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El New York Times se fija en los eólicos marinos de Ferrol (A Coruña)

Las empresas estudian la producción de energía eólica como "arma" contra el cambio climático
New York Times
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La nueva arma contra el cambio climático podría flotar. Así es como Stanley Reed titula su artículo en New York Times (A New Weapon Against Climate Change May Float) sobre un molino de viento que esperaba en el puerto ferrolano a ser instalado en la costa portuguesa desde finales de mayo. El objetivo de este artilugio, según apunta el comunicador, es producir energía eólica lejos de tierra, aunque los parques eólicos marinos tadavía se construyen en zonas poco profundas para poder asentar las turbinas sobre soportes en el fondo del mar.

El artículo explica que la energía eólica ha aumentado considerablemente en las tres últimas décadas a medida que las turbinas han aumentado en potencia y tamaño, reduciendo costes. Analistas de la Agencia Internacional de Energía, continúa el texto, estimaron que si este tipo de tecnología fuese adoptada de forma amplia sería posible suministrar el equivalente a once veces la demanda mundial de energía eléctrica. "La generación de electricidad es tanto una fuente de emisiones como un medio potencial para reducirlas", explica el periodista, en referencia a que es preciso alimentar todo con energía limpia.

Precisamente, la producción de energía mediante los eólicos resulta atractiva para los inversores porque es rentable y contribuye a la batalla contra el cambio climático. Actualmente, son muchas las presiones que las empresas reciben para cambiar sus actividades productivas del petróleo y el gas, que generan emisiones, a la eólica.

El parque eólico

El parque eólico situado "al norte de Portugal", tal y como recoge el artículo, utiliza algunas de las turbinas más grandes suministradas por una empresa conjunta de Dinamarca y Japón. Las tres plataformas que forman parte de este proyecto de WindFloat podrían generar eletricidad para una ciudad de 60.000 habitantes, cerca de los 66.000 de Ferrol, donde son construidas.

Las dos plataformas que la empresa tenía están conectadas a la red portuguesa y "ganan dinero", según el periodista. La colocación de la tercera se retrasó hasta mayo por diversos factores, como la aparición del coronavirus, pero ya forma parte del parque eólico situado a 20 kilómetros de Viana do Castelo.

Las empresas estudian cómo producir energía en aguas más profundas al mismo tiempo que reducen costes sin interferir en la actividad pesquera.

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