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El toque de queda dificulta la asistencia a la educación nocturna en Ferrol

Hay estudiantes que dependen de que alguien los recoja más tarde de las 22:00 debido a la falta de transporte público
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El nuevo toque de queda empieza a suponer un problema para los estudiantes de las modalidades nocturnas. Algunos de ellos dependen de que algún conviviente los recoja para volver a su domicilio tras una jornada que suele terminar a las 22:30. Una opción que se ha vuelto ilegal con la nueva restricción de movilidad nocturna. La única solución que han encontrado es salir antes de clase y perderse la última hora. Pero el problema de fondo es uno muy distinto a las medidas anticovid: los horarios del transporte público.

Los pasillos y aulas de los institutos ferrolanos se llenaban estos días de comentarios sobre las nuevas restricciones. Preocupaba en especial el toque de queda, que afecta tanto a los alumnos que eligen modalidad nocturna como a los que cursan estudios que solo se imparten en horario de tarde. Tienen justificante para moverse a partir de las 22:00, pero hay quienes necesitan un medio transporte para volver su domicilio debido a las distancias.

Ante la falta de frecuencias nocturnas de autobús, algunos dependen de que sus familiares, parejas o compañeros de piso los vayan a recoger cada noche a eso de las 22:30. Ahora resulta inviable porque estos chóferes voluntarios carecen de justificante. La opción de pagar un taxi a diario tampoco es apta para el bolsillo de un estudiante. La única solución que han encontrado es salir antes, ya sea para llegar a tiempo a la parada de bus o para que alguien los pueda recoger legalmente. Pese a los problemas que puede generar faltar a cinco clases a la semana, la mayoría de los profesores entienden la situación y les han dado el visto bueno, contaban los afectados este viernes.

El nuevo toque de queda ha acrecentado un problema que ya padecían los estudiantes ferrolanos: los horarios del transporte público. La mayor parte de los autobuses urbanos ofrecen su último servicio sobre las 22:00, media hora antes de que finalicen las clases en gran parte de las enseñanzas nocturnas. Es el caso de las líneas B (Porto-Hospitais), D (Canido-Hospitais), E (Praza de Galicia-Couto) y F (Canido-Praza da Graña). Algunas de estas frecuencias acaban incluso antes en función del lugar de salida. Por ejemplo, el último bus que sale del centro en dirección al Couto lo hace a las 21:30.

El resto de líneas urbanas tampoco tienen un horario mucho más amplio. La C (Praza de Galicia-Caranza) termina sus servicios a las 22:15 desde Caranza y a las 22:25 desde el casco antiguo. La A (Porto-Puntal) hace su último recorrido desde Neda a las 22:00 y desde el muelle ferrolano a las 22:40. Aunque algunos estudiantes podrían llegar a coger estas líneas en función de su parada, para quienes tienen que hacer transbordos resulta una misión imposible.

La situación de los alumnos que residen en las parroquias es incluso más complicada. Los autobuses metropolitanos finalizan sus servicios a última hora de la tarde. Así, las líneas 1 (Mercado San Xulián-A Graña), 2 (Mercado San Xulián-O Val) y 3 (Mercado San Xulián-San Felipe) ofrecen sus últimos recorridos entre las 18:30 y las 20:30. Las líneas circulares (4 y 16) realizan los últimos viajes entre las 18:05 y las 20:30. El resto de líneas metropolitanas solo tienen una frencuancia diaria. Los estudiantes de estas zonas son además los que más docencia perderán en caso de depender de algún chófer no profesional debido a la distancia entre los institutos y las zonas rurales.

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