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La Cocina Económica: un día atendiendo a los más necesitados de A Coruña

Entramos en una de las instituciones más queridas por los coruñeses. Desde el Orzán, dan servicio a diario a más de mil usuarios sin recursos
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Todavía no ha salido el sol por completo en A Coruña y en la calle Socorro ya hay cola para poder entrar a desayunar a la Cocina Económica. Cada día, unas 1.300 personas son atendidas por una entidad que ha pervivido en tres siglos diferentes. Óscar Castro es el administrador de esta institución con 3.300 socios y muchos más colaboradores.

"Desde primera hora se preparan las comidas. A diario se hacen unas 1.100 raciones, más o menos", cuenta Óscar Castro. Antes, durante el desayuno, los usuarios pueden disfrutar del servicio de lavandería y aseo, de reciente creación. "De las 120 personas que tenemos para desayunar, unas 80 se benefician del lavado de ropa y las duchas del edificio", señala Óscar.

La Cocina Económica hace ya tiempo que hace mucho más que dar de comer al prójimo. Esta entidad con 134 años de historia ha conseguido ampliar sus servicios para que las personas más necesitadas puedan acceder a Internet, reunirse con un asistente social o simplemente asearse.

El amplio comedor, donde se serven los desayunos, las comidas y las cenas.

"Pocas entidades llegan a vivir en tres siglos diferentes. Afortunadamente, gracias al pueblo coruñés y al cariño de los socios y de las empresas y demás entidades seguimos en pie", agradece Óscar, que también señala que cada vez son más las personas a las que tienen que atender, haciendo hincapié en el predominio de usuarios de otras nacionalidades. "Esta institución nació para ayudar a los vecinos más necesitados de A Coruña, pero ahora ocurre todo lo contrario, ayudamos a mucha gente que llega a la ciudad sin nada", cuenta.

Numerosos avances

Ramón Pérez Costales y Antonio Lens Viera fundaron la Cocina Económica en 1886, en la calle Tahona. Se instalaron en una antigua fábrica de harinas que terminaría dando nombre a la vía. En el siglo XX se trasladaron a la calle Socorro y en el XXI adquirieron la otra mitad del edificio, con acceso desde la calle Cordelería.

La lavandería, uno de los servicios más modernos.

Hubo que esperar hasta el 2004 para que la Cocina Económica ofreciese desayunos. Dos años después, se creó el servicio integral de aseos. "Es importante para mucha gente que quiere mantener la higiene mínima e integrarse en la sociedad en busca de empleo u oportunidades", señala Óscar Castro.

En el 2011 se creó el espacio de ocio, bautizado como Punto Solidario Luis Rodríguez Lago, en honor a uno de los numerosos presidentes de la institución. En esta sala, los usuarios disponen de ordenadores con conexión a Internet, televisión, sofás, mesas, películas y libros. Además, en la actualidad también trabaja en la Cocina Económica un asistente social al que pueden acudir gratuitamente todos los usuarios.

Reparto de bocadillos.

Por otro lado, esta institución reparte desde 2013 en puntos de los barrios de O Castrillón, Sagrada Familia y Birloque. "Siempre hubo reparto a domicilio, pero ahora tenemos puestos asignados para llegar a la periferia. Antiguamente, en los años 40 y 50, se llamaba a la gente que pedía la comida a domicilio los pobres vergonzantes. Eran personas con apellido y estatus, pero que no tenían medios", señala Castro, que recuerda que también se puede acudir a recoger la comida para llevarla a casa.

Una plantilla implicada y muchos colaboradores

La Cocina Económica cuenta en la actualidad con 19 trabajadores a jornada completa. Son los responsables del funcionamiento de la cocina, el reparto de comida, la lavandería o el transporte al almacén. Además, la institución nutre parte de sus reservas con donaciones de empresas y comercios.

La sala de ocio, con múltiples servicios.

Un ejemplo es Mercadona, que dona alimentos a diario. "Se trata de productos de todo tipo que nosotros preparamos y congelamos para sacarlos en función de las necesidades. También nos donan las patatas de restos y descartes, que a nosotros nos valen perfectamente", afirma Óscar Castro, que matiza que aunque hay muchas donaciones "la gran mayoría es comprado".

Gracias a los socios y las donaciones

Llegados a este punto, cabe preguntarse cómo una institución que "solo" recibe por su trabajo el cariño de sus usuarios y el respeto de la ciudadanía ha podido sobrevivir durante casi siglo y medio. Las cuentas son sencillas y a la vez muy complejas.

La zona de reparto instalada en la Sagrada Familia.

La financiación es, desde su fundación, gracias a las cuotas de socio. No existe un mínimo para colaborar. Esas aportaciones configuran el presupuesto, pero "no cubren los gastos" de la entidad, que ascienden a 1.100.000 euros al año. Ahí entran en juego las donaciones, muy frecuentes en esta época del año en la que el espíritu navideño inunda los hogares.

Un deseo de Navidad: una nueva sede

Desde la Cocina Económica aseguran que están "capacitados para seguir" al ritmo actual, aunque no esconden la necesidad principal de la entidad para el futuro: una nueva sede. "Si sigue aumentando el flujo de usuarios, este recinto se nos queda algo justo", señala Óscar Castro, que destaca la necesidad de "una sede más grande donde poder ampliar servicios y estar más cómodos".

No es algo que necesiten a corto plazo. "No podemos asumir ahora mismo esa inversión, pese a la gran generosidad de nuestros socios, nuestro principal valor añadido. Tendremos que esperar la aparición de algún mecenas que nos ayude", concluye Óscar Castro. Mientras, otra Navidad, las personas más necesitadas de la ciudad podrán seguir buscando calor y compañía en la Cocina Económica, una de las instituciones más queridas de A Coruña.

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