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Tribuna Abierta

Guía sobre el brindis

El presidente de la Asociación Galllega de Sumilleres esboza algunas ideas sobre la historia del brindis y la importancia de disfrutar del contenido de la copa en cada momento. "Que todo lo que venga sea bueno, y que lo bueno lo acompañen de buen vino"
Juanjo Figueroa Treus
Por Juanjo Figueroa Treus

Nace el brindis en un acto de desconfianza. Cuenta la leyenda, sin datos fehacientes ni rigor científico que el brindis aparece en las civilizaciones griega y romana. Se supone que para evitar ser envenenados chocaban fuerte sus copas para que el vino de la copa se mezclara con la del otro comensal. Si el anfitrión que había servido el vino no bebía cuando pasabas un poco del tuyo a su copa, podías tener relativamente claro que algo de cicuta había echado a tu copa.

Me hace gracia, discúlpenme la osadía, imaginar a muchas de las personas que estos días se enfrentan a cenas con familia y compañeros de empresa relativamente apreciados sabiendo esta información de antemano. Cabe destacar que hoy en día esa práctica está en desuso y el material de las copas ha cambiado el hierro por el fino cristal y este método ha perdido efectividad y sentido.

Hablo del brindis porque estos días de Navidad es una práctica muy habitual. El protocolo recomienda no chocar las copas. Si quieres ser el/la más elegante de la mesa, solo has de hacer el gesto con tu copa sin acercarla a ninguna otra mirando a los ojos de las personas y desear salud o buenos momentos. De esta forma evitamos el estruendo masivo del golpe de todas las copas y además no rayamos la copa, que es uno de los objetos favoritos de los sumilleres.

Me parece importante decir que no existe vino para brindar. No me gusta el concepto de abrir un vino para un brindis y que quede en la copa. Recuerdo en mi casa la frase de:

- "Abre el espumoso".
- "A mi no me gusta".
- "Es solo para brindar".

Creo que arrastro un trauma con esto.

Es importante entender todo el trabajo que hay detrás de cualquier botella de vino, y este merece, como mínimo, que cualquier botella que se abra, sea con la intención de ser bebida. Es mejor brindar con vinos distintos, que cada uno tenga en su copa el vino que considere ideal para ese momento y que se disfrute.

La finalidad del vino es el placer. El placer crece o decrece según muchos factores que rodean ese momento. Como que hayas elegido el vino adecuado, la copa, el entorno, el momento personal, etc. Pero el vino es placer, no le den prosa que no le corresponde si eso hace el vino aburrido, o no lo abran porque quieran impresionar con su etiqueta. Pongan en su mesa un vino de verdad. Y con vino de verdad me refiero a uno con el que crean que van a dar placer al resto de comensales. Un error muy común es poner un vino que nos encanta y que el resto de personas no entienden de todo. O poner un vino que viste mucho la mesa y en nada ayuda al menú que vamos a servir.

Y yo que hablaba de brindis. Tengo una facilidad asombrosa para perder el hilo.

No se brinda con agua. Otra leyenda que tiene más de superstición o de realidad de otro tiempo que de verdad absoluta. Se supone que los griegos creían que los muertos bebían agua del río Lete (uno de los ríos que para ellos formaba parte del inframundo). Eso hacía que los muertos olvidaran la vida pasada y comenzaran una nueva. Por esto se quedó en la memoria social, brindar con agua, con un gesto asociado a la muerte y el olvido.

También en la Edad Media era importante brindar con vino y no con agua. En muchas zonas y núcleos urbanos como Londres, la calidad del agua era pobre y era muy inseguro beberla pues podías contraer enfermedades como tifus o cólera. Por esta razón, en esta época, lo más seguro era beber vino.

Y por último y el que más me sorprende es la historia de los zares de Rusia. En las reuniones sociales, el zar disponía de una copa de agua y una de vino. Él brindaba por los asistentes con vino y todos aplaudían. Si por algún motivo decidía levantar la copa de agua y brindar por alguien, inmediatamente después esta persona se levantaba de la mesa, salía de la sala y se oía un disparo. Esta última historia si está documentada.

Creo que he dejado unas nociones básicas para que el brindis de estas fechas sea perfecto y fundamentado en unos pilares básicos de ejecución, sin que la historia del zar de Rusia tenga nada que ver en este caso.

Lo único que deseo es que todo lo que venga sea bueno, y que lo bueno lo acompañen de buen vino y sobre todo del buen vino que les guste y les produzca placer. No se me ocurre un deseo más bonito que este.

Brinden mucho, quieran de verdad a quien se lo merezca y no olviden que el vino ayuda a que las emociones sean igual de sinceras pero mejor comunicadas.

Un abrazo grande.

El vino es pasión, beban en consecuencia.

Juanjo Figueroa Treus
Juanjo Figueroa Treus
Sumiller formador en el Instituto Galego do Viño y presidente de la Asociación Gallega de Sumilleres. Además, Juanjo Figueroa es sumiller y copropietario del establecimiento de hostelería Lume de Carozo, en el casco vello de Vigo.