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Reforestando, el proyecto de una gallega que eleva la botánica a las paredes del mundo

Doa Ocampo Álvarez pinta murales llenos de vida, luz y color con el objetivo de hacer renacer espacios abandonados u olvidados con especies vegetales vinculadas a la zona y a sus habitantes
La muralista Doa Ocampo Álvarez, responsable del proyecto Reforestando.
Ingredientes creativos
La muralista Doa Ocampo Álvarez, responsable del proyecto Reforestando.
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Reforestando es un bonito proyecto que lleva la botánica a las paredes de todo el mundo. La responsable de la iniciativa es la gallega Doa Ocampo Álvarez, que estudia la historia del lugar y la relación que sus habitantes tienen con las plantas para crear un mural en el que la vegetación vuelve a crecer más viva que nunca.

Ocampo Álvarez se formó en Bellas Artes, aunque no se especializó en ninguna disciplina en concreto. La muralista, oriunda de Sober (Lugo), comenzó a pintar con varios compañeros y aprendió la técnica a base de práctica. "Cuando empecé a pintar en Vigo, cerca de donde yo estudié, pintaba mucha gente: Liqen, Pelucas, Tallone...", explica la responsable de Reforestando, que añade que actualmente continúa con su proceso de aprendizaje, gracias a las obras que realiza.

Crecer rodeada por los paisajes de la Ribeira Sacra despertaron en la artista un gran amor por la botánica. Reforestando es la forma que encontró para aunar sus dos pasiones, la naturaleza y el arte, mediante la aplicación de pintura plástica de exteriores de una forma muy personal. Últimamente, y siempre que es posible por las condiciones de la superficie y su precio, Ocampo trabaja también con pinturas minerales porque son menos perjudicales para el medioambiente, tienen un aspecto más natural y su durabilidad es mayor.

Reforestando

El proyecto de la artista gallega nació en 2014 con el nombre de Reforestando y un objetivo claro: hacer renacer espacios que están abandonados u olvidados con especies vegetales. "Empecé a intervenir espacios que estaban más cerca de áreas naturales, bosques, áreas rurales, lugares donde había más presencia vegetal... El proyecto fue evolucionando y ahora le doy más importancia a que se vea la ilustración botánica. Antes quería que se supiese que era vegetal pero no importaba tanto la especie", explica Ocampo Álvarez sobre los cambios que la iniciativa ha experimetado.

Las plantas varían de un lugar a otro, ya que son elegidas en función de las tradiciones y la historia de la zona en la que van a ser representadas. La muralista selecciona los motivos que más le llaman la atención o que, por estética, van mejor con su trabajo. "A veces me interesan especies más desconocidas que tengan una relación histórica y otras, que sean súper populares en un lugar en el que todos las reconocen, para que se sientan identificados con la intervención", indica la lucense.

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Las representaciones no son exactas porque a la artista le gusta plasmar las plantas descompuestas, en fragmentos en lugar de enteras, para que la composición sea más decorativa. Ocampo Álvarez, sin embargo, busca que aquellos que contemplan la belleza de sus creaciones puedan distiguir las partes representadas: la hoja, la flor, los pétalos... En ocasiones, hace dibujos de alguna parte en sección para que el diseño esquemático interior quede a la vista. Esto convierte las ilustraciones de la artista gallega no solo en un elemento decorativo, sino también didáctico.

A través de la belleza de sus obras y de la calma que transmite la naturaleza, Ocampo Álvarez construye ambientes o espacios en los que "se siente cierta armonía" y es posible crear una conexión con el lado más abstracto o universal de la vida, "para sentirse bien".

Un trabajo hecho con ilusión

La muralista suele recibir propuestas sobre los lugares en los que desarrollar su trabajo, aunque en alguna ocasión también propuso alguna zona de su interés. "Siempre pinto ilusionada porque me gusta lo que hago. Me dedico a hacer también cosas de otras áreas artísticas, pero esto para mí es muy especial porque me gusta el enfoque científico asociado con las artes", asegura esta amante de las plantas.

Uno de los murales de Doa Ocampo Álvarez (cedida por la artista).

Los murales que más ilusión le hace desarrollar son aquellos en los que detecta una especial necesidad de luz y color, en los que su trabajo es recibido "como agua de mayo". Las ocasiones en las que los vecinos de la zona reconocen una planta y le explican que se comían sus frutos cuando eran pequeños aunque ahora apenas se ven, hace todavía más especial su labor. "Veo que el mensaje que quiero dar llega a la gente", asegura Ocampo Álvarez. Su arte es bien recibida por los ciudadanos y da vida a zonas en las que el gris y la suciedad lo habían inundado prácticamente todo.

Uno de los murales de Doa Ocampo Álvarez (cedida por la artista).

"La semana pasada estuve trabajando en Kosovo, con una historia reciente de conflictos muy duros. Fue una experiencia genial porque al crear algo en un lugar así, sentí que era muy especial para ellos, que apreciaban el gesto de hacer algo bello por su lugar", relata la muralista sobre su trabajo más reciente. El arte es una disciplina que te permite evadirte de la realidad, "dejar volar la mente en otra dirección", y los trabajos de Reforestando lograron este objetivo con los vecinos del edificio donde la gallega pintó su última obra.

El proceso creativo de Doa

Desde que Doa recibe una llamada pidiéndole poner un poco más de luz y color a un espacio hasta que el mural está terminado, hay un proceso largo que comienza con la documentación. La artista estudia el clima de la zona, la vegetación, las tradiciones en las que se usan las plantas y los colores que tienen. Cuando el proyecto se lo permite, la lucense habla con los residentes del lugar para conocer más de cerca su realidad y cómo se vincula su vida con la vegetación del entorno: alimentación, medicina, usos para tejidos o tintes e incluso aplicaciones "más místicas". Poco a poco, prueba a prueba, se acerca al diseño final.

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Pintar un mural le lleva entre una semana y 15 días, según el tamaño. Ocampo Álvarez se ocupa sola de la parte creativa y en ocasiones recibe la ayuda de otros muralistas, como Maz, a la hora de plasmar sus ideas sobre la pared. La elección de los colores varía según la planta que representa, aunque en ocasiones se permite la licencia de modificarlos un poco sin distanciarse de los tonos naturales. "A veces me apetece que sean colores más pardos, otras más vibrantes...", indica la artista, que hace también referencia a que las marcas tienen unas limitaciones en la gama que hacen que las obras "sean producto de las circunstancias".

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