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El Santiago de Compostela que no fue: el teatro y las residencias de Jenaro de la Fuente

El arquitecto vigués Jenaro de la Fuente, responsable del Estadio de Balaídos y de buena parte del Ensanche de Vigo, también dejó su huella en Santiago, aunque la Guerra Civil y la posguerra impidieron que muchos de sus proyectos se llegasen a realizar, como un teatro-cine en el Hórreo o un Campus con cinco colegios mayores en lugar de tres
Proyectos para un teatro en el Hórreo y un Campus con cinco colegios mayores.
Quincemil
Proyectos para un teatro en el Hórreo y un Campus con cinco colegios mayores.

Jenaro de la Fuente es el arquitecto vigués por excelencia: es el gran artífice del Ensanche de la ciudad olívica y el Estadio Municipal de Balaídos también lleva su firma. Sin embargo, este arquitecto también dejó su huella en Santiago de Compostela: fue el responsable de planificar el Campus Sur universitario y proyectó los colegios mayores, así como el Hospital de Nuestra Señora de La Esperanza o la ciudad-jardín de La Rosaleda.

Aunque fue mucho lo que se construyó, también lo es lo que se quedó en el papel y no pasó de los planos: la Guerra Civil y la posguerra impidieron que llevara adelante un teatro-cine en el Hórreo y que desarrollase al máximo sus ideas para el Campus Sur.

Teatro-cine en el Hórreo

Exterior del teatro-cine del Hórreo (Casa Moreno. Archivo de Arte Español, 1893-1953).

El más llamativo de estos proyectos es el de un teatro-cine en el Hórreo, un edificio encargado en 1945 que nunca llegó a hacerse realidad, más allá de los planos y perspectivas de Jenaro de la Fuente.

Este teatro-cine, como se puede apreciar en las imágenes, tenía dos partes claramente diferenciadas: el inferior, un teatro con una fachada clasicista que evoca a la Scala de Milán, y un nivel superior, con una entrada diferente, destinado a acoger oficinas.

Vestíbulo del teatro-cine del Hórreo (Casa Moreno. Archivo de Arte Español, 1893-1953).

El interior mantenía ese mismo aire clásico: el foyer -el vestíbulo- está rodeado de galerías y cuenta con dos amplias escaleras, mientras que los palcos del interior de la sala recuerdan a los teatros decimonónicos.

La sala reflejaba el espíritu de la época: además de un foso para la orquesta, el estrechamiento hacia el escenario se adaptaba a las necesidades visuales y acústicas del cine, una forma de entretenimiento que cada vez cobraba mayor importancia.

Esta espectacular construcción tenía una única contrapartida: su elevadísimo coste de 3,3 millones de pesetas, el motivo por el que nunca se llegó a construir.

Así, la pobreza provocada por la Guerra Civil y la posguerra impidieron llevar a cabo un proyecto pensado, precisamente, para que los habitantes de la ciudad -unos 40.000 por aquel entonces- pudiesen evadirse de la realidad.

Residencias del Campus Sur

Plano del Campus Sur con cinco colegios mayores (Compostela Verde).

Quince años antes, Jenaro de la Fuente también había sido requerido para otro importante proyecto en la ciudad: la construcción del actual Campus Sur, una iniciativa que buscaba ampliar la Universidad de Santiago de Compostela (USC) con una mayor dotación de residencias, infraestructuras y, por supuesto, facultades.

Aunque el arquitecto municipal, Constantino Candeira Pérez, había sido el elegido en 1929 para iniciar el proyecto, en 1930 se recurrió a Jenaro de la Fuente, que fue quien finalmente le dio forma.

Plano del Campus Sur con cinco colegios mayores (Compostela Verde).

La estructura general que ideó el arquitecto se mantuvo, pero el principal cambio está en el número de colegios mayores: tan solo se construyeron tres, mientras que él había proyectado cinco.

El primero de ellos, el actual colegio mayor Rodríguez Cadarso, se empezó a edificar en 1931, aunque huelgas en la universidad primero y la Guerra Civil después llevaron a que no se terminase hasta 1941.

Plano del Campus Sur con cinco colegios mayores (Compostela Verde).

En aquella época también hubo que redefinir el proyecto: De la Fuente apostaba por dos colegios mayores a cada lado y uno central dedicado a servicios generales, pero el presupuesto permitió construir uno a cada lado y destinar a fines residenciales el central.

El colegio mayor San Clemente se empezó a construir inmediatamente después de concluir las obras de Rodríguez Cadarso y se ejecutó más rápidamente. No fue ese el caso del colegio mayor Fonseca, que no estaba previsto para esos usos y, tras ser adaptado, empezó a funcionar en 1965.

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