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Todos los secretos de las casas pasivas, una futura tendencia en Galicia

Uno de los mayores expertos en Passiv Haus de Galicia, el arquitecto coruñés Fernando Martínez, nos cuenta en qué consisten estas construcciones y por qué pueden suponer miles de euros en ahorro energético
Casa pasiva de FERarquitecto.
Héctor Santos
Casa pasiva de FERarquitecto.
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Las casas pasivas cada vez son más comunes en Galicia. El estándar Passiv Haus alemán tiene como objetivos el ahorro energético y el respeto del medio ambiente. Sin embargo, todavía hay muchas incógnitas planeando sobre esta revolución arquitectónica.

En Galicia, uno de los principales expertos en esta materia es Fernando Martínez López, del estudio coruñés FERarquitecto. Hace más de dos años que consiguió el título que lo acredita para poder aplicar los criterios de Passiv Haus. "Somos muy pocos los técnicos con formación en casas pasivas. Al menos, en el estándar alemán, ya que hay otros. Al fin y al cabo, el objetivo final es que la casa consuma muy pocos recursos", cuenta.

Fernando Martínez desgrana las características de este tipo de viviendas, fundamentadas en una serie de puntos muy concretos. "El objetivo es que la casa consuma muy poco, que esté durante todo el año entre 20 y 25 grados sin necesidad de calefacción o con una demanda muy baja", cuenta.

Para que una casa sea considerada Passiv Haus la demanda de energía no puede ser superior a 10 vatios por metro cuadrado. En una casa de 100 metros cuadrados, sería de 1.000 vatis como máximo. "Lo que consume un secador de pelo", comenta Fernando. "En Galicia no estamos instalando radiadores bajo este estándar. Solo un toallero en algunos casos, y porque cumple otra función", añade.

¿Cómo se consigue tener una casa pasiva?

El estándar Passiv Haus se basa en cinco puntos. "El primero está relacionado con el aislamiento térmico. En España, por ley, podemos aumentar un 30 % el aislamiento. Lo habitual es pasar de un 12 a un 16 %", cuenta Fernando. El segundo de los principios es que no haya puentes térmicos, es decir, puntos fríos en la vivienda como resultado de ese aislamiento. El tercer punto es disponer de ventanas de altas prestaciones, una de las claves para evitar la pérdida de calor.

Fernando Martínez López, del estudio coruñés FERarquitecto

El cuarto punto es conseguir que la casa sea hermética. "Es el punto diferencial, ya que tenemos que controlar que el aire no se escape por ningún lado. Hay que generar una envolvente hermética que garantice que la renovación del aire a diario se sitúe por debajo de un cierto número", cuenta Fernando.

Ese cuarto punto puede generar ciertas dudas sobre la calidad del aire. "La gente suele pensar que entonces estará el aire cargado", cuenta. Eso se soluciona con el quinto y último punto: el recuperador de calor. Se trata de un sistema que renueva el aire de las viviendas. "En el proceso de intercambio del aire exterior cargado de oxígeno y el interior cargado de CO2, intercambia el calor, de tal forma que no pierdes o ganas calor", explica Fernando. Este dispositivo permite controlar la calidad de aire de las viviendas. "No hay porque abrir las ventanas en todo el año, el aire interior va a ser bueno", dice Fernando.

¿Tendencia en Galicia?

Cada vez se pueden ver más casas pasivas en Galicia. ¿Son realmente una tendencia? "Yo, personalmente, he apreciado un crecimiento en la demanda de estas casas. ¿Una tendencia? Quiero pensar que sí", dice Fernando.

Si no lo es ahora, explica el arquitecto, "lo va a ser en el futuro", ya que la ley de edificación ya introdujo en su última actualización conceptos relacionados con las casas pasivas. Por ejemplo, ahora es posible justificar que una casa no tenga calefacción. "Hay gente con mucho interés en este tipo de viviendas, no solo por la repercusión para el medio ambiente, sino por el ahorro que supone", dice Fernando.

Pese a su crecimiento, no hay datos fiables que acrediten ese crecimiento de las casas pasivas en Galicia. "El certificado Passic Haus cuesta dinero, unos 3.000 euros. Muchas veces, el cliente no quiere pagarlo, aunque se le explica que a la hora de vender su vivienda es lo mejor", explica Fernando.

¿Qué coste añadido tienen?

Están claro los beneficios de este tipo de viviendas, en las que no será necesario invertir en calefacción. Sin embargo, ¿cuál es su coste? Fernando Martínez calcula que en una vivienda nueva cuesta entre un 5 y un 10 % más. "En unos ocho años se recupera la inversión, pero también depende del punto del que se parta. Una casa de hormigón es mucho más fácil de convertir en pasiva porque ya es de un materia muy hermético", explica Fernando.

¿Qué viviendas pueden ser pasivas?

A diferencia de lo que se podría pensar, "la vivienda unifamiliar es la más complicada para convertir en Passiv Hays porque es la que tiene más envolvente en relación a la superficie habitable", según Fernando. Todo tipo de edificación puede ser convertida en casa pasiva. Hasta naves industriales o edificios públicos.

"Lo bueno es que no implica ningún tipo de estética o material concreto. Pueden ser de madera, ladrillo u hormigón", señala el arquitecto. Casas unifamiliares, edificios o viviendas en rehabilitación pueden convertirse en casas pasivas.

En cuanto a los bloques de edificios, a Fernando le sorprende que no haya más promociones Passiv Haus. "Es una publicidad bestial anunciar un bloque de pisos en el que apenas se va a consumir nada de electricidad. En el resto de Europa es algo muy común a día de hoy", cuenta Fernando.

Este arquitecto coruñés aboga por superar los prejuicios y hacer de las casas pasivas algo común en Galicia. "Los primeros clientes que querían casas pasivas lo afrontaban como un acto de fe, pero no es nada paradigmático, y mucho menos en Galicia, donde el clima es estable y favorece estos sistemas".

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