una novela

'La arquitectura dejó de ser arte' es la ópera prima de un empresario que se vio en la ruina tras la crisis de 2008, una ruina que ha sabido reconvertir en una historia de resiliencia que cuenta en su libro
Agustín Álvarez, autor de 'La arquitectura dejó de ser arte'
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Agustín Álvarez, autor de 'La arquitectura dejó de ser arte'
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Agustín Álvarez era socio de una empresa de arquitectura cuando estalló la burbuja inmobiliaria de 2008. Desde el momento que empezó la crisis económica, cuenta, vio cómo poco a poco iban perdiendo clientes e ingresos hasta llegar a la quiebra. "En 2011 nos vimos obligados a solicitar un concurso de acreedores y terminamos cerrando la empresa", cuenta, tras lo que él lo perdió todo y se quedó en la ruina.

Después del "batacazo", Agustín se vio sin nada, habiendo cerrado una empresa de tamaño mediano. "En 2014 decidí, junto con mi socio de la primera empresa, volver a crear un negocio pequeño, no teníamos muchas ganas de seguir pero necesitábamos vivir de algo".

Durante toda esta crisis, aprovechó para cumplir con uno de sus grandes sueños: escribir una novela. "Siempre he sido un gran lector y me gusta mucho contar historias, me pareció el momento idóneo para ponerme con ello". Así, con la intención de servir de voz para todas aquellas personas que vivieron la crisis en primera persona, nació La arquitectura dejó de ser arte.

Una vida novelada

Agustín es un arquitecto técnico vigués que reside en A Coruña, donde tiene una pequeña empresa de rehabilitación de edificios históricos. En el año 2001, tras trabajar en varias empresas del sector de la construcción, decide fundar junto a un socio una empresa de arquitectura, en la que hacían el mismo tipo de trabajos que en la actual.

En el año 2008, cuando estalla la burbuja inmobiliaria, la empresa comienza a generar pérdidas hasta que entra en concurso de acreedores, para posteriormente acabar quebrando. Agustín se ve de ese modo en la ruina, en un momento profesional y personal que ha marcado un claro punto de inflexión en su vida.

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Comienza en ese momento un proceso de reinvención personal y "de autodescubrimiento personal" en el que su pasión por la lectura y la escritura se materializan en un primer manuscrito que vería la luz casi una década después.

Su libro, La arquitectura dejó de ser arte, resulta ser una novela autobiográfica en la que la arquitectura es el hilo conductor de una historia de superación. "Una novela integral, humana y honesta que pretende ser un faro de luz en la vida de muchas personas que se encuentran ante un periodo de crisis social y existencial", dice Agustín. Esta, su propia historia novelada, es un cuento de perseverancia y resiliencia.

Autoayuda en el sentido más estricto

"Cuando en 2009 quebró mi empresa quise contar lo que estaba pasando a muchas personas que, como yo, se sentían fracasados por haberse dado el batacazo". Agustín asegura que su libro cuenta "con pelos y señales" el largo y complicado proceso que vivió tras haberse visto en la ruina y obligado a salir a flote de nuevo.

Su primera novela, que él mismo ha autoeditado y "construido" por completo, cuenta la crisis inmobiliaria y económica desde el punto de vista de "una persona que la ha vivido intensamente". "Quería escribirlo de forma muy honesta, con la intención de que la gente que estaba como yo tuviese una referencia, se identificase conmigo y, de algún modo, mi libro le sirviese de algo".

"Me he desnudado completamente y mucha gente se siente identificada conmigo. Con saber esto ya ha valido la pena escribir la novela"

Agustín reconoce que escribir su historia también ha sido una terapia para él, "ha resultado ser un ejercicio de superación". Después de contarla, de hecho, confiesa que "no puede descargar ni decir nada más": ha sido un trabajo de mucha reflexión con el que ha logrado recuperar la tranquilidad más absoluta.

"Me apetecía mucho que el libro fuese completamente mío", dice, por lo que ha trabajado él mismo desde la redacción hasta la impresión, pasando por la maquetación y la selección del material en el que autoeditar su primera novela. Aunque le gustaría que una editorial se hubiese hecho cargo, Agustín reconoce que es un mercado muy competitivo y por eso decidió que la autoedición era el mejor camino.

Por el momento, en los cinco meses que lleva en el mercado, su libro ha vendido ya 300 ejemplares, "una acogida mejor de la que esperaba".

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