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La Facultad de Comunicación, un hito de la arquitectura contemporánea en Santiago

Pensar en la USC es sinónimo de pensar en sus facultades históricas, pero entre las contemporáneas hay una que destaca especialmente: la Facultad de Ciencias de la Comunicación, diseñada por el arquitecto portugués Álvaro Siza.
La Facultade de Ciencias de la Comunicación de la USC.
Turismo de Santiago.
La Facultade de Ciencias de la Comunicación de la USC.

Pensar en la Universidad de Santiago de Compostela (USC) lleva automáticamente a pensar en sus edificios históricos, como las facultades de Medicina o Historia o los pazos de Fonseca o San Xerome. Sin embargo, dentro de las facultades contemporáneas, hay una que destaca especialmente: la Facultad de Ciencias de la Comunicación.

Este edificio, planificado al milímetro por el arquitecto portugués Álvaro Siza -diseñó desde la estructura hasta el mobiliario-, lleva operativo desde el año 2000 y ofrece estudios Periodismo y Ciencias de la Comunicación, así como un doble grado y varios máster.

El interior de la facultad (Turismo de Santiago).

La facultad no fue la primera obra de Siza en Santiago: en 1988 también había diseñado el Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC), con un aspecto exterior muy similar al de Ciencias de la Comunicación, apostando por el material gallego por excelencia, el granito.

Precisamente en 1993, el año en que terminó la construcción del CGAC, la USC le encargó a Siza la construcción de esta nueva facultad en el Campus Norte universitario, en el emplazamiento del antiguo Burgo das Nacións.

El edificio

Un acceso de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la USC (Cedida).

El principal elemento que salta a la vista al ver la facultad, más allá de su diseño exterior, es la gran rampa que vertebra todo el edificio, conectando las aulas de todos sus niveles de forma accesible, dejando así un vestíbulo amplísimo con una gran cristalera.

La biblioteca cuenta, además, con un módulo adicional situado fuera de la estructura principal que también ofrece un resguardo frente a la lluvia en la entrada de la facultad.

La cafetería de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la USC (Cedida).

Además de las aulas comunes, que mantienen una inclinación similar a la rampa central, la facultad también cuenta con zonas adaptadas a los estudios que allí se cursan, como platós completos y estudios de radio, así como aulas multimedia.

La cafetería del centro mantiene la misma estructura que el vestíbulo, con una cristalera que ofrece una gran luminosidad.

El diseño de Siza fue integral: también creó el mobiliario de toda la facultad, desde las sillas y mesas de las aulas o de la cafetería hasta los pomos de las puertas, las barandillas de las escaleras o los cuartos de baño, incluida la cartelería.

Exterior de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la USC (Cedida).

La construcción de la facultad fue laboriosa: los estudios de Periodismo empezaron a ofrecerse en 1993 y los alumnos utilizaron de forma -en un principio- provisional la Facultad de Filosofía, en la Praza de Mazarelos.

La facultad no sería inaugurada hasta siete años más tarde, en el 2000, cuando se convirtió en el primer edificio de fuera de Portugal en recibir el prestigioso premio luso de arquitectura Secil, que Siza ya había obtenido cuatro años ante por una construcción en Lisboa, el Edificio Castro & Melo.

En la inauguración, Álvaro Siza, galardonado el pasado 2019 con el Premio Nacional de Arquitectura que entrega el Gobierno de España, firmó el libro de oro de la facultad agradeciéndole a la USC "permitirme ser arquitecto".

Críticas

Una de las aulas de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la USC (Cedida).

La singularidad de su diseño también ha suscitado diversas críticas por parte del alumnado a lo largo de los años: más allá de su belleza estética, elementos como las mesas inclinadas de las aulas no se adaptan demasiado bien a los ordenadores portátiles, dispositivo que todavía no se utilizaban cuando se diseñó la facultad.

La falta de adaptación a las nuevas tecnologías también se deja ver en la ausencia de enchufes en la mayoría de las aulas, mientras que la apertura de las puertas de los baños también ha sido objeto de algunas quejas.

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