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Opinión

¿Merecemos la extinción?

A lo largo de la carrera (a veces, me gusta ponerme las gafas de pasta y sacar a pasear el título de biólogo) llegué pronto a una conclusión científica tan verdadera como que Miguel Bosé tiene un problema: la especie humana se extinguirá
Pedro Arenas Barreiro
Por Pedro Arenas Barreiro

Desarrollo y argumento…

Hace 2 años y aún creyéndonos “Miss especie todopoderosa 2020”, un pequeño virus apareció para demostrarnos que el tamaño no lo es todo (biológicamente) y que el ser humano es frágil y vulnerable ante un simple trozo de material genético con una misión concreta, reproducirse aprovechándose de nuestro organismo.

Los virus son tan biológicamente estúpidos que no se dan cuenta de que en su objetivo de multiplicarse en nuestras células como si no hubiese un mañana, pueden provocar efectos (enfermedades) que pueden acabar con su anfitrión, pero son tan jodidamente cabezones, que se las han ingeniado para solucionar este “pequeño” inconveniente adquiriendo la capacidad de pasar de unos a otros aprovechándose para ello de diferentes vehículos (animales transmisores, saliva, tocamientos puros e impuros…) o incluso cambiar su forma para no ser detectados por nuestras defensas, mutando e infectando así a los siguientes de la lista, nuestros vecinos, nuestra pareja, nuestra familia…

(Fuente: Shutterstock)

Pese a que nosotros somos tan biológicamente inteligentes, como especie sólo sabemos luchar con eficiencia contra aquello que ven nuestros ojos y pese a que nadie (o casi nadie) cruza la calle con el semáforo en rojo porque sabe que corre peligro de morir atropellado, sin embargo no nos damos cuenta (algunos) de que si salimos a la calle sin mascarilla o con síntomas de COVID, estamos entrando en una autovía que nos puede llevar al cementerio, no sólo a nosotros sino a los que nos rodean y a los que los rodean a ellos, simplemente porque no valoramos bien el peligro de los enemigos invisibles.

Por otro lado, somos tan jodidamente desorganizados que somos incapaces de alcanzar una actuación colectiva rápida y homogénea y, 2 años después, sigue habiendo parte de la población que niega la existencia del virus o que se saca de la manga un doctorado en virología imaginario que le otorga el poder de verbalizar inconsistencias científicas que siembran la duda poblacional en la eficacia o seguridad de la vacunación (un saludo, Paz Padilla). 

(Fuente: Shutterstock)

Es probable que merezcamos la extinción. Puede ser que el detonante final no sea un virus oportunista sino la incapacidad de actuar todos a una, sin fisuras, cuando la supervivencia lo requiere. Puede ser que sea el virus, que pese a no tener cerebro tampoco tiene corazón y aprovecha nuestra fragilidad organizativa, las diferencias sanitarias entre países, el no haber aprovechado suficiente nuestra capacidad científica o el no haber sabido educar correctamente a toda la población sobre la relevancia de la vacunación y las normas de contención infecciosa.

Podrá ser pronto (espero que no porque me gustaría ver a Tanxugueiras en Eurovisión y contestar varios emails pendientes antes de irme) o dentro de miles de años, pero otras especies, tan o mas poderosas y arraigadas que la nuestra, que también se creían amos de este pequeño planeta, también han desaparecido. No será un gran trauma para el universo, acostumbrado a cambios disruptivos en su configuración, te lo aseguro. 

Ya sólo queda ver si lo que nos lleva al declive como especie es algo que nosotros mismos causamos como el cambio climático, la bomba atómica o la sobredosis alimentaria de aceite de palma o es algo que aprovecha nuestras debilidades organizativas para comenzar su reinado, como este virus tan jodidamente listo.

(Fuente: Shutterstock)

Mientras se extingue nuestra vida (en el concepto biológico) como especie, sólo nos queda el consuelo de intentar disfrutarla al máximo (en el concepto humano).

Pedro Arenas Barreiro
Pedro Arenas Barreiro
LinkedIn
Pedro Arenas es, ante todo, un tío de acción (y nunca utiliza dobles aunque haya muchas escenas de riesgo). A lo largo de sus más de 15 años de carrera, ha sido autónomo, emprendedor, empleado por cuenta ajena e incluso responsable público en la Axencia Galega de Innovación. Ha sido el promotor principal de 2 empresas (Ingenyus, Marketing Inteligente y Qubiotech) y ha participado en la constitución de otras dos startups de base tecnológica. Actualmente colabora con diversas compañías en el asesoramiento y fortalecimiento de sus capacidades estratégicas y de innovación.