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El monte Siradella: el escenario del crimen que dio lugar al famoso apodo de los grovenses

Existen un gran número de referencias escritas a esta leyenda, una de las más importantes es O señor feudal ou quen matou ó Meco de Francisco Franco Calvete en la década de los años 20
Mirador A Siradella
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Cuenta la leyenda que en el pueblo de O Grove, allá por el siglo XV o XVI,  vivía Juan de la Meca, un cura más conocido por todos como el “Meco”. Libertino y déspota, el religioso no dudaba en atribuirse y abusar del derecho de pernada en toda la villa. Este privilegio permitía a los señores feudales pasar la noche de bodas y mantener relaciones sexuales con la mujer de sus vasallos. 

En adelante, la historia difiere un poco, en algún lado puede leerse como un día, tras perder una partida de cartas con un joven muy apreciado en el pueblo y al verse humillado, el hombre le soltó sin miramientos: “Alégrate hoy que ya me alegraré yo mañana con tu amada”. Al escuchar esas palabras, y en un arrebato de locura, el joven enamorado asesinó al cura.  

En otras versiones el joven fue ayudado por los vecinos, y en la recogida por el Padre Sarmiento (Viaje a Galicia, 1745), fueron un grupo de mujeres las que decidieron tomarse la justicia por su mano. El caso es que el Meco, en todas sus variantes, terminó colgado en una higuera en el punto más alto de la localidad, el monte Siradella.  

El lugar en cuestión no fue escogido al azar. A la entrada de O Grove, la “Figueira do Meco” servía de aviso para los siguientes visitantes, señores feudales o forasteros, que pretendiesen seguir los pasos del eclesiástico y abusar de sus gentes. Poco después, cuando la justicia llegó al lugar del crimen en busca de un culpable, a la pregunta del enjuiciador: ¿Quién mató al Meco? Todos a una respondieron: ¡Al Meco lo matamos todos!

Así, sin pruebas ni culpables, el crimen nunca llegó a esclarecerse. Mito o realidad, los grovenses pasaron a adoptar entonces el apodo de los “mecos” en honor a aquella hazaña que los dejó libres.  

Un mirador 360º

Hoy en día, en el lugar de los hechos nos encontramos con el mirador de Siradella.  Este ofrece una amplia y espectacular panorámica, que abarca el complejo Intermareal Umia-O Grove, algunas de las islas que componen el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, Cíes y Ons, la ría de Arousa y el istmo de A Lanzada, delimitado por los humedales del O Bao y la conocida playa de A Lanzada. 

Aves en el complejo intermareal. Visitosalnes.com

La llegada a la cima viene indicada por una enorme mole de piedra. Justo al lado se encuentra el Centro de Interpretación de la Naturaleza. Esta zona cuenta con un increíble ecosistema, en la que destaca también su gran riqueza faunística, siendo un importante enclave para las aves. 

Este punto es también el inicio de la conocida Ruta dos Lagarteiros, de poco más de 2 kilómetros. El peculiar nombre se le atribuye por un ave de rapiña muy común en esta zona, el cernícalo. 

El árbol centenario

“A figueira do Meco” aún pervive en Siradella, crece en una grieta en una de las laderas del monte. La leyenda popular menciona que los frutos de este emblemático árbol siempre serán de color rojo ya que "llevan la sangre del meco". 

Lo que no especifica es si su descendencia clonada continuará con la fábula. Y es que en el año 2017 se puso en marcha este proyecto, iniciado por la comunidad de montes San Martiño, para garantizar su continuidad en el tiempo. Los ejemplares idénticos se repartieron por la zona, uno en el mismo monte y otros dos en la plaza de O Corgo, como testigos del patrimonio cultural que representan. 

Figueira do Meco. Slideshare.net
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