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Un cocinero coruñés anima los domingos a los sanitarios del CHUAC con 60 kilos de callos

El chef Antonio Amenedo del Pazo de Santa Cruz de Mondoi (Oza-Cesuras) se refugia en la solidaridad para hacer frente a las restricciones que mantienen su negocio cerrado desde hace cuatro meses
El cocinero Antonio Amenedo.
El cocinero Antonio Amenedo.
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Los domingos en el CHUAC de A Coruña son un poco menos duros para los sanitarios del CHUAC desde que empezó la pandemia gracias al cocinero coruñés del Pazo Santa Cruz de Mondoi (Oza-Cesuras), Antonio Amenedo. Este profesional ha afrontado los cierres en su negocio debido a las restricciones apelando a la solidaridad y aportando su grano de arena en el hospital coruñés en las diferentes olas de la pandemia a base de buena gastronomía. Prueba de ello son los 60 kilos de callos que llevó ayer al centro sanitario y que disfrutaron el personal de Urgencias, de la UCI covid y de microbiología, los encargados de realizar las PCR.

"Soy un callero profesional, un domingo sin callos no es domingo para mí. El pasado marzo, cuando se inició la pandemia, le propuse mi idea a una amiga que trabaja en Urgencias y me dijo que sin duda sería estupendo tomar callos los domingos durante el descanso y me puse manos a la obra", cuenta. Amenedo ha retomado esta iniciativa solidaria de nuevo por el empeoramiento de la pandemia en el área sanitaria coruñesa y porque lleva cuatro meses con su negocio cerrado, un duro contratiempo al que ha sabido sacarle un buen partido aprovechando la gran cocina que tiene y donde habitualmente prepara banquetes para bodas.

"En mi cocina tengo capacidad para hacer mucha cantidad, estoy solo pero dispongo de una pota a la que llamo la Big One. Habitualmente la uso para los cocidos pero como este año no se puede la utilizo para elaborar los callos", dice, mientras entre risas añade que ayer "repartió callos a diestro y siniestro" en diferentes formatos: tarrinas de 500 y 800 gramos y hasta de kilo. "Yo pongo mi trabajo y Makro es el proveedor que me facilita el material para poder hacerlo. Soy un volcán y no puedo estar quieto, entonces intento ayudar con esta alegría a los sanitarios para que su domingo sea un poco más domingo", afirma, aparte de mostrarse impactado por la cantidad de ambulancias que llegaron al hospital ayer mientras él entregaba la comida. "Un goteo continuo", lamenta.

Afectado por el cierre perimetral y las restricciones

"El gobierno se equivocó dejando las Navidades con las condiciones en las que estuvimos porque ahora vemos las consecuencias", opina Amenedo, sobre lo que matiza que "lleva cuatro meses cerrado sin ingresar". Esto es debido a que concreta que "el 98% de su clientela es de A Coruña", por lo que no pueden acudir al pazo porque está ubicado fuera del cierre perimetral de la ciudad. A su vez, el cocinero confía en la mejora de la situación epidemiológica con la vacuna y espera que "lleguen más dosis y se acelere la vacunación priorizando a todos los sanitarios y personas mayores".

"El año pasado tenía 30 bodas y solo pude hacer ocho y este año lo tengo abarrotado. Tenía programada una boda en marzo y dos en abril dos y no cuento con hacerlas, lo que pasa que a partir de mayo y hasta mediados de noviembre tengo todos los sábados ocupados", detalla, al mismo tiempo que se muestra optimista con que estos enlaces se puedan llegar a celebrar. En cuanto a las ayudas del gobierno autonómico a la hostelería, Amenedo critica que "son absolutamente de cara a la galería" y apunta que el alquiler del pazo donde trabaja son 6.000 euros mensuales. "He experimentado una rebaja sustancial en el alquiler pero aún así que me den 1.200 de ayuda un mes no me sirve después de todo el tiempo que llevamos con la crisis sanitaria", aclara.

"La hostelería no es la culpable"

"La hostelería no es la culpable, es todo. De nada vale que se diga que lo peligroso es levantarse la mascarilla para comer si la gente no las cambia después de cuatro u ocho horas dependiendo del tipo que sea", asegura. Además, sostiene que "comercio y hostelería deberían cerrar a la par", un argumento que basa principalmente en ejemplos como los centenares de personas que acuden al centro comercial coruñés Marineda City o la gran cantidad de ciudadanos que se agolparon en las fechas navideñas en el mercado municipal de la plaza de Lugo "desgraciadamente en muchas ocasiones sin respetar las distancias", concluye.

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