El Rompeolas de A Coruña: el clásico de la previa del Dépor y del bocadillo para ir a Riazor
Paco y Javier Veiga llevan 15 años tras la barra de El Rompeolas. Comparten apellido y negocio, y aunque después de tantos años de amistad casi lo parezca, no son hermanos. "Nos complementamos muy bien, uno pone el sentido y el otro la sensibilidad", bromean.
Se conocieron cuando tenían 10 años en una noche de San Juan, "éramos de pandillas diferentes pero desde que coincidimos nos volvimos inseparables". Un par de años después ya estaban haciendo sus primeros pinitos en el mundo de la hostelería: "Comprábamos Coca-Colas y cervezas en el supermercado y las vendíamos por la playa para sacarnos unas pesetas".
Fueron de las últimas generaciones a las que les tocó hacer la mili. "Al tener el mismo apellido nos pusieron juntos. Enseguida se dieron cuenta que tenían que separarnos porque nos portábamos mal", cuentan entre risas. A Paco lo destinaron a Ferrol y a Javier a León. Al regreso de la experiencia en la mili se decidieron a montar su primer local en Os Mallos y desde allí dieron el salto a El Rompeolas.
Pasión futbolera
"Fue un golpe de suerte, porque estamos en un lugar privilegiado. Nos enteramos de que se traspasaba el local por un amigo común y no tuvimos que convencerlos para que nos aceptaran", cuentan. A solo unos pasos del estadio, en El Rompeolas se viven al máximo los partidos del Dépor. Es un clásico para las previas de cada partido que se juega en el estadio de Riazor.
"Como los dos somos futboleros, creamos el ambiente", dicen Paco y Javier. Jugaron juntos desde la adolescencia, "si el equipo no fichaba a uno, tampoco fichaba al otro". Y aún lo siguen haciendo a día de hoy en el equipo de veteranos La Cervera, aunque según reconoce Javier "el vestuario apesta a Reflex, ya estamos mayores", pero la pasión por el fútbol no cambia.
El Rompeolas es "su vida"
Hace unos meses se lanzaron a renovar un local a unos metros para reubicar el otro negocio del dúo Veiga, A pulpeira Rompeolas. ¿Habrá más? "No, no, ya nos plantamos, llegamos a tener más de 30 empleados y tres locales. Con dos locales que tenemos ahora estamos bien, podemos librar dos días", dice Javier.
Anuncian que pronto le llegará el turno a renovar El Rompeolas, el clásico. "Hicimos una gran reforma hace 12 años y ya estamos pensando en fecha para hacer otra renovación y adaptarlo a los nuevos tiempos", comentan.
Lo que no va a cambiar es que aquí llaman a los clientes por su nombre y nunca falta pincho de tortilla con cada consumición. "La constancia y el trato es nuestro fuerte, también la agilidad con la que atendemos, eso es lo que creo que valoran los clientes", explica Paco.
Siempre están al pie del cañón: platos combinados, menú del día y bocadillos, ya sea para bajar a la playa, reponerse tras un concierto o celebrar una victoria en Riazor.
